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La pitaya dispara su productividad en el invernadero almeriense

La pitaya dispara su productividad en el invernadero almeriense

El cultivo de pitaya, o fruta del dragón, no es nuevo en España, donde ya lleva asentado hace tiempo en Canarias. También se encuentra dentro de la Península Ibérica en algunas zonas con clima subtropical, como en Málaga, que ya produce pitaya en invernaderos. Además, cada vez es más fácil encontrar puntos de venta donde poder adquirir esta fruta exótica originaria del continente americano y que está cargada de ventajas saludables.

ARMANDO GARCIA. Periodista.

Flor de pitaya.

Sin embargo, el cultivo de pitaya en invernadero ha adquirido en Almería una nueva dimensión hasta el punto de despertar el interés de los agricultores y empresas comercializadoras de la zona para convertir la pitaya en un cultivo alternativo a producciones tradicionales que han perdido valor en los últimos años como ha sucedido, por ejemplo, con ciertas variedades de tomate.

Si hasta ahora los productores de pitaya habían sido autodidactas y descubrían empíricamente las mejores prácticas de cultivo, gracias a las investigaciones desarrolladas por el Centro La Mojonera del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) se han puesto a disposición del sector agrícola almeriense los conocimientos científicos necesarios para optimizar al máximo la producción de pitaya y en consecuencia aumentar su productividad y su rentabilidad. Las conclusiones de los estudios realizados no pueden ser más halagüeñas, ya que todos los ensayos realizados en campo confirman la viabilidad técnica y económica de la producción intensiva bajo plástico de esta fruta exótica perteneciente a la familia de las cactáceas.

Hasta el momento, se han identificado varias ventajas competitivas que aconsejan la producción de pitaya en los invernaderos de Almería, cuyas características específicas los convierten en el hábitat más adecuado para el desarrollo de este cultivo. Una de esas ventajas, muy importantes en una zona árida como Almería, es que la pitaya necesita un bajo consumo de agua, en torno a la tercera parte de la que necesita un cultivo hortícola como el tomate. Los cálculos realizados fijan en unos 2.000 m3 de agua por hectárea y año el consumo de agua de riego para un cultivo de pitaya, un dato que ha animado a muchos agricultores a interesarse por esta novedosa producción.

Fase incial de formación del fruto.

Al bajo consumo de agua hay que añadir la facilidad para reproducir por esquejes la planta de pitaya y que su vida útil puede llegar a prolongarse durante 25 años. Por si fuera poco, la pitaya es productiva desde el segundo año y ofrece un 100% de cuajado de frutos, especialmente si se ha trabajado con polinización cruzada. Esta fruta exótica, que técnicamente se define como una baya globosa multisemillada con diferentes colores de piel y pulpa, solo tarda entre 30 y 34 días en dar fruto desde el estadío de flor. El fruto de la pitaya tienen una vida útil de hasta cuatro semanas conservado a una temperatura de 10ºC, lo que claramente abre la posibilidad de que el campo almeriense se convierta en exportador de pitaya a los mercados europeos.

 

La clave es el entutorado

Sin lugar a dudas, la información más valiosa ofrecida por el Centro IFAPA de La Mojonera tiene que ver con los métodos de entutorado para guiar la planta de pitaya durante su crecimiento. Actualmente, IFAPA mantiene un proyecto Transforma dedicado al estudio del comportamiento agronómico de la pitaya en invernadero. En concreto, una finca con 1.200 m2 es el núcleo de toda la información relevante que está llegando a los agricultores sobre esta interesante fruta exótica. Se analiza el comportamiento de cuatro variedades de pitaya en seis tipos diferentes de entutorado para comprobar cuáles son los más productivos y también los más rentables.

Ensayo de entutorado cuadrangular.

Aprovechando la vasta experiencia almeriense en sistemas de entutorado en cultivos hortícolas intensivos, los investigadores de IFAPA han desarrollado estructuras adaptadas a las necesidades específicas de la pitaya, con variables de forma y tamaño para estudiar la reacción de la planta con respecto a las condiciones de luz y también en relación con la facilidad en el manejo del cultivo por parte de los agricultores.

Los datos obtenidos revelan la enorme influencia del entutorado en la productividad. Por ejemplo, con una estructura de entutorado triangular la planta de pitaya es capaz de crecer hasta 0,60 milímetros al día, pero llegará hasta 0,90 mm/día si la estructura es cuadrangular. También son diferentes los costes de producción según la estructura de entutorado utilizada. Precisamente, IFAPA se encuentra ahora en la última fase de la investigación a la espera de cosechar para obtener los márgenes de rentabilidad del cultivo en función de cada entutorado y determinar cuál es el modelo con mayor viabilidad económica para una explotación almeriense de tipo familiar, la más representativa en la provincia.

Alta producción con calidad

Si el fruto no se recolecta a tiempo se abre de forma natural.

El calendario de producción de pitaya en invernadero tiene dos ciclos. Hay una primera producción más temprana desde mediados de junio hasta diciembre. Por otra parte, variedades tardías de pitaya pueden recolectarse entre marzo y abril. Los invernaderos de Almería ofrecerán su producción de pitaya a los mercados en las mismas fechas que otras regiones de producción, por lo que en el caso de la pitaya la ventaja competitiva de Almería no hay que buscarla en la posibilidad de comercializar esta fruta siendo el proveedor exclusivo.

Sin embargo, al tratarse la pitaya de un cultivo muy incipiente en España y poco estudiado desde el punto de vista de su productividad, el campo almeriense es la única zona que actualmente tiene las condiciones necesarias para aportar al mercado una producción muy importante en volumen y con una alta calidad. En este sentido, IFAPA y la Fundación Cajamar también han trabajado con la técnica del riego deficitario para aumentar el grado de azúcar del fruto, así como sus valores nutricionales.

Por tanto, el potente tejido agroalimentario de Almería que combina una superficie de producción bajo plástico superior a las 30.000 hectáreas con unas estructuras de comercialización consolidadas en el mercado nacional y de exportación, está llamado a situarse a la vanguardia en la producción a gran escala de pitaya para abastecer de esta fruta a las grandes cadenas de distribución con precios más competitivos que productores de otros continentes (los mayores productores son Nicaragua, Colombia, Ecuador, Vietnam, Tailandia, Malasia e Israel), debido a que los costes de transporte hasta los principales destinos europeos en este caso juegan a favor de la producción almeriense.

Alimento saludable

Degustación de diferentes variedades d epitaya en el Centro IFAPA de La Mojonera.

El fruto de la pitaya, con alto poder antioxidante, aporta innumerables ventajas para la salud. Contiene el doble de vitamina C que una manzana y puede ofrecer, según la variedad, hasta el doble de grados Brix (dulzor) que un melón. Está demostrado que la pitaya ayuda al control del peso y además contribuye a regular los niveles de glucosa en sangre. La pitaya sirve para perder peso porque genera una acción termogénica en el cuerpo y acelera el metabolismo. La pitaya tiene también una sustancia llamada tiramina, que activa una hormona en el organismo llamada glucagón, estimulando al propio cuerpo a utilizar las reservas de azúcar y grasa y transformarlas en energía.

Además, ayuda en la digestión debido a la presencia de semillas en la pulpa, combate enfermedades cardiovasculares, y regula el intestino porque contiene oligosacáridos que son fibras que combaten el estreñimiento. Es una fruta rica en agua, capaz de regular la hipertensión por ser diurética y es rica en minerales como hierro, calcio, fósforo y vitaminas B, C y E.