En la actualidad, la estrategia de control de enfermedades que se aplica en periodos próximos a la cosecha y en postcosecha, está estrictamente dirigida para el control de Monilinia spp., lo que ha implicado el descuido de otras enfermedades, que inicialmente eran minoritarias, pero que con el tiempo, han incrementado su presencia aumentando las pérdidas de producción y por tanto, también las pérdidas económicas. En este caso hablamos de hongos del grupo de los mucorales, siendo Rhizopus spp. el más importante en nuestra zona de producción.
Carla Casals, Neus Teixidó, Rosario Torres y Josep Usall.
IRTA, Postcollita-XaRTA. Parc Científic i Tecnològic Agroalimentari de Lleida.
La podredumbre marrón causada por Monilinia spp. (M. laxa, M. fructigena y M. fructicola) es la principal enfermedad que afecta la fruta de hueso en Cataluña, así como en el resto de países europeos y en otros muchos del resto del mundo.
Monilinia spp. es un hongo que infecta en campo, en diferentes momentos del ciclo fenológico del cultivo y los síntomas no empiezan a evidenciarse hasta fechas próximas a la cosecha, que es cuando el fruto alcanza la madurez, y es durante el período de postcosecha, cuando esta enfermedad causa las pérdidas económicas. En años de climatología favorable para la infección, las pérdidas en postcosecha pueden ser elevadas, superiores al 80% (Larena y col., 2005).
En los últimos años, el grupo de patología postcosecha del IRTA, en colaboración con el INIA, ha profundizado en el conocimiento de la epidemiologia de esta enfermedad, tanto en campo (Gell y col., 2009; Villarino y col., 2010; Villarino y col., 2012; Casals y col., 2015) como en postcosecha (Bernat y col., 2017a y b). Esto ha permitido conocer mejor la enfermedad y el desarrollo de estrategias y herramientas para su control como ha sido el desarrollo y validación de un modelo para su predicción.
Cambio de tendencia
Rhizopus spp. está descrito como otro de los hongos que afectan a la fruta de hueso (Ogawa, 1995) y que en nuestra zona productiva, durante los últimos años ha aumentado su incidencia sobre fruta, tanto en campo ubicada en el árbol o en el suelo, así como en postcosecha durante toda la cadena de conservación y comercialización de la fruta.
En la figura 1 se puede observar la incidencia de frutos afectados por Monilinia spp. y Rhizopus spp. en postcosecha de fruta de hueso procedente de un total de 29 campos de distintas variedades clasificadas según la fecha de cosecha (variedades tempranas, variedades de media estación y variedades tardías), y evaluadas durante un histórico de tres años (2015-2017).
En los resultados recopilados, se confirma que Monilinia spp. sigue siendo el principal patógeno que afecta a la fruta de hueso en nuestra zona de producción. Así, el promedio de la incidencia de frutos afectados por Monilinia spp. durante los tres años de evaluación ha sido del 2,8%, superior, en comparación de los frutos afectados por Rhizopus spp., 1,5%.
Además, para el caso de Monilinia spp. se observa, claramente, que en todos los años de evaluación, conforme avanza la estación, la incidencia de frutos afectados aumenta, siendo los rangos de incidencia para variedades tempranas, de media estación y tardías de 0,4-2,3%, 1,2-6,8% y 5-15%, respectivamente (figura 1).
Se conoce que el riesgo de infección por Monilinia spp. está directamente relacionado con las condiciones climatológicas de la campaña, donde períodos de humectación largos y temperaturas suaves de 15-20oC son condiciones óptimas para la infección, que son las que se dan con más frecuencia para las variedades tardías, justificando la mayor incidencia de enfermedad observada.
Para el caso de Rhizopus, no se observa ninguna relación entre la incidencia de frutos afectados y la fecha de recolección. Se ha observado que en algunas ocasiones puede llegar a representar pérdidas superiores a las de Monilinia spp., como es ejemplo de los campos de variedades de media estación del año 2016, con un valor promedio del 7% de frutos infectados.
Aun no se conoce su epidemiologia por lo que, en la situación actual, no se puede asociar su presencia a ningún factor abiótico. Aun así, las pérdidas causadas por Rhizopus, están presentes en nuestro sector, y en los últimos años el sector de la fruta de hueso se ha concienciado de su problemática, así como de la preocupación por su control.
Para el control de las enfermedades fúngicas, principalmente se aplican pesticidas, para los que existe una legislación muy estricta donde los usuarios de estos productos deben de cumplir una serie de requisitos, entre otros, realizar un control integrado de las plagas, disponer de asesores de los cultivos de la fruta, así como formación de los productores.
