Llorenç Capsí es un agricultor comprometido con el cultivo del “kaki persimon”, variedad “Rojo Brillante”, única variedad amparada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Kaki Ribera del Xúquer (Valencia). La calidad del fruto se consigue desde una poda personalizada para aumentar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios y abaratar el coste de la recolección, pasando por marcos de plantación más amplios, hasta la aplicación de técnicas de reducción de astringencia con altas concentraciones de CO2 en la poscosecha, para prolongar la vida del fruto y comercializar con más alcance.
CÉSAR MARCOS. Periodista agroalimentario
“Cultivo kaki, porque siempre he pensado que un agricultor profesional debe tener diversificada su producción. Pensé que el kaki era un buen complemento al cítrico, cultivo mayoritario en nuestra comarca. Además, tenía experiencia en el cultivo de otros frutales como el melocotón. El cultivo del kaki me permitía aprovechar las sinergias de los cítricos en cuanto a mis conocimientos y la tradición de cultivar árboles frutales”, cuenta Llorenç Capsí i Estarlich, en la comarca valenciana de la Ribera Alta, en el municipio de la Alcudia.
Este agricultor de 49 años ha visto en la expansión del kaki o caqui un nicho de rentabilidad, que añade al total de cosecha de su producción, entre granadas (variedad “Mollar de Elche”), a las que dedica una hectárea, y cítricos, con las variedades “Satsuma”, “Navelina” y “Valencia”, en dos hectáreas. “Espero una producción de 45 toneladas de kakis para este año y unas 90 toneladas, para 2021”, comenta.
“Kaki persimon”
“Han entrado nuevas plantaciones en producción y los volúmenes crecen ligeramente”, apunta Rafael Perucho, gerente del Consell Regulador de la DO Kaki Ribera del Xúquer, denominación bajo la que produce Llorenç. Las estimaciones de campaña estarán alrededor de las 275.000 y Rafael indica que los calibres grandes son el denominador común de la cosecha.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Kaki Ribera del Xúquer (Valencia), que se remonta a 2008, tiene como principal función el control y la promoción del kaki de la variedad “Rojo Brillante”, única variedad amparada y conocida comercialmente como “kaki persimon”. “De color anaranjado, consistencia firme, no tiene semillas, y una vez recolectados se confeccionan sin ningún tipo de tratamiento poscosecha, siendo habitual encontrar defectos superficiales sobre su piel por el roce de hojas y ramas”, se afirma desde el Consejo.
El kaki protegido bajo esta DO es el único que puede denominarse “kaki persimon”. “Los mercados de la Unión Europea, como Gran Bretaña, Alemania y la propia España, son nuestra apuesta comercializadora”, manifiesta Perucho, pero al otro lado del charco, como Norteamérica y Brasil no se deja de promocionar una fruta, cuyo fuerte comercial está en el método de reducción de astringencia en la poscosecha.
Atmósferas enriquecidas en CO2
“La clave del éxito comercial de esta variedad está en aplicar en poscosecha técnicas de reducción de astringencia con altas concentraciones de CO2. En el fruto se induce la respiración anaerobia para producir una acumulación de acetaldehído y eliminar la astringencia. El resultado es un fruto firme y crujiente. Por ello, se prolonga fundamentalmente su vida poscosecha y la comercialización a mercados de exportación cada vez más lejanos”, relata Rafael Perucho. Sin embargo, el éxito radica también en factores propiamente agronómicos y de calidad obtenida del “kaki persimon”.
Métodos culturales que han cambiado
El cultivo del kaki ha permitido innovar en muchos métodos culturales que llevaban asentados desde hace mucho tiempo en la zona donde cultiva Llorenç Capsí, por ejemplo, en la poda. “Con el paso de los años, vemos los campos con otros ojos. Antes solo se hacia la poda invernal y en los arboles adultos la producción por sí misma era el objetivo principal. Ahora además de producir, buscamos la calidad de la fruta, dejar una buena distribución de las ramas para aumentar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios o abaratar el coste de la recolección”, declara el agricultor.
Otro ejemplo de cambio que ha provocado el cultivo del kaki han sido los marcos de plantación. Ahora son más amplios para permitir el paso de los tractores con aperos: picadoras de leña, atomizadores o remolques para recolectar el producto, etc. Llorenç cree que el kaki ha sido beneficioso para el agricultor en tanto en cuanto ha tenido que replantearse la manera de trabajar: la calidad. Incluso para agricultores expertos es una cuestión del día a día.
Manejo del kaki
“Ligado a lo anterior, pienso que el kaki es un cultivo muy exigente. Y no me refiero solo a la exigencia de los mercados que evidentemente quieren calidad en todos sus términos: calidad organoléptica, de seguridad alimentaria, de buenos usos y costumbres agrarias… Es exigente durante todo el ciclo de cultivo”, dice Llorenç.
Personalmente, el agricultor toma las decisiones en función del asesoramiento del departamento técnico de su cooperativa, CANSO, a través de la cual comercializa su producción. “Estoy muy satisfecho con este servicio que me lleva a producir fruta de muy buena calidad, además de ahorrar en costes y respeto al medio ambiente, algo con lo que muchos agricultores estamos cada vez más comprometidos”, señala.
En todas las fases de cultivo, el kaki presenta algunas dificultades. “Empezando por la poda: cada árbol necesita una poda, casi personalizada dependiendo de la edad, la producción del año anterior y la propia posición en la parcela”, prosigue.
Desde hace años realizo en junio-julio, la poda en verde, actuando sobre los chupones (brotes del mismo año) que interfieren en la entrada de luz al árbol y consumen mucha energía que no va a parar a la fruta en crecimiento. Esto ha supuesto una mejora respecto al modo de cultivar antiguo, explica Llorenç Capsí
Igualmente, el manejo del agua de riego es fundamental. El kaki es un árbol con exigencias importantes de agua. Aunque hace falta más información, estaríamos hablando de unos 5.500 m3/ha/año para arboles adultos. Esto significa que el agua es un factor limitante del cultivo. “Y no hace falta decirlo, para la calidad final del fruto (tamaño) es importantísima. En las zonas dependientes de la Acequia Real del Júcar, donde el abonado es colectivo, es importante comprobar a diario, vía internet («es muy sencillo» sic) que la parcela se ha regado correctamente dependiendo del turno asignado. La fertilización como ocurre con las necesidades hídricas es fundamental. Realizo un análisis de suelos cada cinco años y de hoja, cada tres; aunque continuamente observo las parcelas para determinar necesidades”, concluye el agricultor valenciano.
En cuanto a los tratamientos fitosanitarios es imprescindible el asesoramiento de un técnico cualificado, no solo para saber el momento adecuado para ser eficaces, sino para garantizar la aplicación de productos fitosanitarios en sus parcelas para luchar contra las enfermedades, concretamente Mycosphaerella nawae (conocida como mancha foliar del kaki), o contra las plagas, «cotonet» principalmente.