La pregunta que se hacen siempre los servicios oficiales ante un desafío de esta magnitud es ¿cómo detectar y erradicar una cuarentena? La detección precoz de los primeros focos en un territorio y en los primeros momentos de su manifestación es siempre crucial para la conseguir una erradicación eficaz. En este artículo se analizan estos y otros aspectos de las enfermedades de cuarentena de los frutales de hueso.
Jaume Almacellas Gort. Servicio de Sanidad Vegetal. DARP. Generalitat de Cataluña.
Suele suceder que la detección de un primer foco no es siempre la primera introducción o bien que aun siendo la primera de las infecciones, ésta llevaba cierto tiempo, por lo que es muy probable una cierta dispersión en el territorio. Ejemplo de ello puede ser la detección de X. fastidiosa en la comunidad autónoma balear o en Córcega (Francia).
Una vez señalado el primer foco e iniciadas las prospecciones, la sucesión de nuevos focos ha sido una pauta muy habitual, habiéndose concluido que se habían producido diversas introducciones en tiempos anteriores, las cuales no llegaron a ser detectadas. Con el tiempo suficiente sin ser detectadas, las primeras introducciones se dispersaron por todo el territorio de forma que ha hecho imposible la erradicación del organismo.
Por tanto volvemos a la pregunta inicial de este punto, ¿cómo detectar una cuarentena? La respuesta más evidente y lógica es que la detección ideal es la del primer foco y producida poco tiempo después de su introducción. Los problemas vienen cuando se cuantifica la magnitud del esfuerzo de detección para que esta situación ideal anterior sea posible.
De hecho, cuando se hacen los cálculos de medios humanos, materiales y tiempos, la conclusión suele ser que este esfuerzo es inalcanzable para las Administraciones públicas de un territorio cuya responsabilidad es la detección. La detección depende de las capacidades de inspección y muestreo, es decir, de la cantidad de muestras que se deben extraer para una probabilidad de error. Cuanto más bajo es el error impuesto o más elevada la capacidad de detección, más importantes han de ser los medios utilizados.
De la reflexión anterior se deduce que debe existir un equilibrio entre una capacidad de detección razonable y la implementación de medios necesarios que pueda soportar la Administración. Estamos hablando evidentemente de inversión económica en personal de prospección, medios eficientes para su ejecución y unas buenas y suficientes herramientas de análisis de nuestras.
Una vez confirmado de forma consistente el diagnóstico del organismo de cuarentena, se desencadenan los procesos de erradicación, aunque previamente se debe proceder a cuantificar la magnitud de la detección o foco, para medir y gestionar adecuadamente la destrucción de los huéspedes infectados y los susceptibles al organismo de su alrededor. Todo ello también requiere de los medios adecuados que a menudo suelen ser cuantiosos.
Vigilancia y detección
La organización de la vigilancia es similar para todas las cuarentenas en cuanto a los mecanismos utilizados, pero diferente en cuanto a los objetivos de vigilancia, ya que depende en gran manera de los huéspedes potenciales de cada organismo. De esta forma, para X. fastidiosa es una tarea más amplia que por ejemplo para mancha bacteriana o Sharka.
En la primera se debe tener en cuenta un rango de huéspedes que requiere mayor conocimiento de todos ellos por parte de los inspectores. Si los huéspedes pueden ser además como es el caso, ornamentales, cultivados o incluso especies silvestres, las tareas de detección se amplían, los medios necesarios deben ser mayores y la formación de los inspectores más elevada. En el segundo y tercer caso los esfuerzos se pueden concentrar fundamentalmente en las plantaciones, de ahí que la vigilancia sea más sencilla, aunque dependerá de las superficies plantadas y de su dispersión en el territorio.
En los procesos de vigilancia se debe decidir si es necesario recoger solamente muestras con síntomas o si también son necesarias muestras asintomáticas. Hoy en día, los medios de análisis en los laboratorios son muy potentes y estos organismos patógenos pueden y son frecuentemente analizados por técnicas moleculares, para detección del ADN o el ARN, con una sensibilidad tan elevada que son capaces de detectar unos pocos individuos microbianos en una muestra vegetal.
