En 2016 un joven manchego llamado Ángel Minaya compró un billete de avión a California (EEUU), con la intención de aprenderlo todo sobre un cultivo capaz de poner en valor las tierras de su familia, el pistacho.
Patricia Magaña
La rentabilidad del campo obsesionó a Ángel Minaya desde pequeño y, tras probar suerte con otros cultivos, puso su foco en el pistacho: “Desde siempre me he querido dedicar a la agricultura, pero mis padres intentaban quitármelo de la cabeza porque veían imposible tener una buena vida si me dedicaba a ello. Cuando fui mayor de edad, busqué alternativas a lo que teníamos en el campo, porque veía que el rendimiento anual era pésimo, eso contando con que el año fuera bueno, si no, casi que había que poner dinero”.
El sueño americano funcionó y actualmente su empresa, Agróptimum se ha convertido en uno de los mayores proveedores españoles de plantas y semillas de pistacho, posicionándose como referente en el estudio, diseño, desarrollo, gestión y mantenimiento de plantaciones de pistacho para conseguir la máxima rentabilidad para sus clientes.
“Me di cuenta del potencial que tenía el pistacho en la agronomía española y nos aliamos con ACEMI, un socio norteamericano que es el mayor productor de plantas de este tipo a nivel mundial -explica-. Nos faltaban los conocimientos y la genética, y eso nos lo trajimos de Estados Unidos”.
La semilla UCB#1
Minaya importó la semilla UCB#1, “la más resistente a la salinidad a las enfermedades y al frío, la más rentable y con las mejores características organolépticas”, explica. Se trata de una semilla certificada por la Universidad Davis de California, que garantiza a la compañía una homogeneidad que les permite sincronizar las labores de cuidado y control de los futuros árboles.
Desde ese punto de partida, “con una genética mejorada”, el equipo de Minaya ha trabajado muy duro para adaptar el cultivo a la Península Ibérica, aplicando tecnología en campo para optimizar los recursos, ser más eficientes en la gestión y el desarrollo de los árboles y así garantizar su rentabilidad y sostenibilidad en el tiempo.
“La semilla es importante, pero casi lo es más el desarrollo que le hemos aplicado aquí en España a la hora de producir tanto en vivero como en campo. La gestión que le aplicamos al cultivo, la nutrición, el control de parámetros, etc. Todo esto lo supervisamos muy a fondo y es lo que nos hace ser más precisos para controlar el tiempo en el que el árbol se desarrolla”.
La técnica funciona, y ahora mismo han conseguido reducir el tiempo de producción de pistacho a 4 años, casi la mitad del ciclo habitual. Esto, según Minaya se debe entre otras cosas, “al uso de un contenedor o maceta en la fase inicial de crecimiento y a hacer el injerto en vivero”. “Iniciar el proceso en maceta es una apuesta innovadora que minimiza la exposición a patógenos y nematodos nacidos en el suelo y permite el desarrollo rápido de un sistema radicular pivotante. También reduce la exposición de las heridas de la raíz y proporciona una mayor resistencia y vigorosidad al árbol. Por otro lado, injertar en un entorno más controlado, como son nuestros viveros, permite mantener la homogeneidad y vigilar la lignificación”, explica.
Plantación ‘llave en mano’
Actualmente, Minaya y su equipo, en el que trabajan de forma directa 150 personas, gestionan alrededor de 5.000 hectáreas de árboles de pistacho repartidos por toda España, especialmente en Castilla-La Mancha o Extremadura, “aunque hay muchas oportunidades de mercado en Andalucía y Castilla y León”.
De estas hectáreas, alrededor de un 70% son de gestión integral, que es donde la empresa puede asegurar la rentabilidad y calidad del cultivo. “Nuestro modelo de negocio consiste en estar presentes en toda la cadena de valor. Es decir, si solamente nos compras un árbol, tendrás un árbol de buena calidad, pero no tendrás nuestros resultados. Si solamente contratas la gestión y no contratas el punto de partida, que es la genética, no vamos a ser capaces de reconducirlo nunca porque la semilla tiene ya unos valores inculcados”.
De este modo, la empresa no sólo comercializa las plantas de pistacho que produce en sus viveros, sino que llevan a cabo lo que han llamado ‘Plantación llave en mano’, que comprende la búsqueda, el estudio y el acondicionamiento del terreno, la aplicación de las técnicas agronómicas necesarias para obtener la mayor rentabilidad posible y hasta buscar un comprador para la producción de pistacho si fuera necesario”.
Este método ha llevado a Minaya y a su equipo a facturar 14,9 millones de euros en 2022 y a producir cerca de un millón de plantas y vender 600.000 semillas en 2023.
Innovación, la razón de ser
“Para nosotros la innovación es una de las ramas más importantes de nuestra compañía y disponemos de un programa de mejora continua -explica Javier Gallego, director de Innovación y Sostenibilidad de Agróptimum-. No paramos de buscar nuevas oportunidades, sobre todo en lo que a maquinaria y tecnificación se refiere, ya sean sensores para medir humedades, detectar potenciales enfermedades u observar el crecimiento y desarrollo de las plantas. Tenemos todo el árbol monitorizado porque solo así podemos eficientar el desarrollo del cultivo”.
Este año, la compañía ha puesto en marcha un ‘showroom’ de 230 hectáreas denominado Agróptimum Next, donde se puede ver el cultivo y los marcos con los distintos manejos de la planta y donde trabajan actualmente con distintos métodos de poda “para encontrar la mejor forma de gestionar la poda en grandes superficies de cultivo”, explica Gallego.
Además, recientemente, la empresa, junto a la aceitera Castillo de Canena y la bodeguera Dominio Fournier, ha entrado a formar parte del consorcio Life-AIs, un programa europeo de agricultura de precisión e Inteligencia Artificial que busca controlar las plantaciones en tiempo real.
Según sus cálculos, estos avances no solo generarán una valiosa información para optimizar el manejo de las plantaciones, sino que permitirán ahorrar hasta un 40% en productos fitosanitarios, un 20% en fertilizantes y de hasta un 31% en combustible, anualmente.
En cuanto al futuro, Agróptimum plantea una fuerte apuesta por la inversión, no sólo por la ampliación de su vivero, la finalización del proyecto del showroom o la importante inversión planteada en I+D, sino porque para este año se prevé la primera cosecha de pistacho propio, para lo que van a construir una planta de pelado y procesado para el ejercicio 2024-2025, que dará servicio tanto para la producción propia como para la de sus clientes.