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La Garbancera Madrileña impulsa el cultivo del garbanzo autóctono de Madrid con la elección de nuevas variedades

La Garbancera Madrileña impulsa el cultivo del garbanzo autóctono de Madrid con la elección de nuevas variedades

José Francisco Brunete de la Cruz es agricultor y presidente de la Asociación La Garbancera Madrileña. Esta nació hace cinco años en la zona oeste de la Comunidad de Madrid, concretamente en Quijorna, Brunete y Villamantilla, aunque, posteriormente, se han ido adhiriendo más municipios limítrofes. Su objetivo es recuperar el cultivo del garbanzo, certificar su calidad y conseguir la denominación de origen. 

Elena Martín Seseña. Redacción

La Garbancera Madrileña ha sido una iniciativa promovida por varios agricultores y alcaldes de la zona oeste de la Comunidad de Madrid para recuperar valores tradicionales y, sobre todo, para dar importancia a un producto característico del plato típico de Madrid, el cocido madrileño. Esta se compone de casi una veintena de agricultores de garbanzos que buscaban la rentabilidad de sus cultivos.

El proyecto ha estado apoyado desde el principio por el Instituto Madrileño para el Desarrollo Agrario (Imidra) donde se investiga la recuperación de las nuevas variedades de garbanzo autóctono de la región y la obtención de plantas de mayor rendimiento y más resistentes a las enfermedades que suelen amenazar a este cultivo como el hongo de la rabia.

Otro de los objetivos de la Garbancera Madrileña también es ayudar a crear más empleo rural e impulsar el desarrollo sostenible en esta comarca. En este contexto, pretenden aumentar el turismo rural y, especialmente, el que está asociado a la gastronomía del garbanzo en la restauración de la zona.

Los pueblos que forman parte del ámbito geográfico de producción de la Asociación que determina los términos municipales donde se puede sembrar los garbanzos son: Brunete, Quijorna, Villamantilla, Villamanta, Villanueva de Perales, Sevilla La Nueva, Colmenar del Arroyo, Valdemorillo, Navalagamella,Villanueva del Pardillo Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Villanueva de la Cañada, y Navalcarnero.

Por otra parte, los socios promotores primarios de esta iniciativa en la actualidad son los ayuntamientos de Brunete, Quijorna, Villamantilla, Villamanta, Villanueva de Perales, Colmenar del Arroyo, Sevilla La Nueva, Valdemorillo y Navalagamella y también el ayuntamiento de Navas del Rey como municipio colindante. Siendo los socios productores quince agricultores pertenecientes a estos municipios.

Y es que, el oeste de Madrid, aunque es una zona más pobre desde el punto de vista de producción agrícola (productivo), con rendimientos más bajos que otras zonas de la Comunidad de Madrid, tiene suelos de arcosas silíceas procedentes de la erosion de la sierra del Guadarrama, pero con mucha calidad para las legumbres. Además, antiguamente, esta zona, con gran tradición por el cultivo de los garbanzos, era el núcleo donde agricultores y comerciantes de Madrid se reunían para poner el común sus intereses comerciales.

José Francisco Brunete, ingeniero agrónomo y productor de garbanzos desde hace más de 20 años, ha estado ligado al mundo de las semillas ya que ha sido director gerente de una empresa de semillas y presidente de la sectorial de cereales de la Asociación de Empresas Productoras de Semillas Selectas (Aprose).

Este explica que hay varios municipios como Brunete, Quijorna, Villamantilla, Villamanta, Villanueva de Perales, Sevilla La Nueva, Valdemorillo y Villanueva del Pardillo donde se están sembrando en la actualidad más garbanzos.

Pero afirma que gracias a actividades como la “Ruta del Garbanzo”, que ya es conocida por mucha gente, en las actividades de promoción participan prácticamente todos los municipios del ámbito geográfico de la asociación.

José Francisco destaca como fundamental el apoyo de la Comunidad de Madrid para promocionar y promover acciones que se llevan a cabo desde la Asociación y, en definitiva, del garbanzo autóctono.

