Una de las tendencias actuales en el ámbito de la olivicultura va en la línea de recuperar variedades de olivo autóctonas para impulsar su cultivo y preservar las propiedades organolépticas de los aceites tradicionales. La producción de algunas de estas variedades en vivero es complicada y por ello a menudo es difícil disponer de plantas para establecer plantaciones. Las distintas variedades de olivo tienen una gran variabilidad genética y respuestas diferentes en el porcentaje de enraizamiento y en el establecimiento posterior de la planta. En este trabajo se ha estudiado el efecto de las micorrizas en el establecimiento de Argudell, una variedad de olivo autóctona, y se han recuperado los hongos formadores de micorrizas presentes en las zonas de cultivo de olivos tradicionales como la variedad Salar de Arbúcies.
Amelia Camprubi y Cinta Calvet. IRTA, Protección Vegetal Sostenible.
Cabrils (Barcelona).
El olivo (Olea europea L.) es una de las plantas cultivadas más importantes de la zona mediterránea. Una de las principales variedades cultivadas en Cataluña es la variedad Arbequina que presenta una alta capacidad de enraizamiento y un buen comportamiento agronómico. Estas características han propiciado que sea también la principal variedad que comercializan los viveros mientras que otras variedades propias de la zona, que serían interesantes por las características organolépticas de sus aceites, no sean comercialmente viables debido al bajo éxito de enraizamiento.
Existe un renovado interés por conseguir cultivos con plantas de estas variedades autóctonas de olivo y es por este motivo que se ha estudiado la viabilidad de utilizar micorrizas arbusculares a nivel de vivero y se ha llevado a cabo un proceso de recuperación de aislados de hongos formadores de micorrizas asociados a las raíces de estas variedades tradicionales.
Características de las micorrizas arbusculares
Los hongos formadores de micorrizas arbusculares son un recurso natural que está presente en la mayoría de ecosistemas naturales. Se trata de la simbiosis que se forma entre las raíces de las plantas y determinados hongos del suelo. En esta asociación, los dos organismos simbiontes se benefician de la relación. El hongo proporciona a la planta nutrientes minerales y agua que extrae del suelo y la planta por su parte suministra al hongo hidratos de carbono procedentes de la fotosíntesis. De esta manera los principales efectos que tiene la presencia de micorrizas en las raíces de las plantas son el incremento en la captación de nutrientes y de agua, lo que se traduce en un mejor crecimiento y desarrollo de las plantas, sobre todo en suelos con baja disponibilidad de nutrientes.
Este beneficio es evidente cuando se consideran elementos con poca movilidad en el suelo como pueden ser el P, el Zn o el Cu. El establecimiento de la simbiosis induce también modificaciones de los exudados radicales que producen cambios en las poblaciones microbianas de la rizosfera, mejorando la captación de elementos como el Fe que son insolubles en suelos calcáreos, de pH elevado.
La presencia de micorrizas en las raíces de las plantas también puede incrementar la resistencia a situaciones de estrés de origen biótico o abiótico, mejorando la supervivencia en el transplante a campo. La simbiosis puede mejorar la calidad del sistema radical incrementando el porcentaje de supervivencia de plantas jóvenes transplantadas a campo, como resultado indirecto de una mejor nutrición. También se ha visto la inducción en las plantas micorrizadas de unas proteínas celulares específicas, las acuaporinas, que intervienen en el transporte del agua y se ha observado que la simbiosis puede mejorar la conductividad hidráulica en las raíces lo que permite a la planta utilizar el agua de una manera más eficiente.
El nivel de respuesta a la micorrizazión depende tanto del genotipo del olivo como del hongo micorrícico utilizado. Esto indica la importancia de un adecuado proceso de selección dirigido a escoger el inóculo más efectivo para una determinada variedad.
La causa principal de los efectos de las micorrizas es la expansión del micelio externo del hongo por el suelo rizosférico permitiendo la captación de agua y nutrientes más allá de la zona de agotamiento que se crea alrededor de las raíces, por la propia absorción de la planta. Esta expansión del micelio además incrementa la capacidad de agregación de las partículas y tiene un efecto positivo sobre la estructura del suelo.
Micorrizas arbusculares en plantas de olivo
En condiciones naturales las raíces de los olivos se encuentran micorrizadas y se considera que el hongo y la planta han evolucionado conjuntamente para ser más eficientes.
A pesar de que el efecto positivo de las micorrizas arbusculares en el crecimiento de diferentes variedades de olivo se ha descrito tanto a nivel de campo como de vivero, no existe una respuesta generalizada. Se ha observado que distintos cultivares presentan distintas respuestas a la micorrización con el mismo hongo arbuscular, siendo algunos cultivares más dependientes que otros. De la misma forma se ha visto que un mismo cultivar puede responder de manera diferente a distintos hongos formadores de micorrizas arbusculares. También se han encontrado diferencias de colonización en las raíces según la variedad evaluada. Así pues, el nivel de respuesta a la micorrizazión depende tanto del genotipo del olivo como del hongo micorrícico utilizado. Esto indica la importancia de un adecuado proceso de selección dirigido a escoger el inóculo más efectivo para una determinada variedad.
