Simón Barcia y Noelia Calvar son un matrimonio que hace seis años decidió embarcarse en una empresa vitivinícola para elaborar un albariño que devolviese a Soutomaior (Pontevedra) la fama que siempre tuvieron sus vinos. Para ello, saben que es imprescindible el uso de las nuevas tecnologías.
Por Carmen Sánchez. Periodista.
En 2010 Simón, ingeniero industrial, y Noelia, asesora de empresas, decidieron dar un giro a sus vidas y emprender una empresa vitivinícola, Noelia Bebelia, donde la meta es “elaborar vinos extraordinarios, hechos exclusivamente con uvas procedentes de nuestra finca, ubicada en Soutomaior”, explica Simón.
Para poder llevar a cabo esto, necesitaban una plantación modelo, para lo que contaron con la ayuda de un equipo de enólogos, investigadores del CSIC y de la Universidad de Vigo. Al final, eligieron una finca en el alto de ‘A Candán’, un monte de orientación sur en la ladera montañosa del río Verdugo.
Fue allí donde instalaron su viñedo de 3 ha, con un marco de plantación de 2×1,5 m con las variedades Albariño, Caiño, Sousón y Brancellao. La plantación se encuentra en un suelo arenoso con una capa intermedia de granito meteorizado y donde se da un clima atlántico.
La plantación se encuentra a una altitud de entre 30 y 100 metros y registra una pluviometría de unos 1.610 mm anuales. Las 6.000 cepas que tienen plantadas, en formación Sylvoz, se abastecen de agua a través de un sistema de riego por goteo. Utilizan una cubierta vegetal, ciñéndose lo que pueden a su filosofía de mínima intervención en el cultivo.
En cuanto a las enfermedades, las que más afectan a esta explotación son Mildiu, Black Rot y Botritis, que solventan con tratamientos químicos pulverizados. Para el control de la vegetación adventicia utilizan el cepillo de siega Multi-Clean de Clemens Technologies que elimina las malezas alrededor y entre las viñas.
Experimentando en busca del mejor albariño
Tras haber puesto en marcha su viñedo, el siguiente paso era la bodega. “Quisimos empezar a experimentar con pequeñas vinificaciones”, cuentan. De esta manera, construyeron una bodega experimental, con dos cubas con control digital de temperatura y todo el instrumental analítico necesario para comenzar los ensayos en su misma casa.
Con estos ensayos, el objetivo era encontrar un método de elaboración que permitiese elaborar un vino que alcanzase su máxima expresión a partir del segundo o tercer año, cosa que no es habitual en los vinos blancos, cuya plenitud se obtiene en el primer año.
Para ello, comenzaron a trabajar con las lías, interesándose principalmente por las levaduras muertas, de forma especial por su pared celular, que en su desintegración libera dos compuestos que a esta pareja resultaron muy interesantes para mejorar las características del vino: las manoproteínas y los polisacáridos.
Tras encontrar las lías propicias, determinando el rango de densidad idóneo para la producción de lías más finas, decidieron comenzar la fermentación en cubas de acero inoxidable, que en el transcurso de este proceso cambian por garrafas de vidrio de 16 litros. Fue entonces, cuando realizaban las pruebas en estas garrafas de cristal, cuando se dieron cuenta de que algunas de ellas contenían un albariño muy singular y de muy buena calidad, por lo que decidieron comercializarlo bajo el nombre de ‘Noelia Bebelia Singular’.
En cuanto a la maquinaria que utilizan, la filosofía no intervencionista de Noelia Bebelia requería prensar las uvas inmediatamente después de la recolección, sin despalillado ni estrujado. Por tanto, eligieron el método “champeinoise”, el que se utiliza en Francia para hacer champán.
De esta manera, cuentan desde la bodega, “toda la maquinaria de elaboración de la que disponemos es una rudimentaria y gigantesca prensa”. A partir de ahí, erigieron una micro-bodega orientada hacia el terroir.
Viñedo controlado con herramientas online
Aunque la filosofía de Noelia Bebelia pasa por ser mínimamente intervencionistas, creen profundamente en una viticultura de precisión y en el aprovechamiento de las herramientas online para poder sacar el máximo partido a su explotación.
Dentro del viñedo están continuamente tomando datos que van desde las propiedades del suelo hasta la humedad, pasando por el nivel de materia orgánica o la densidad foliar, el azúcar o la acidez de los frutos. Pero todos estos datos tienen que quedar registrados en algún sitio.
Simón y Noelia vieron en las herramientas de Google la plataforma ideal para poder tener un control absoluto sobre su viñedo. La primera herramienta que usaron fue Google Drive, una plataforma que actúa como un disco duro online donde poder almacenar datos de forma ordenada.
A cada cepa le asignaron una etiqueta con un código QR vinculado a la carpeta de Google Drive con toda la información sobre la cepa en cuestión. De esta manera, para comprobar el estado de la planta, tan sólo es necesario escanear el código para acceder a un historial de la cepa en cuestión y a la vez poder introducir datos nuevos.
A Google Drive le siguió Google Fusion Tables, donde pudieron crear tablas dinámicas muy fácilmente enlazables. Posteriormente, con Google Forms realizaron formularios para introducir diferentes datos, que van desde la maduración hasta las enfermedades que haya tenido la vid.
El siguiente paso a estos formularios es Google Earth. A cada planta se le asignan unas coordenadas GPS de forma que pueda visualizarse en esta plataforma, georeferenciando todos los datos del viñedo.
Todas estas herramientas son fundamentales para Simón y Noelia a la hora de tomar decisiones. “En la época de poda hay veces que surgen dudas sobre cómo podar. Con la tecnología que nosotros usamos, escaneamos el código QR y vemos los datos de la anterior campaña, si la planta ha tenido mucha o poca carga o si tuvo un exceso de corrimiento”, explica Simón. Es en función de esos datos que están continuamente en la “nube” como deciden cómo hacer la poda.
Esto también se aplica, por ejemplo, a la fertilización, un ámbito en el que, según afirman, “se puede afinar mucho más sobre qué sectores abonar o cuáles son los principios activos más correctos para aplicar al viñedo en cada momento”.
Pero en Noelia Bebelia quieren ir mucho más allá y a través de toda esta Big Data que Google les permite almacenar y consultar fácilmente, en un futuro próximo incluso podrán determinar cuál es el día óptimo para vendimiar cada cepa, en función de la maduración de cada una de las plantas.
De esta manera, Simón y Noelia se sitúan al otro lado de las tendencias vitivinícolas actuales, que pasan por volver a la forma de hacer más tradicional en busca de unos vinos de calidad. Pero su objetivo es distinto: no hacer el vino de siempre, sino el vino del futuro. Un vino elaborado más fácilmente gracias a las nuevas tecnologías pero sin perder la calidad de los vinos de siempre.