Además, para todos los fitosanitarios autorizados, existe un Límite Máximo de Residuos (LMR) establecido por la European Food Safety Authority (EFSA) y armonizados para todos los países de la UE. Aparte de la legislación vigente, existen unas restricciones impuestas por algunas cadenas de distribución de la fruta, que limitan el número de residuos detectados así como su nivel, situándolo por debajo del LMR. Todo ello ha implicado que las estrategias de control de enfermedades en períodos próximos a la cosecha limiten el uso del número de materias activas utilizadas.
Con ello, se ha reducido el espectro de acción de las estrategias, disminuyendo la probabilidad de que sean efectivas para el control de Rhizopus spp. Además, cabe indicar que la información sobre la efectividad en el control de Rhizopus spp. de los fungicidas habitualmente utilizados para el control de Monilinia spp. es muy limitada, lo que hace aún más difícil diseñar estrategias de control efectivas para ambos patógenos, Monilinia spp. y Rhizopus spp.
¿Qué conocemos de Rhizopus spp.?
Rhizopus spp. es un hongo filamentoso con una elevada capacidad saprofítica que sobrevive en los campos de frutales o sobre cualquier resto orgánico en la propia central frutícola. Aunque los síntomas pueden aparecer en el campo, su desarrollo es mayoritariamente en postcosecha. Sus conidios se dispersan en el campo por el viento o a causa de lluvia salpicada sobre frutos, desplazándose, así, en la fruta sana del primer tercio del árbol, e infectándola. En la central se puede dispersar por el aire o por el agua de tratamiento.
Rhizopus spp. infecta fruta sana, principalmente, en los tejidos con heridas recientes o microheridas, así como en zonas del fruto donde se han producido golpes durante la cosecha o la manipulación de la fruta. No obstante, recientemente, se ha demostrado que es capaz de penetrar en frutos con ausencia de heridas, si dispone de una fuente de nutrientes (Baggio y col., 2016).
La morfología de la podredumbre causada por Rhizopus spp. en fruta de hueso es marrón y se extiende rápidamente en todo el fruto, causando la descomposición interna del mismo y consecuentemente una exudación líquida, que es la que contiene las enzimas que contribuirán a infectar los frutos sanos en contacto, causando así el efecto nido típico de Rhizopus spp. Seguidamente, se forma una masa filamentosa blanca coronada por los esporangios globulares de color negro, completamente visibles por el ojo humano.
Actualmente, a diferencia de Monilinia spp., para Rhizopus spp. no se dispone de información en relación a su epidemiologia en nuestra zona productora y se dispone de poca información de las relaciones entre temperatura, horas de humectación y tiempo necesarias para que infecte en campo, en función del estado fenológico de la fruta, así como las condiciones que favorecen su desarrollo una vez se ha producido la infección.
No obstante, se conoce que, las conidias pueden permanecer viables en los embalajes utilizados para la cosecha favoreciendo la infección de más frutos, lo que indica la importancia de desinfectarlos debidamente. Otro punto crítico de infección es en la central hortofrutícola, concretamente, en el vaciado de la fruta en la balsa del agua, la que deberá ser desinfectada, para también evitar nuevas infecciones.
Finalmente, durante la postcosecha de la fruta se pueden dar las condiciones, principalmente de temperatura, que favorezcan el desarrollo del hongo. En este sentido, la mayoría de estudios indican que Rhizopus spp. puede crecer desde 4,5-5oC hasta 37oC, no obstante, en base a nuestra experiencia, conocemos que Rhizopus spp. es capaz de desarrollarse en la fruta a 0oC siendo la temperatura óptima 20-21oC (Michailides y Spotts, 1990).
Necesidades futuras
Rhizopus spp. es un hongo que actualmente causa pérdidas de producción en fruta de hueso, pero para su control existen pocos productos registrados y con poca información sobre su efectividad. Además, no se dispone de información relacionada con su epidemiologia en campo, desconociendo la capacidad de las conidias para hibernar, y en qué órganos, así como las condiciones abióticas requeridas para causar infección en los frutos sanos.
Este contexto de desconocimiento de la enfermedad no permite diseñar estrategias de control efectivas. Por ello, existe la necesidad de dirigir esfuerzos para profundizar en el conocimiento de este patógeno, y proveer herramientas para diseñar estrategias de control.
Diversas empresas productoras de fruta de hueso de Cataluña, que comparten el interés común de mejorar el conocimiento sobre esta enfermedad, han solicitado un Grupo Operativo financiado por la Generalitat de Cataluña conjuntamente con fondos Feader (UE).
Con los resultados obtenidos se espera disponer de suficiente información para poder abordar esta enfermedad de forma efectiva, produciendo fruta competitiva en los mercados más exigentes, tanto en calidad como en presencia de residuos.