Obtención de variedades autóctonas de olivo utilizando micorrizas
El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de la introducción de hongos formadores de micorrizas arbusculares en el proceso de producción viverística (Micofora) para mejorar la obtención de plantas de olivos autóctonos difíciles de producir. Se seleccionó la variedad de olivo Argudell ya que la producción de plantas en vivero es complicada y resulta difícil encontrar plantas disponibles para establecer plantaciones.
La variedad Argudell es una de las más importantes de la provincia de Girona y se cultiva principalmente en la comarca del Empordà. Es una variedad centenaria muy vigorosa, que se adapta a diferentes tipos de suelo, aunque la zona de cultivo se concentra en terrenos de suelos pobres en la zona este de la provincia. Se adapta muy bien a la recogida mecánica con vibrador gracias a su porte recto y a la baja resistencia al desprendimiento de sus frutos. Tiene una perfecta adaptación al medio ya que se caracteriza por un ramaje poco frondoso y con pocas ramificaciones que no obstaculiza el paso del viento que sopla frecuentemente en la zona a través de su copa. Es apreciada por su buen rendimiento en producción y por las características organolépticas de su aceite.
Para evaluar el crecimiento de las plantas de esta variedad de olivo autóctona se seleccionaron dos sustratos: fibra de coco y mezcla de sustratos con fibra de coco, perlita y vermiculita. Las plantas ya enraizadas obtenidas por propagación vegetativa a partir de estaquilla leñosa, se inocularon con el hongo formador de micorrizas arbusculares Rhizophagus irregularis (antes Glomus intraradices) en el momento del transplante a contenedor. Se evaluaron la supervivencia y el crecimiento de las plantas, sometidas o no a la inoculación.
La micorrización, independientemente del sustrato, incrementó la supervivencia de las plantas enraizadas y a los cuatro meses del trasplante las plantas micorrizadas habían triplicado el crecimiento de las plantas control no micorrizadas (foto 1). Durante este periodo el crecimiento relativo por día de las plantas micorrizadas fue de 0,23 cm/día mientras que las plantas control no micorrizadas tuvieron un crecimiento de 0,0075 cm/día. Esta diferencia en desarrollo vegetativo se acentuó tras un año de crecimiento (foto 2) después del trasplante a un suelo arenoso esterilizado de baja fertilidad.
Teniendo en cuenta el tipo de sustrato utilizado, las plantas micorrizadas en fibra de coco y las micorrizadas en la mezcla de sustratos tuvieron un crecimiento relativo similar, mientras que en las plantas control no micorrizadas el crecimiento fue significativamente diferente. El tipo de sustrato resultó ser muy importante para el crecimiento de las plantas, sobre todo cuando no estaban micorrizadas (figura 1).
Recuperación de hongos formadores de micorrizas
Las diferentes variedades autóctonas del Valle de Arbúcies, situado en la provincia de Girona, han sido recientemente caracterizadas a nivel genético y se ha seleccionado la variedad Salar de Arbúcies por ser una variedad productora de aceite de gama alta con un frutado de 6,8 y un alto contenido en ácido oleico, del 77%. Así mismo presenta un agradable color verde a partir de aceitunas maduras (fotos 3).
El proyecto de recuperación de esta variedad pasa por la implantación de olivares en parcelas que actualmente están ocupadas por pinos y por tanto desprovistas de hongos micorrícicos del olivo. Antiguamente, estas parcelas ya habían estado ocupadas por olivos que se sustituyeron por pinares después de las heladas de 1956. Con el objetivo de obtener un buen establecimiento de los plantones en campo, se han estudiado y aislado los hongos formadores de micorrizas a partir de los pocos ejemplares existentes.
Con ese motivo se inició la recuperación de los hongos autóctonos de la rizosfera de las plantas de olivo seleccionadas. Se recogieron cuatro muestras de suelo por árbol, que se mezclaron para conseguir una única muestra. Se determinó el potencial micorrícico del suelo utilizando el método adaptado del número más probable. Este bioensayo muestra la presencia o ausencia de micorrizas en una serie de diluciones. Paralelamente se inició la recuperación de los hongos formadores de micorrizas presentes en el suelo utilizando plantas trampa de puerro. Los hongos formadores de micorrizas son simbiontes obligados lo que significa que no pueden completar su ciclo de vida en ausencia de las raíces de la planta hospedadora. Esto lleva a que el inóculo de estos hongos tenga que producirse necesariamente en asociación con las raíces de una planta hospedadora apropiada, en este caso el puerro.
Una vez comprobada la presencia de micorrizas en las raíces de las plantas de puerro éstas se trasplantaron a dos tipos de sustratos estériles, terragreen y arena de rio pasteurizada. Las plantas se dejaron crecer en condiciones controladas de invernadero hasta completar el ciclo de vida del hongo con la producción de esporas de resistencia en el sustrato de cultivo. Los hongos que se recuperaron pertenecían todos a la familia de las Glomeraceas y con ellos se consiguió producir un inóculo mixto (foto 4).
Los hongos formadores de micorrizas no presentan especificidad en cuanto a las plantas que colonizan pero sí cierta adaptación al medio original en el que se encuentran, por lo que la recuperación de los hongos nativos adaptados a las condiciones edafoclimáticas en las que crecen los olivos se considera un paso importante para su aplicación en vivero.