Estas técnicas son también adecuadas para la detección de patógenos en muestras asintomáticas, así que en caso de detección positiva representa que se ha encontrado el organismo antes incluso de que desarrolle síntomas como resultado de un proceso de infección. Debemos confesar que las técnicas moleculares están disponibles para algunos de los patógenos del cuadro I, entre los cuales se encuetran los más importantes, pero no para todos ellos. Las técnicas alternativas son menos sensibles y por lo tanto pueden escaparse positivos en los análisis.
Hemos de hacer una última precisión en este apartado sobre las capacidades de prospección. Estamos hablando normalmente de la inspección y detección para un solo organismo, pero los servicios de sanidad vegetal tienen la obligación de detectar todas las cuarentenas potenciales de sus vegetales y territorio. En nuestro caso esta labor debe aplicarse a los dieciséis organismos del cuadro I si solamente pensamos en frutales de hueso o a los aproximadamente 270 organismos de la Directiva 2000/29/CE. Podemos concluir que la tarea no debe ser fácil ni sencilla.
Diagnóstico y confirmación del patógeno
El análisis de las muestras suele realizarse en laboratorio, aunque actualmente se están desarrollando algunas herramientas para el análisis in situ, en el mismo lugar de la extracción de la muestra. La técnica denominada LAMP es una técnica molecular, con una sensibilidad parecida a las técnicas equivalentes de laboratorio, y con una inversión poco costosa. Solamente se debe implementar el método de análisis para cada organismo.
Las comunidades autónomas disponen o deben disponer de laboratorios adecuados para el procesamiento de las muestras de inspección. Las técnicas de análisis disponibles en los laboratorios son variables y abarcan desde las clásicas microbiológicas con identificaciones morfológicas mediante instrumentos ópticos (microscopio estereoscópico, microscopio de luz transmitida u otros), a otras como las inmunológicas (diferentes tipos de Elisa fundamentalmente) o las mencionadas moleculares, entre las cuales podemos mencionar las PCR a punto final, PCR a tiempo real y la secuenciación mediante amplificación previa por PCR.
Estas técnicas se han mencionado en orden de menos a más sensibilidad o capacidad de detección.
Existen otras técnicas que pueden ser utilizadas como la detección del perfil de ácidos grasos para bacterias mediante cromatografía-MIS, la detección de moléculas proteicas del organismo por MALDI-TOF o la hibridación molecular mediante sondas o polisondas, a medio camino entre una técnica Elisa y una PCR en cuanto a sencillez y sensibilidad. Mostramos en el cuadro II las técnicas disponibles normalmente para organismos de frutales de hueso según los protocolos EPPO seguidos por los laboratorios de sanidad vegetal. Existe también la posibilidad de realizar inoculaciones como test EPPO válido, si bien muchos laboratorios no disponen de las instalaciones adecuadas.
En el cuadro II se puede observar que existen tests de diagnóstico disponibles para ser aplicados en los laboratorios de sanidad vegetal, pero no para todos los organismos citados. En algún caso solamente están validadas las inoculaciones pero tienen el inconveniente de que pueden comportar tiempos excesivos para las necesidades de un diagnóstico rápido. En otras ocasiones, los test más utilizados aún no están validados por la EPPO, como sucede para algunos fitoplasmas y el virus de la Sharka, si bien son utilizados de forma rutinaria por los laboratorios de sanidad vegetal.
Respecto al laboratorio, solamente comentar que debe ser capaz de analizar en tiempo adecuado y razonable las muestras procedentes de inspección, y ser lo suficientemente ágil para una vez detectado un organismo, comunicar con agilidad esta detección para proceder a las actuaciones de erradicación. Estos requisitos comportan dos dimensionamientos: 1) de personal y medios adecuados hasta la detección de la primera cuarentena y 2) de personal y medios adecuados para gestionar el incremento importante de muestras procedentes del o de los focos detectados y de las zonas de seguridad diseñadas alrededor de estos.
