La Gestión Integrada de Plagas (GIP) es una realidad teórica desde el 1 de enero de 2014, en que entró en vigor su cumplimiento por parte de los productores agrícolas españoles que están obligados a ello, según el Real Decreto 1311/2012 por el que se establece el marco de actuación para conseguir el uso sostenible de los productos fitosanitarios, y que son la mayoría. Y digo que es una realidad teórica porque en la práctica falta poner a disposición del agricultor muchas de las guías de cultivo, donde se recoge cómo actuar frente a las plagas y enfermedades de los principales cultivos. En este artículo se detalla el complejo proceso de elaboración de la guía del olivar y se analiza de manera concreta la GIP para el control de la mosca del olivo.
Manuel J. Ruiz Torres.
Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Jaén.
La elaboración de estas guías ha sido un proceso complejo, porque no solo ha habido que recopilar la información técnica acerca del manejo autorizado de cada agente patógeno, sino que ha habido que poner en común los criterios técnico-científicos con los que cada Administración autonómica aborda problemas fitosanitarios comunes. La ciencia agronómica no es una ciencia exacta, y tiene un fuerte componente empírico, de prueba y error, y la fitosanidad no es ajena a esta realidad, y se ha puesto de manifiesto cómo puede abordarse un mismo problema fitosanitario de diferentes maneras.
La guía del olivar
En el caso de la guía del olivar, a la hora de elaborar una estrategia de control que fuese la adecuada para todo el Estado, ha habido plagas y enfermedades, de distribución en todas las comarcas olivareras españolas que son gestionadas de manera diferente en algunas CC.AA., sobre todo en lo relativo a los métodos de seguimiento en campo y establecimiento de umbrales de decisión, por lo que se ha tenido que llegar a un documento de mínimos en algunos casos. Es el caso de plagas como la mosca del olivo (Bactrocera oleae) o la polilla del olivo (Prays oleae), que son monitorizadas de manera diferente en Andalucía y en Cataluña, por poner dos ejemplos, sin que, a priori, ninguno de los dos sistemas sea mejor que el otro.
La redacción de la guía del olivar ha sido por tanto un proceso participativo, en el que ha intervenido personal técnico de casi todas las Administraciones autonómicas donde hay cultivo de olivar, incluyendo autonomías con escasa superficie cultivada. Se ha contado por tanto con la aportación de Andalucía, Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, La Rioja, Madrid y Navarra.
Posteriormente se confeccionó un primer borrador de la guía, que se presentó a instituciones y organismos relacionados con el cultivo, los cuales han podido hacer más aportaciones al texto.
Hay algunos aspectos singulares que quedarán reflejados en la guía del cultivo del olivo. Por un lado, el hecho de que no existen umbrales de decisión para todas las plagas o enfermedades; realmente se cuenta con umbral de decisión para mosca del olivo (Bactrocera oleae), polilla del olivo (Prays oleae), cochinilla de la tizne (Saissetia oleae), barrenillo del olivo (Phloeotribus scarabaeoides), barrenillo negro (Hylesinus oleiperda), algodoncillo (Euphyllura olivina), piojo blanco (Aspidiotus sp), arañuelo (Liothrips oleae) y repilo (Fusicladium olegineum).
Esta situación obliga a generar el conocimiento científico necesario, por parte de los equipos de investigación, para poder desarrollar los umbrales que faltan, muchos de ellos en plagas y enfermedades significativas, como el abichado (Euzophera pinguis) o el repilo plomizo (Pseudocercospora cladosporioides), y revisar los existentes, algunos de difícil uso por parte del agricultor.
Por otro lado, la GIP va a suponer una auténtica revolución en la práctica de la agricultura, posiblemente más profunda de lo que hayan sospechado los redactores del Real Decreto que la desarrolla. En el olivar va a producir una gran transformación el hecho de tener que hacer un seguimiento de las poblaciones de plagas o de los síntomas de enfermedades, o el hecho de tomar las decisiones de hacer tratamientos en función de unos umbrales de decisión.
Pese a la no existencia de umbrales de decisión para muchas plagas y la mayoría de las enfermedades, la obligación de llevar a cabo la GIP, va a obligar al olivarero a hacer un importante esfuerzo para aprender a conocer síntomas y a llevar a cabo correctamente los muestreos en campo, dado que no es obligatoria la figura del asesor técnico para menos de 5 ha, y ésta es la circunstancia en muchas comarcas olivareras, con una gran fragmentación de la propiedad. Además, en el olivar hay muchos propietarios que toman decisiones sobre su cultivo sin ser agricultores profesionales, y de entre estos últimos, muchos son mayores de 65 años que no han tenido una adecuada actualización de conocimientos.
Con todo, el uso de la guía del olivar va a suponer un importante reto, que requerirá el trabajo de todos los implicados (Administración y organizaciones del sector) para facilitar el conocimiento necesario para la correcta aplicación de la GIP.
