Es evidente que las granjas de producción animal han experimentado un espectacular avance en las últimas dos décadas como consecuencia, entre otras cosas, de un espectacular incremento de la mecanización. Pero ¿hacia dónde se dirige la mecanización de la ganadería si parece que está todo inventado?
Antonio Callejo. Ingeniero Agrónomo. Dpto. de Producción Agraria – UPM.
Nuestra opinión es que el futuro (en algunos casos, ya presente) es el uso de la alta tecnología aplicada al entorno ganadero. Vivimos en una sociedad urbana, donde una cada vez más pequeña parte de la población debe producir alimentos para la mayor parte de ésta, respondiendo a sus demandas, con seguridad alimentaria, garantizando la sanidad y el bienestar animal y respetando el medio ambiente (pilares básicos del Modelo Europeo de Producción). Y a un precio que el consumidor esté dispuesto a pagar. Parece la cuadratura del círculo, ¿verdad? Para ello, al ganadero no le queda más remedio que ser cada vez más eficiente: producir más con lo mismo, o producir lo mismo con menos. Y en esta eficiencia deben jugar un papel importante cuestiones como la robotización, la informatización, el geoposicionamiento o el uso e interpretación de imágenes o sonidos digitales, entre otras.
Además, el uso de sistemas electrónicos en la producción animal ofrece la ventaja de poder documentar la información relativa a los animales, disponiendo así en todo momento y de forma inmediata de datos actualizados, indispensable en los sistemas de aseguramiento de la calidad.
Vivimos en una sociedad urbana, donde una cada vez más pequeña parte de la población debe producir alimentos para la mayor parte de ésta, respondiendo a sus demandadas, con seguridad alimentaria, garantizando la sanidad y el bienestar animal y respetando el medio ambiente (pilares básicos del Modelo Europeo de Producción). Y a un precio que el consumidor esté dispuesto a pagar. Parece la cuadratura del círculo, ¿verdad?
Para ello, al ganador no le queda más remedio que ser cada vez más eficiente: producir más con lo mismo, o producir lo mismo con menos. Y en esta eficiencia deben jugar un papel cuestiones como la robotización, la informatización, el geoposicionamiento o el uso e interpretación de imágenes o sonidos digitales, entre otras.
Además, el uso de sistemas electrónicos en la producción animal ofrece la ventaja de poder documentar la información relativa a los animales, disponiendo así en todo momento y de forma inmediata de datos actualizados, indispensable en los sistemas de aseguramiento de la calidad.
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Robotización
Cada día es más necesario que determinadas tareas, las más pesadas, las más repetitivas, las que requieren menor cualificación, puedan ser realizadas por máquinas. No sólo por el coste de la mano de obra, sino simplemente por su menor disponibilidad. Ya tenemos ejemplos evidentes de ello como el llamado “robot de ordeño” o los barredores robotizados que acercan la comida a las vacas en el comedero.
Pero es necesario seguir avanzando. Por ejemplo, que un equipo robotizado (ya están disponibles) sea capaz de elaborar las raciones por sí mismo, cogiendo las cantidades exactas de cada ingrediente, llevarla al carro mezclador y luego sea éste el que, de forma completamente automática, se dirija al establo y distribuya la comida preparada (Figura 2), sin intervención de un tractorista como sucede actualmente.
O salas de ordeño robotizadas que solventen la actual limitación de un máximo número de vacas por robot de ordeño, y en donde la mano de obra es sustituida por brazos robotizados.
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Informatización
Las adecuadas condiciones ambientales de los alojamientos de producción intensiva (principalmente avícolas y porcinos) son fundamentales para una mayor eficiencia productiva y mejor bienestar de los animales. Siendo como es la climatología de nuestro país, con grandes diferencias térmicas a lo largo del año e, incluso, en un mismo día, se impone la necesidad de un control riguroso de los mecanismos y dispositivos que se emplean en el control ambiental (calefacción, ventilación, refrigeración), de manera que la temperatura, la humedad, la velocidad del aire y la calidad de éste sean lo más constantes posibles y satisfagan en todo momento las necesidades de los animales alojados. Esto sólo es posible a través de un control informatizado de todos los dispositivos implicados, a partir de la información recibida por múltiples sensores.