“Ahora nos está ayudando en la gestión del control de la plaga de palomas que amenaza nuestros cultivos y que es un problema muy grave por las pérdidas de la cosecha  que puede producir. Datos que se traducen en pérdidas económicas y, sobre todo, en la falta de producto para ofertar en caso de no ser controlada”, apunta el presidente de la Asociación.

El cultivo del garbanzo estaba casi perdido en esta zona pero gracias a la Garbancera Madrileña, de sembrar 20 hectáreas han pasado a sembrar entre todos los agricultores una media de casi 200 hectáreas.

“Uno de nuestros objetivos es consolidar el garbanzo madrileño como un producto típico de la región. Queremos que parte del garbanzo que se consuma en Madrid sea madrileño. No al 100%  porque Madrid tiene un mercado muy grande, pero que sea una cantidad importante, sobre todo, en colegios, mercados y restaurantes de nuestra comunidad”, destaca José Francisco.

 

Producción agrícola

El garbanzo que se ha sembrado desde siempre en la zona oeste de Madrid ha sido el Castellano pero este era muy sensible al hongo de la rabia, lo que provocaba grandes pérdidas al agricultor. Este es uno de los motivos por el que se dejó de sembrar.

Ahora, gracias a la ayuda del Imidra y el desarrollo de nuevas variedades como Eulalia, Amelia (dos de las variedades que más han utilizado hasta ahora), Pilar y Lola (dos que probarán el año que viene) el cultivo se está recuperando. La producción media que se ha obtenido dentro de la Asociación en los últimos años es de 50 toneladas anuales (variedad Amelia).

En cuanto a la venta de la producción se ha llegado a comercializar entre 35-40 toneladas. “Este año, debido a la crisis sanitaria por coronavirus, la producción está algo atascada. Nuestros principales clientes provienen del sector de la restauración y colegios y estos han tenido que cerrar sus puertas durante el estado de alarma. Así que la demanda de garbanzo ha disminuido”, ha apuntado José Francisco.

El cultivo del garbanzo no tiene necesidades muy específicas. Es un cultivo de secano que se adapta muy bien a los suelos de la zona oeste de Madrid y a la sequía, y no necesita abonados especiales.

Nuevo método: agricultura hidropónica

Nuevo método: agricultura hidropónica

Los dos únicos problemas que puede tener son: las palomas, que lo arrasan todo sino se controlan, y las malas hierbas. Para realizan un control lo más efectivo posible sobre las malas hierbas, siembran en barbechos limpios, según explica el agricultor. “Lo que intentamos es buscar tierras donde tenemos controladas las malas hierbas”, apunta José Francisco.

En la Garbancera Madrileña también tienen en cuenta la conservación de la biodiversidad y el respeto al medio ambiente, evitando usar fitosanitarios y abonos y, normalmente, practicando la rotación de cultivos: han pasado de un monocultivo de cereal seguido de barbecho, a incluir también las leguminosas.

“Al incluir en la rotación las leguminosas estamos contribuyendo a la conservación de la biodiversidad de la zona y a la vez, podemos decir que a la rentabilidad del agricultor”, destaca José Francisco, añadiendo que las leguminosas fijan nitrógeno en el suelo y esto favorece su descanso.

El presidente de la Garbancera Madrileña aparte de estar volcado con la Asociación y de tener una explotación de secano de 600 hectáreas en la que siembra cereales, garbanzos (35-40 ha), guisantes de multiplicación (70 ha) y lentejas (entre 10-15 ha), desde hace varios años, también tiene su propia huerta de regadío (de 5 hectáreas) en la que cultiva productos hortícolas que van directamente de venta al público.

En este sentido, José Francisco está probando este año un nuevo método utilizado para cultivar plantas fuera del suelo agrícola: la agricultura hidropónica, de la cual, destaca, que como en todo, hay que ir mejorando las técnicas de cultivo para obtener mejores resultados agronómicos. “Del campo cada día se aprende una cosa nueva, no puedes quedarte atrás”.