Como norma general, en todas aquellas plagas o enfermedades para las que hay que hacer un muestreo en campo y constatar si se supera un umbral de decisión que justifique un tratamiento fitosanitario, hay que seleccionar 10 o 20 árboles homogéneos (depende de la especie a muestrear) en la finca para la que se quiera tomar la decisión de tratar. Para el caso de asesores, esta información puede ser utilizada para tomar decisiones en otras fincas situadas dentro de una zona de 300 ha alrededor de estos árboles muestreados, siempre y cuando el olivar circundante tenga unas características ambientales similares.
La mayor parte de la información que se recoge en campo es relativa a los efectos que produce una determinada plaga o enfermedad, en forma de índice. Por ejemplo, el porcentaje de hojas afectadas por una enfermedad determinada, o el porcentaje de brotes, inflorescencias o frutos con formas vivas de una plaga concreta. Sólo para la mosca del olivo y para el abichado es necesario colocar trampas para capturar adultos que ayuden a tomar la decisión de tratar.
Posibles líneas de actuación frente a la mosca del olivo
Los casos más complejos en los que puede verse inmerso el agricultor, a la hora de tomar la decisión de tratar, son aquellos en relación a la polilla del olivo (Prays oleae) y a la mosca del olivo (Bactrocera oleae). La polilla del olivo es quizás la plaga hacia la que más atención presta el olivarero, y ya ha sido tratada en un artículo anterior. La mosca del olivo ha sido la plaga hacia la cual más esfuerzos se han hecho por parte de las diferentes Administraciones en una historia reciente (muchos lectores recordarán el Programa de Mejora de la Calidad del Aceite de Oliva, que funcionaba hasta hace pocos años, con financiación europea y coordinado a través del Ministerio de Agricultura, y que contenía un subprograma dedicado al control de la mosca del olivo).
A continuación se presentan las líneas principales de actuación frente a la mosca, con las que se ha trabajado en la elaboración de la guía del olivo, y que pueden ser las que queden en la versión final del documento.
En primer lugar hay que decir que esta plaga ha sido una de las que se han encontrado mayor diversidad de criterios técnicos a la hora de decidir sobre el tratamiento fitosanitario. Por lo tanto, al final se ha escogido una fórmula de mínimos para que las diversas opciones se viesen representadas. Lo ideal sería que la investigación científica pudiese comparar la efectividad de los distintos criterios, a fin de que en un futuro pudiesen simplificarse los mismos.
Método de detección y seguimiento
Para seleccionar la parcela de muestreo hay que escoger un punto en el centro de la parcela de cultivo, y en él se situarán dos modelos de trampas para el seguimiento de adultos, cinco mosqueros McPhail cargados con fosfato biamónico al 4% y cinco placas pegajosas amarillas con una cápsula de Spiroacetato 80 mg (feromona), colocados en olivos alternos. Se sitúan en la cara S o SE del árbol, entre los brotes, a una altura aproximada de 1,5 metros. Hay que renovar la feromona siguiendo las indicaciones del fabricante. Las trampas se colocan a una distancia de 40 metros como mínimo.
Además, para hacer el seguimiento de la población pre-imaginal, dentro de esta parcela de muestreo se seleccionarán 20 árboles (sin trampas colocadas) homogéneos.
Si el olivar está destinado a producción de aceite, y la zona tiene problemas de mosca habitualmente (más de un 10% de fruto picado si no se tratase), hay que coger 10 frutos por árbol en todas las direcciones. Cuando la zona no tiene problemas de mosca habitualmente (menos de un 10% de fruto picado si no se tratase), habría que coger 20 frutos por árbol en todas direcciones.
Si el olivar está destinado a la producción de aceituna de mesa, se cogerán 50 frutos por árbol en todas las direcciones.
Con todos estos muestreos se calculan las siguientes variables:
– Anotando el número de frutos con picada, se calcula el porcentaje de aceituna con picada, utilizando la expresión 1.
Expresión 1.
% de aceituna picada = (nº de aceitunas con picada / nº de aceitunas observadas) x 100.
– Anotando las capturas de adultos en cada trampa, el número de individuos por trampa y día, según la expresión 2.
Expresión 2.
Nº de individuos por trampa y día = nº total de adultos de mosca capturados / (nº de trampas x nº de días transcurridos desde el último muestreo).
Este cálculo hay que realizarlo para mosqueros y para trampas cromotrópicas.
Los muestreos deberían comenzar al principio del estado fenológico H –endurecimiento de hueso–, al principio cada quince días mientras el fruto está en color verde mate, y después cada semana a partir del momento en que cambia a verde brillante.
Umbral de decisión
En general, el umbral de decisión sería:
Aceituna de almazara
La primera aplicación insecticida se realizará cuando haya más de 1 adulto por trampa y día (en trampas McPhail) y la aparición del primer fruto picado; o bien, cuando haya más de 5 adultos por trampa y día (en McPhail y/o cromotrópicas); o bien, si aparece aceituna con picada en más del 5% de frutos.