El uso de la informática también es indicado para la adecuada gestión de los rebaños, por ejemplo, la gestión reproductiva. Las granjas son cada vez más grandes, con cientos o miles de animales, donde es imposible ya confiar en el cuaderno y el bolígrafo y en la buena memoria del ganadero. Los programas disponibles son, a la vez que más sofisticados, también más fáciles de utilizar (Figura 1), incluso desde un teléfono móvil.
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Geoposicionamiento
Quizá sea la última novedad de un mercado aún en sus inicios. Ejemplos como el vallado virtual o el pastoreo por satélite nos dan una idea de por dónde va la tecnología. Los pastores del futuro serán los satélites y los drones, quienes nos permitirán llevar un rebaño a las parcelas o zonas adecuadas, seleccionadas a partir de las imágenes captadas y enviadas por el dron. Por medio de un collar emisor-receptor dotado de un sistema de geolocalización por satélite, será posible conocer a distancia la ubicación en tiempo real de cada res en el monte, ya se trate de vacas, ovejas o caballos. El sistema será capaz también de controlar su estado de salud y podrá detectar si la res está pastando o no y si se desplaza en un momento determinado. Y, lo que es más importante, este ‘pastor virtual’ será también capaz de interaccionar con la manada para dirigirla a la zona deseada, por medio de señales como sonidos, vibraciones o impulsos eléctricos (Figura 3).
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Imágenes y sonidos digitales
Es evidente que el tamaño de las granjas (como hemos dicho antes, cada vez más grandes y pobladas) hace imposible que el ganadero pueda observar detenidamente su ganado y tomar decisiones a partir de los resultados de dicha observación. Será la tecnología (en algunos casos, ya es una realidad) la que va a “observar” y ayudar al ganadero a tomar decisiones, es decir, a gestionar. Cámaras y micrófonos digitales tomarán imágenes y sonidos de los animales, los cuales, convenientemente procesados por el sistema, emitirán una señal de alarma si detectan alguna anomalía; alarma que será recibida en su teléfono móvil y podrá tomar decisiones de manera inmediata (Figuras 4). O simplemente, estas cámaras y micrófonos recogerán información de forma continua y en tiempo real, proporcionando también así una valiosísima información.
Esta monitorización y control implica la medición de indicadores biométricos (fisiológicos y morfológicos), de comportamiento, de consumos o de producción de forma individual en cada animal con el objeto de promover, implementar y mejorar estrategias de manejo, de gestión y el rendimiento de la explotación.
Conclusiones
El escenario actual y futuro obliga a tener granjas competitivas y sostenibles, para lo cual, entre otras cosas, es preciso contar con la máxima capacidad de control:
- Del bienestar animal, tanto en el ámbito del ambiente en la granja (temperatura, humedad, gases –NH3, CO2, …-, corrientes y velocidad del aire), sanitario (estricta bioseguridad, estado inmunitario y enfermedades) y de comportamiento (actividad de los animales, densidad zonal, migraciones, sonidos, movimientos, …). También se orientan hacia el control.
- Productivo, con mediciones cada vez más exactas del consumo de agua y alimento, así como del peso, del crecimiento diario o de la producción de leche o huevos, para obtener indicadores zootécnicos diarios.
- Energético, ya que la energía es un elemento de coste cada vez más importante y por ello se deben hacer auditorías energéticas periódicas y control metódico de los consumos eléctricos y de combustibles
Los beneficios esperables incluyen una mayor eficiencia productiva, menores costes, mejor calidad de los productos obtenidos, minimización de los impactos ambientales adversos y mejora de la salud y del bienestar del animal.