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Finca Antigua, innovación y creatividad en la elaboración de vinos vanguardistas

Finca Antigua, innovación y creatividad en la elaboración de vinos vanguardistas

Con una mezcla de tradición e innovación, Finca Antigua, una de las cinco bodegas de la Familia Martínez Bujanda, se ha convertido en ejemplo de bodega moderna, vanguardista y eficiente, con unos vinos que reflejan el alma del viñedo, ya que cada parcela está destinada a la elaboración de un vino diferente, garantizando así un sabor único e inimitable. Las últimas innovaciones tecnológicas, su potencial exportador que alcanza 57 países y su amplia oferta enoturística hacen de esta bodega un negocio redondo.

Elena Aljarilla. Periodista

 

Lauren Rosillo, enólogo de Finca Antigua.

Lauren Rosillo, enólogo de Finca Antigua.

Inaugurada en 2003, la Bodega de Finca Antigua forma parte del proyecto expansivo de la Familia Martínez Bujanda, que con el propósito de diversificar su negocio bodeguero original de La Rioja, recorrieron buena parte de la geografía nacional en busca de viñedos singulares, con personalidad propia. En 1999 recalaron en Finca Antigua, y la compraron tras sufrir lo que describen como un “flechazo”, por las muchas posibilidades que ofrecía el terreno para poder innovar en la elaboración de vino, y por su entorno extremo para el cultivo de la vid, muy alejado de las tradicionales y uniformes extensiones manchegas.

 

El viñedo: enclave privilegiado

En la parte más alta de la finca, coronándola, se erige una vanguardista y eficiente bodega formada por tres pabellones intercomunicados que combinan acero, piedra y hormigón dispuestos en forma de “U” para abrazar la balsa de agua que riega Finca Antigua. El conjunto da la bienvenida al visitante, y acceso a las oficinas de la bodega, y a la moderna sala de catas.

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La balsa de agua que riega Finca Antigua, está rodeada por los tres edificios que componen la bodega.

La balsa de agua tratada tiene una capacidad de 25 millones de litros procedentes de un pozo de la zona y también de la recogida de lluvia, ya que todo el edificio está canalizado para recoger de forma eficiente el agua que cae. Al estar localizado en la parte más alta, el riego se hace por caída y como el resto de la finca, está sectorizado lo que permite regar de forma diferenciada cada una de las parcelas de la bodega, aportando a cada variedad el agua requerida.

Pero además, la balsa sirve para mantener la humedad adecuada en la sala de barricas, enterrada bajo el pabellón de piedra caliza de la zona y donde tiene lugar la crianza y enriquecimiento de los vinos. El talud del embalse de riego, cubierto de la misma piedra que vemos en el exterior, “ejerce de reservorio natural de humedad” de forma que “cuando es necesario, se moja la piedra, ésta absorbe el agua y los vapores que emanan modifican la humedad según convenga. No usamos humidificador, ganando nuevamente en eficacia y ahorro energético”, añade Martín, que define la sala como “otro ejemplo de cómo se puede aprovechar al máximo la arquitectura de la bodega y sacando un rendimiento económico a las posibilidades del terreno”.

La disposición de las más de 4.000 barricas de roble francés y americano también llama la atención. Apiladas en forma de celdas de un panal, sobre una estructura metálica, son fácilmente transportables de dos en dos con un toro mecánico “de forma fácil, rápida y sobre todo segura”.

La uva, estructura para varias calidades

El primer pabellón de la bodega, el metálico, es el que acoge los depósitos para la elaboración del vino. Aquí empieza un proceso, desde la tolva exterior, hasta una moderna sala de control desde donde se dirige minuciosamente toda la elaboración, en el que todo se aprovecha. “La uva aquí en Finca Antigua tiene tal estructura que nos permite con una sola caída, con una decantación de esa uva, sacar los vinos de máxima calidad, y luego aprovechar el resto”, afirma Rosa Martín. Y lo comprobamos.

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La estructura de la uva en Finca Antigua permite la elaboración de varias calidades con un único fruto.

La uva recogida a máquina se mete entera en diferentes depósitos y aunque llega sólo el fruto, también pasa por una máquina despalilladora para eliminar cualquier resto, racimo, sarmiento u hoja, que haya podido colarse, y que tras separarlo se reutiliza como abono para la tierra.

En Finca Antigua los vinos se elaboran por decantación. “Si prensas la uva estás estrujando también la semilla, y eso solo aporta sabores amargos y ácidos que luego tienes que modificar. Nosotros nos saltamos ese paso para sacar lo mejor de la uva, que al caer desde arriba se rompe y es ahí empieza el proceso de elaboración de nuestros vinos”.

Una vez sacados los vinos, la materia sólida (el hollejo, la piel de la uva, la granilla y la semilla) que queda en los depósitos también se aprovecha. “Esa pasta que aún tiene líquido la pasamos a otra planta inferior donde la prensamos. Sacamos vino que utilizamos para otras marcas y calidades, como vino de mesa, o a granel pero no lleva nuestra marca, porque sólo hacemos los vinos de Finca Antigua con lo mejor de la uva”. Y aún hay un paso más: “después de la prensa, la materia seca que queda también la utilizamos y la vendemos a las alcoholeras de la zona que nos compran esos orujos para destilarlos y sacar grados de alcohol”.

 

 

El negocio, exportación y enoturismo

El tercer pabellón es el de hormigón, y en él se realizan los procesos de embotellado, etiquetado y muelle de carga. En la sala contigua a la de las barricas está la de envejecimiento en botella, con capacidad para un millón y medio de botellas. “Es una bodega eficiente y fácil de trabajar”, explica Rosa Martín, “por eso, esta sala también es nuestro almacén. Aquí tenemos todos los vinos de Finca Antigua, los que están en reposo y los que ya se pueden vender y beber. Eso facilita muchísimo el trabajo. Nosotros un día recibimos el pedido y al día siguiente cogemos el jaulón y lo llevamos a etiquetar, le ponemos la cápsula y lo metemos en cajas y así en dos o tres días, el transporte se lleva ese vino a su destino”.

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Imagen de las barricas, en la sala de envejecimiento, apiladas con el sistema denominado nido de abeja.

Entre cajas preparadas para salir inmediatamente a su destino encontramos un mapamundi que nos sorprende: casi el 80% de los vinos de Finca Antigua se destinan a la exportación. Hasta 57 países reciben estos caldos, algunos tan remotos como Nueva Caledonia, Madagascar o la Polinesia Francesa, pero son Alemania, Suiza, Suecia, Canadá y Estados Unidos, los principales compradores de estos caldos.

Pero el negocio no solo está fuera de nuestras fronteras. Finca Antigua ha sabido diversificarse y explotar con éxito una nueva modalidad de ocio cada vez más demandada. “La Casona”, parte de las instalaciones de la antigua bodega, se ha restaurado y reconvertido en centro enoturístico, donde además de vender vino se realiza una amplia gama de catas comentadas y experiencias gastronómicas. La visita se puede completar con paseos por los viñedos, rutas de senderismo y de 4×4.

Su última iniciativa, la creación de un Club de Barricas de un vino exclusivo, seleccionado por el enólogo Lauren Rosillo, que sólo está disponible para los socios. Se trata de 36 barricas de Finca antigua Selección LR, un vino elegante y complejo, según Rosillo, elaborado con las variedades Syrah, Cabernet Sauvignon y Tempranillo, de edición limitada que no se encuentra en el mercado, y que “refleja fielmente el espectacular viñedo de Finca Antigua”. La lista de espera para entrar en el club es larga.