Manuel Esteban es uno de esos agricultores que disfrutan con lo que hacen, y no pueden evitar transmitirlo a los demás con el brillo locuaz de sus ojos, con cada palabra y con cada gesto. Su finca de Níjar (Almería) es un fiel reflejo de su pasión por la agricultura sostenible y practica a diario el imponente reto de producir más, mejor y más sano en alianza con el medio natural, con los recursos disponibles y mediante una gestión eficiente del agua.
ARMANDO GARCIA. Periodista agrario.
Las tierras que Manuel cultiva ahora con primor ya se hicieron célebres en todo el mundo mucho antes de que los primeros invernaderos de tipo parral aparecieran en el campo de Níjar. Hace 50 años, los mismos parajes donde ahora crecen los tomates más sabrosos de Europa fueron testigos mudos de la alargada sombra que Clint Eastwood proyectó sobre ellos durante el rodaje de “El bueno, el feo y el malo”, uno de los iconos del espagueti western.
Muy cerca de la pedanía nijareña de Los Albaricoques, donde se rodó gran parte del film, se sigue librando a diario un duelo titánico. Ya no hay forajidos a caballo ni revólveres. Ahora, el combate se lleva cabo entre insectos. Millones de ellos trabajan duro cada día para vencer a las plagas y enfermedades de los cultivos agrícolas, a la vez que toda una legión de abejorros hace posible que se polinicen las flores de un modo completamente natural.
Es lo que todo el mundo conoce como la «revolución verde», una rápida transformación que ha dejado atrás la agricultura convencional basada en el uso discrecional de agroquímicos para recibir con los brazos abiertos la lucha contra plagas y enfermedades basada en las propias reglas de la naturaleza. Esta ‘revolución verde’ comenzó su apogeo en 2006 y en un tiempo récord ha convertido a Almería en el lugar del mundo con más insectos beneficiosos de la agricultura por metro cuadrado y en un referente internacional en control biológico.
Antes de las colmenas
“Aún recuerdo cuando había que aplicar hormonas para el cuaje del tomate, porque no se conocía otro método que fuera eficaz. Me pasaba el día entero aplicando Tomaton hasta que, por fin, llegaron las primeras colmenas de abejorros a primeros de los años noventa”, recuerda Manuel Esteban Zafra, natural de Baza (Granada), que llegó a Níjar en busca de trabajo y que tuvo su primer contacto con la agricultura recolectando las judías verdes de su jefe.
“Al principio pensábamos que los abejorros no iban a ser capaces de hacer su trabajo y durante un tiempo estuvimos utilizando a la vez los dos sistemas, las hormonas y las colmenas”, recuerda Manuel. En poco tiempo, la eficacia de las colmenas terminó por imponerse hasta convertirse en el insumo imprescindible que es hoy.
“Ayudó mucho que fueran más baratas, porque las primeras que se vendieron eran inaccesibles para muchos agricultores, con precios de hasta 60.000 pesetas por colmena”, añade este agricultor nijareño de adopción que ya acumula a sus espaldas casi 30 años de experiencia profesional en la agricultura bajo plástico.
Han pasado más de veinte años desde las primeras colmenas de abejorros que Manuel compró para polinizar sus tomates. Desde el principio, se hizo fiel a la colmena Natupol de Koppert, que se ha convertido en un estándar en todo el mundo y que se adapta perfectamente a las condiciones climáticas de Almería.
“Yo pensaba que la Natupol no podía mejorarse más, pero los de Koppert me han demostrado que su última innovación, el sistema Beevision, realmente funciona”, explica Manuel, mientras recorre satisfecho el invernadero cogiendo entre los dedos los ramos de tomate y comprobando con una sonrisa que las flores ya han sido «pinchadas» por el abejorro, a pesar de que la última remesa de colmenas llegó a la finca hace menos de 24 horas.
Nuevo sistema Beevision
Desde el pasado 1 de agosto, Almería, junto con la costa de Granada y Málaga, son las primeras zonas de España donde Koppert ha iniciado la comercialización de Natupol Excel, la nueva colmena que la multinacional holandesa ha equipado con el innovador sistema Beevision, que obtuvo uno de los premios a la innovación en la última edición de la feria Fruit Logística.
