Servicios transformación digital MB 900*96 14-24/11

Comunidad

Las producciones de maíz en Lleida

Las producciones de maíz en Lleida

Recorriendo los campos de los regadíos la provincia de Lleida puede comprobarse que el cultivo mayoritario que puebla sus campos es el maíz. En Innovagri hemos hablado con dos agricultores leridanos cuya producción de maíz supera con mucho la media del rendimiento de este cultivo en España.

Carmen Sánchez. Periodista

En el municipio de La Rápita, Josep Reixacs y su familia regentan la empresa Agropecuaria La Rápita. En sus 300 hectáreas de cultivo han llegado a obtener una producción de 20 toneladas de maíz por hectárea en algunas parcelas, uno de los resultados más elevados del país, muy por encima del rendimiento medio de España, que se encuentra entre las 10 y las 14 toneladas por ha. Sus producciones medias estan cerca de los 15.000kg/ha. Reixacs rota sus parcelas de maíz con trigo y alfalfa, cultivos que necesitan menos cuidado y dedicación que el primero. Sin embargo, es este último el que cultiva mayoritariamente y del que mayores beneficios obtiene.

Toni Reixacs, de Agropecuaria La Rápita.

Toni Reixacs, de Agropecuaria La Rápita.

Elige unas variedades de maiz ciclo largo para la zona de las empresas (Pioneer, Montsanto y Fitó) , de las que siembra a una densidad de unas 90.000 semillas por ha. Parte de ellas son son variedades transgénicas para evitar uno de los principales problemas en el cultivo del maíz en la zona: los taladros. «Es más rentable sembrar maíz transgénico, aunque la semilla sea casi 30 euros más cara por saco», cuenta Toni Reixach, hijo de Josep, quien actualmente se encarga del trabajo de campo de Agropecuaria La Rápita.

 

 

La importancia de la humedad en la cosecha

El sistema de riego utilizado en sus parcelas es en aspersión y también por inundación “manta” en algunas parcelas, obteniendo el agua de pequeños pozos distribuidos a lo largo de sus 300 ha de terreno cultivable. «Con el sistema por aspersión podemos llegar a ahorrar hasta un 30% de agua», cuenta Reixacs.

DSC_0142 (FILEminimizer)

Parcela de maíz con el sistema de riego por pívot junto a una de alfalfa.

En cuanto a la toma de decisión sobre el momento de la cosecha, en Agropecuaria La Rápita realizan pruebas de humedad del grano hacia el final del ciclo. «Cogemos los granos del medio de la mazorca y determinamos su humedad en un aparato de determinación de la humedad. Si la humedad está en 24 o 25%, todavía no está en su punto. Cuando baja al 22%, ya se puede empezar a cosechar. Para nosotros la mejor humedad para cosechar el maíz es de 18 % . Más abajo no vale la pena porque arriesgas mucho, está el grano tan seco que salta», argumentan.

Tras la cosecha, el maíz es transportado a la cooperativa, donde lo secan y lo guardan hasta que llega el momento idóneo para su venta. En cuanto a los otros dos cultivos de la rotación, la alfalfa la venden a empresas especializadas en el tratamiento de este cultivo y el maíz lo venden a cerealistas. Parte de los restos de la cosecha se recogen y lo llevan a las granjas, donde vuelve al suelo en forma de estiércol para el abono de los cultivos. «Toda la materia orgánica la devolvemos así a la tierra, y si no, la enterramos para que pase a formar parte de la tierra», explican.

 

 

El nivel de de materia orgánica del suelo, elemento fundamental de la producción

En Almacelles, otra localidad cercana a Lleida, Camilo Solsona también cultiva maíz en rotación con trigo y cebada. Aunque la producción del maíz varía según el el año, en la anterior la cosecha fue superior a las 18 toneladas por ha.

En el caso de Solsona, utilizan variedad es de ciclo 700 con una densidad de siembra de 92.000 plantas por ha para las variedades de la empresa Pioneer (P1570Y, P1921Y, P1524) y 110.000 para la de la empresa DeKalb (DK 6728). Al igual que Reixacs, parte de esta siembra es transgénica.

El sistema de riego utilizado en estas fincas de Almacelles es de cobertura y “pivots”, este último usado también para el tratamiento de plagas como la de mosquito, que es la que les afecta mayoritariamente.

Camilo Solsona, maicero en Almacelles.

Camilo Solsona, maicero en Almacelles.

La toma de decisión de cosecha se realiza cuando el maíz se encuentra con una humedad de entre 20 y 21 grados (21% de humedad). «No esperamos a que se seque mucho por temor al viento, preferimos pagar un poco más de secadero y asegurar la cosecha», explica Camilo.

Uno de los factores más importantes en los resultados de las plantaciones de Solsona es el alto nivel de materia orgánica en sus suelos, que se encuentra entre el 3 y el 3,5%. «Siempre he visto enterrar los rastrojos. Aunque haya habido años en los que el precio de la paja de maíz era alto, nosotros siempre la hemos dejado en el suelo. Siempre hemos practicado el enterrado del rastrojo da maíz», cuenta Camilo para explicar cómo, en parte, han obtenido ese nivel de materia orgánica, muy superior al de la media de los regadíos de la zona, que se sitúan entre el 1 y el 2%.

 

 

La rentabilidad de los maizales

Una de las parcelas de maíz de La Rápita.

Una de las parcelas de maíz de La Rápita.

Aunque ambos agricultores tienen métodos similares de siembra y manejo del cultivo, no los dos sostienen la misma visión sobre la rentabilidad del maíz. Si bien es cierto que los beneficios de la cosecha varían en función de los precios pagados en cada momento, a nivel de trabajo y rentabilidad no siempre es lo más provechoso fijar un cultivo como el mayoritario.

Para Solsona, por el momento, “el maíz es lo que sale más rentable”. Sin embargo, Reixacs no tiene la misma visión. Aunque el maíz es su cultivo predominante, Reixacs confiesa que la producción de maíz cada vez es menos rentable. «El 80% de los campos que tenemos son de maíz, pero desde hace un par de años estamos empezando a analizar las parcelas menos adecuadas para cultivarlas de trigo, menos exigente, y que tiene una producción bastante alta». Camilo Solsona, por su parte, también ha obtenido buenas produccions de cebada y de trigo en regadío. Además, el agricultor de La Rápita sostiene que las cooperativas no siempre facilitan el trabajo a la hora de comercializar las cosechas, con lo cual incrementa la dificultad para obtener beneficios de la misma.