Las siguientes aplicaciones se llevarán a cabo: con capturas en McPhail (en verano), cuando haya más de 1 adulto / mosquero y día y más del 1% de frutos con picada; en el caso de que no haya capturas en McPhail (en otoño), cuando hay amás de 3 adultos por trampa cromotrópica y día y más del 1% de frutos con picada; o bien, cuando la aceituna picada se incremente 5 unidades respecto a la aplicación anterior, o haya un 5% de picada nueva (huevo, larva L1 o larva L2).
Aceituna de mesa
Se debe tratar cuando haya más de 1 adulto / mosquero y día, o bien cuando hay más de 1% de fruto con picada.
En el caso de explotaciones en las que no hay un asesor técnico (porque no sea obligatorio), el agricultor podría prescindir de las trampas y tomar la decisión de tratar sólo con la información aportada por el muestreo de frutos, de la siguiente manera:
- Si aparece aceituna con picada viva desde primera picada hasta el 5% de frutos, se realiza un tratamiento cebo, y se repite a los 14 días.
- Si aparece aceituna con picada viva en más del 5% de frutos, se realiza un tratamiento total y se repite a los 14 días.
En el caso de zonas olivareras con unas circunstancias muy favorables para la mosca, o con unas características particulares, el protocolo de seguimiento de las poblaciones y el umbral de tratamiento podrán establecerlo los servicios técnicos de la Administración correspondiente, siempre y cuando este protocolo sea el resultado de estudios y no se base en un calendario de tratamientos. En este caso, los servicios técnicos correspondientes definirán de manera clara el protocolo particular y el área geográfica en que se aplicaría.
Medidas de prevención
Se plantea, como una medida opcional, incorporar en el cultivo la presencia de plantas de olivarda (Dittrichia viscosa), alcaparrera (Capparis spinosa) u otro tipo de planta que favorezca el establecimiento de parasitoides de la mosca del olivo. Igualmente, la presencia de setos en las lindes permiten la actuación de los enemigos naturales autóctonos sobre la mosca.
Criterios de selección de métodos de control
En lugares de alta presión de plaga (veranos frescos con temperaturas máximas menores de 32ºC), se aconseja combinar las medidas de prevención con los métodos culturales y los métodos químicos oportunos.
En caso de realizar un tratamiento fitosanitario, se recomienda llevar a cabo en primer lugar aquellos autorizados en producción ecológica. Si no fuese posible, utilizar las materias activas autorizadas en producción integrada, y en último lugar, hacer el tratamiento con el resto de materias activas registradas.
Se escogerán los tratamientos cebo antes que los tratamientos totales, siempre y cuando no se vea afectada la eficacia en el control de la plaga.
A continuación se detallan las distintas posibilidades para el control de la plaga:
Control químico
Se podrán utilizar los productos fitosanitarios autorizados en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, teniendo en cuenta si las aplicaciones autorizadas son tratamientos cebo o totales, y siguiendo las indicaciones y dosis que el fabricante incluye en la correspondiente ficha del Registro de Productos Fitosanitarios.
Tal y como aparece en los artículos 31 y 33 del Real Decreto 1311/2012 de uso sostenible de fitosanitarios, es necesario dejar una banda de seguridad de 5 metros respecto de las masas de agua superficial (ríos, arroyos, lagos, lagunas, embalses, etc.) y de 50 metros respecto de puntos de extracción de agua para consumo humano.
Si fuese necesario hacer más de un tratamiento químico, se alternarán materias activas de diferentes grupos de insecticidas, por ejemplo, piretroides y organofosforados.
Se recominenda extremar el cuidado con los plazos de seguridad.
Control biológico
Tratamiento con la cepa registrada de Beauveria bassiana, siguiendo las dosis y recomendaciones del fabricante. Esta especie de hongo deuteromiceto es entomopatógeno, y se encuentra en suelos de todo el mundo. Es muy selectivo y sólo unas cepas son efectivas contra la mosca del olivo, entre las que se encuentran las registradas a tal uso.
Control biotecnológico
Trampeo masivo y de atracción y muerte. Se trata de colocar un número determinado de trampas por hectárea, con atrayentes para los adultos, y en algunos casos también con sustancias insecticidas, de tal manera que se reduzca la población de adultos. Existen diferentes modelos, y deben colocarse en la época, número y posición que diga el fabricante. En lugares con alta incidencia de la plaga no suelen ser un método de control suficiente para evitar el daño.
Métodos de control físico
Tratamiento con caolín, siguiendo las dosis y recomendaciones del fabricante. El caolín crea una película de partículas minerales inocuas sobre el fruto, que lo hacen poco atractivo para que la hembra haga la puesta.
Medidas culturales
- Labranza del suelo del olivo después de la recolección, para disminuir la población invernante.
- Recolección temprana para reducir al máximo los efectivos de la generación de otoño que serán el origen de las poblaciones del año siguiente.
- Controlar el exceso de abonado nitrogenado y el exceso de vegetación, que favorecen el desarrollo de la mosca, gracias al microclima más fresco que se crea entre las ramas.
- Por el mismo motivo, un microclima más fresco favorable para la mosca, puede ser interesante regular el riego en verano.
- Hay variedades más sensibles como Gordal, Manzanilla y Hojiblanca.