Erradicación y/o contención
Una vez detectado un organismo fitopatógeno de cuarentena en un territorio, se desencadenan las tareas de erradicación. Hemos comentado en el punto anterior que inmediatamente después de la detección procede saber la magnitud y el alcance del foco detectado, es decir, si hay más huéspedes infectados como el primero o bien otros huéspedes o especies que sean susceptibles del patógeno y que puedan también tener el patógeno.
Para ello, todas las cuarentenas deben o deberían tener lo que se llama foco, zona infectada o zona de erradicación y una zona tampón o de seguridad alrededor del punto de detección que serán variables en función del patógeno y de su evaluación del riesgo. Pues bien, si pensamos en el caso más conocido en frutales leñosos como es el del fuego bacteriano (E. amylovora), la zona de erradicación ha sido normalmente de 10 m y la zona tampón de 1 km de radio alrededor del punto de detección.
Estas medidas han supuesto esfuerzos muy importantes de prospección y erradicación de los servicios públicos, no siempre fáciles puesto que dependían de la dinámica de aparición de nuevos focos. En algunos casos, el proceso de erradicación no ha sido posible desde el principio debido al número de focos encontrados. En el ejemplo de X. fastidiosa, nos encontramos con que la zona de erradicación pasa a ser de 100 m alrededor del punto de detección, y la zona de seguridad a 10 km.
En la Decisión de 19 de octubre de 2017 del Comité permanente sobre plantas, animales, alimentos y piensos (Scopaff, Standing Committee on Plants, Animals, Food and Feed), de la Comisión Europea, se ha decidido, entre otras medidas reducir, el radio de la zona tampón a 5 km. Todo ello supone que la magnitud del esfuerzo de erradicación es 100 veces mayor que para fuego bacteriano o 50 a partir de ahora.
Es la situación que se han encontrado en Baleares y Alicante con la detección de este organismo. En Baleares, debido al número de focos detectados, 457 a 14 de diciembre de 2017, después de la detección del primer foco el 16 de octubre de 2016, ya no es posible la erradicación. En Alicante, después de la confirmación del primer foco el 29 de junio de 2017, actualmente se contabilizan oficialmente 4 focos detectados y en proceso de erradicación.
El proceso de inspección de los focos para X. fastidiosa supone un esfuerzo de medios enorme, puesto que además de tener que destruir todos los huéspedes susceptibles del patógeno en el foco, se deben tomar muestras en cuadrículas de 100 x 100 m en la zona tampón, lo que supone para X. fastidiosa unas 63.000 muestras que deben ser recogidas y analizadas o 31.400 según la modificación de 19 de octubre. Y todo esto solamente para un solo foco detectado.
El caso de Plum pox virus (Sharka) y del resto de organismos del cuadro I es diferente al de X. fastidiosa, puesto que la Unión Europea no tiene establecidas medidas de emergencia para los Estados miembros y por ello los procesos de erradicación se deben adoptar según criterio de estos. De ahí que las medidas adoptadas para Sharka son muy diferentes según el Estado miembro de qué se trate. Unos han optado por la convivencia y otros por la destrucción de plantas infectadas detectadas visualmente, lo cual no ha sido eficaz para erradicar el virus y ha provocado una expansión imparable en la mayoría del territorio de la UE (figura 1).
La eficacia y la rapidez de transmisión del virus de unos árboles a otros, requiere anticiparse a este proceso, por lo que se deberían detectar los árboles infectados aún sin mostrar síntomas. Esto precisa de la extracción individual de muestras y análisis por técnicas moleculares para detectar concentraciones bajas o muy bajas del virus en la planta. Sin embargo, estos esfuerzos han de contemplar también la destrucción de todos los árboles detectados positivos, lo que supone un inconveniente para el agricultor que debe eliminar árboles productivos y sin observar síntomas.