Por primera vez, la colmena se «comunica» con los abejorros. Gracias a unos dibujos impresos con tinta especial, el espectro de visión del abejorro reconoce desde la distancia dónde se encuentra la entrada de su colmena. Una información que, desde la ignorancia, puede parecer banal, pero no hay que olvidar que el abejorro vuela durante todo el día en espacios cerrados que pueden tener varias hectáreas de superficie y que están llenos de plantas que dificultan la orientación.
“Estoy gratamente sorprendido, porque he notado que ahora los abejorros trabajan antes y polinizan más tiempo”, confirma Manuel. La eficacia del sistema Beevision se basa en ayudar al abejorro a encontrar antes el camino de regreso a «casa», y evita el derroche de energía en volar sin rumbo fijo. “Esa energía que ahorra la invierte en ‘picar’ más flores, ahora trabajan más y siguen polinizando hasta en las horas de más calor del día”.
Otra de las ventajas de la nueva colmena es que el tamaño de la colonia es mayor y se han agrandado los orificios de ventilación. “He observado que todas estas innovaciones se notan en la práctica, ya que nunca había visto tan activos a los abejorros”, añade Manuel.
Además, Koppert ha incluido más polen para alimentar a las larvas de la colonia de abejorros para garantizar una vida útil más larga. Tanto es así, que Manuel Esteban intuye que las colmenas que compró a primeros de septiembre seguirán en perfecto estado de uso hasta el mes de marzo, un auténtico récord en el mundo de la polinización comercial con abejorros.
Es justo reconocer que para prolongar la vida útil de la colmena y mejorar el ritmo de trabajo de los abejorros, Manuel también aplica algunos trucos personales fruto de su experiencia. Por ejemplo, la nueva colmena Natupol Excel equipada con el sistema Beevision la está utilizando en cultivos ecológicos. “El abejorro está cómodo, no tiene ninguna agresión externa, no hay ningún residuo químico que lo dañe”, explica Manuel, quien recuerda que antes de la»‘revolución verde» el uso de pesticidas mataba a una parte de los abejorros y las colmenas tenían que permanecer cerradas durante varios días como medida de protección a la colonia después de realizar un tratamiento con fitosanitarios.
Otro de sus trucos para optimizar los resultados es la colocación de la colmena, que debe estar ubicada cerca del suelo y entre el cultivo, de forma que reciba la humedad de las plantas y se beneficie de la ventilación cenital del invernadero. “Es la mejor forma de evitar la deshidratación de los abejorros, porque no hay que olvidar que una colmena expuesta directamente al sol dentro de un invernadero puede alcanzar en poco tiempo temperaturas superiores a los 40ºC”, asegura este agricultor que siempre se refiere a los abejorros como sus amigos. “Los cuido y los protejo, son mis amigos y siempre se portan bien conmigo”.
Como buen agricultor, Manuel hace gala de una gran desconfianza en los argumentos comerciales, pero ya ha tenido tiempo de fijarse en los detalles más insospechados. “Cuando tú veas que la entrada de una colmena está sucia y tiene restos de las bolas de polen que el abejorro lleva en sus patas es buena señal, eso significa que la colmena está trabajando bien”, explica satisfecho Manuel. “Natupol es la más cara del mercado, pero es la más rentable, y por eso la elijo siempre. En buenas condiciones, todos los perros son buenos para ladrar, pero cuando las cosas se ponen feas no sirven todos, y eso es lo que pasa con Natupol, que con calor o con frío y hasta en días nublados estos abejorros son unos verdaderos campeones”, añade.
Desde la entrada principal de la finca hasta cada rincón de sus 16 hectáreas de invernaderos se destila el saber hacer de un agricultor por vocación, que ha encontrado en la producción de especialidades de tomate de sabor su vía más rentable de actividad, aunque en el haber de su cuenta de resultados anual también hay hueco para la producción de pepino y calabacín.