La estrategia debe ir acompañada de un plan de indemnizaciones para conseguir la colaboración y la complicidad de todos los actores, principalmente los propietarios de las plantaciones. El éxito de la erradicación radica en la diferencia de si se va por delante de la enfermedad o no. Esta estrategia se ha seguido en algunas zonas donde el virus estaba establecido y ha supuesto un éxito de erradicación, como en Ontario, en Canadá. En cambio, en otras zonas como Europa, donde se ha optado por la convivencia o por una destrucción solamente ante síntomas, la erradicación ha sido imposible.
Viveros
En cualquiera de las cuarentenas, tenga o no la Unión Europea establecidas medidas de emergencia para los Estados miembros, la obligación de que el material vegetal de plantación o siembra esté libre de los organismos es muy estricta. Debido a ello, todos los servicios oficiales establecen planes de inspección in situ de este material.
La detección de un organismo de la lista supone la inmovilización inmediata del lote o lotes afectados o incluso de todas las especies susceptibles según sea la magnitud de la detección. Ello puede representar un perjuicio enorme para la empresa, puesto que no tiene derecho a indemnización.
La detección de una cuarentena en material de multiplicación supone que si no se ponen medidas, el material se comercializa y el organismo implicado se dispersa fácilmente y con efectividad, generando nuevos focos una vez establecido en el lugar de destino. Debido a ello la inspección anual de semillas y material de vivero es una obligación que deben atender servicios oficiales y empresas comercializadoras, para intentar conseguir cortar cualquier posibilidad de continuidad en el ciclo del organismo.
Por otra parte, las empresas comercializadoras de material de multiplicación pueden establecer sus parcelas en zonas denominadas tampón. En estas zonas se garantiza mediante protocolos de autoinspección y análisis y con la supervisión de los servicios oficiales, que el material vegetal producido está libre de los organismos para los que la zona tampón fue establecida.
Indemnizaciones
Las indemnizaciones son uno de los puntos críticos de la erradicación de una cuarentena. Si estas no existen, es muy difícil conseguir la colaboración de todos los actores, agricultores, técnicos, empresarios, etc., para una correcta vigilancia y una detección temprana. Si una detección casual por un particular no se comunica a los servicios oficiales, la efectividad de las medidas que se puedan adoptar posteriormente se ve comprometida.
Si las indemnizaciones son insuficientes y no compensan los costos de iniciar una nueva producción desde cero, tampoco habrá suficiente complicidad. Por todo ello, si se persigue una erradicación eficaz en la forma y en el tiempo, se deben establecer indemnizaciones justas, que al menos compensen las cosechas a destruir, el arranque y destrucción y los costos de formación de los frutales, además de los las instalaciones de riego, tutores, etc. que se hayan instalado.
En especies de cultivos leñosos, como los frutales de hueso, las indemnizaciones son más cuantiosas que para otros cultivos. Las diferentes Administraciones deben prever unos presupuestos adecuados para las primeras detecciones y diseñar planes económicos para diferentes situaciones que se puedan producir.
Se debe siempre valorar el costo de los daños económicos que puede causar el organismo y hasta qué límite deben proponerse indemnizaciones para no superar este daño económico.
Sin embargo, existen otros costos indirectos, como los ambientales, los paisajísticos, los sociales o, si cabe, los turísticos, cuando las especies vegetales afectadas estén ubicadas en zonas con este tipo de actividad, que se deben valorar como impacto de una cuarentena en un territorio.
Difusión y divulgación de las actuaciones
Los expertos en estos temas coinciden en que ante la detección de una cuarentena son fundamentales en todo plan de erradicación unas adecuadas indemnizaciones y un buen plan de comunicación.
En muchas ocasiones se ha fallado por esconder o no informar adecuadamente a todas las personas implicadas. Lo cierto es que siempre es necesaria una confidencialidad, puesto que las detecciones afectan a personas y empresas, pero también es necesaria la colaboración activa de todos los posibles actores, incluso la complicidad de la sociedad en general, puesto que en algunos casos, como ha sucedido para X. fastidiosa en las detecciones europeas, se han generado polémicas innecesarias que a su vez han provocado que las soluciones pasen de ser sencillas a muy complejas o incluso prácticamente inviables.
Las Administraciones públicas harían bien en valorar siempre el equilibrio adecuado de ambas necesidades.