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Bartolomé Pascual, la especialización como modelo de gestión en frutales de pepita

Bartolomé Pascual, la especialización como modelo de gestión en frutales de pepita

Bartolomé Pascual es un experto agricultor de frutas de pepita en Lleida, una zona de gran tradición en estas producciones. En los últimos años ha ido especializándose cada vez más, destinando sus esfuerzos principalmente a la producción de peras y ha ido abandonando paulatinamente el cultivo de manzanos.

J. E. Chao. Periodista.

Ha centrado su plantación en el producto que, por condiciones climáticas, puede ofrecer una calidad superior a la de sus competidores de otras zonas productoras, dado que el mercado ha ido incrementando los niveles de exigencia y las plantaciones solo son viables si se combinan dos factores de excelencia: volumen y gran calidad de producto.

perales intensivo

Utiliza diversos marcos de plantación en intensivo. El más reciente, 0,25 por 2,80 metros, rebajando la altura de los árboles para facilitar la recolección.

La explotación de Bartolomé Pascual cuenta con un total de 20 hectáreas repartidas en diversas parcelas. Según su propietario, este es uno de los cambios más importantes de los últimos años: “Antes, en esta zona de Lleida había unas 60 familias dedicadas al cultivo de frutales, con propiedades pequeñas; ahora, hay 6 agricultores, pero estos necesitan producciones mucho mayores para que les sea rentable, porque los precios se han ajustado enormemente y, además, la exigencia del mercado es cada vez más alta. No nos queda más remedio que ofrecer algo que no ofrezcan otros agricultores.

Por ejemplo, la pera Conferencia se suele recoger con un calibre de 60 milímetros; nosotros la recogemos con 65. De esta forma, conseguimos un precio ligeramente superior y nos garantizamos una mayor facilidad de venta”. Pero, para ello, tiene que planificar unos aclareos que permitan al fruto alcanzar las dimensiones previstas. La primera fase lo hace por métodos químicos y, posteriormente, lo repasa a mano. Asegura que todo lo que sea trabajar por debajo del tamaño elegido perjudicaría la rentabilidad de la cosecha.

 

Especialización creciente

Años atrás la mayor parte de su producción era de manzanas; cultivo que ha ido abandonando porque “aquí necesitábamos trabajar mucho, en cuanto a tratamientos del suelo y de las plantas, para obtener una manzana de calidad; especialmente para conseguir frutos con una carne firme. En cambio, en otras zonas de mayor altitud, esa dureza se consigue sin necesidad de aplicar ningún tratamiento y así pueden ofrecer la misma calidad a un menor coste”. Por esa razón ha apostado por la especialización en un producto como la pera, que en Lleida ofrece un nivel de calidad de los más altos del mercado.

peras russeting

Aplica un estricto control de la producción de cada árbol para obtener fruta de un calibre superior a la media del mercado.

Trabaja con un abanico de variedades que le permite hacer frente a la demanda y planificar adecuadamente los trabajos en campo, combinando variedades más o menos tempranas. Además, le posibilita diversificar y minimizar riesgos en caso de que alguna de las variedades se cotice en un rango de precios excesivamente bajo. Limonera, Conferencia, Abate Fetel, Williams, Red Bartlet y Alejandrina, son las principales.

De todas ellas, asegura que la que mejor se comporta en sus tierras es, sin duda, la Conferencia. No sólo es que presente un gran vigor y productividad, sino que, gracias al clima y a la humedad que proporciona la proximidad del río, el típico russeting de esta variedad sale de forma natural, que, de otra forma, habría que provocarlo, porque la misma pera sin russeting tiene menos valor.

Un ejemplo de la excelente adaptación de la variedad Conferencia a esta zona y al valle del Ebro en general lo encontramos  en la plantación de Bartolomé Pascual esta misma campaña. Según Pascual, allá por el mes de septiembre pasado, hubo una gran tormenta que dañó bastante los árboles, dejándolos sin hojas y provocando heridas en sus troncos y ramas; eso hizo que en octubre, que fue más caluroso de lo habitual, los frutales brotaran de nuevo y tuvieran una segunda floración. De tal forma que, la producción que espera para este año se verá reducida en un 50% aproximadamente. Pues bien, de todas las variedades, la que mejor se ha recuperado y dará una producción aceptable es la conferencia.

 

Marcos de plantación intensivos

Trabaja con varios marcos de plantación; la mayoría de las parcelas van de 0,50-075 x 3,00-3,50 metros. Sin embargo, tras los años de experiencia, cree que el marco más adecuado es 0,30 x 2,80 metros, pero dejando los árboles a menor altura, lo que facilita la recolección manual y permite prescindir de la maquinaria de cinta. Opta, siempre que es posible, por una alineación norte/sur para obtener una producción y maduración homogéneas.

Nos muestra en varias parcelas la técnica utilizada para lograr un buen desarrollo de los árboles; entre el pie de membrillo y el injerto de la variedad elegida se sitúa un “intermediario” de Mantecosa Hardy que evita problemas de compatibilidad; problemas que se dan especialmente con la limonera, aunque aplica este método de forma generalizada.

Precisamente la Limonera de Lleida es otra de las variedades que tiene un bien ganado prestigio en casi toda Europa. Aunque se cultiva en otros puntos de España, afirma que solo las de aquí pueden conservarse en cámara con atmósfera controlada durante toda una temporada. Para ello cuenta con instalaciones propias de frío que les permite ir comercializando el producto bajo pedido.

Suelos con problemas sanitarios

arbol afectado

La presencia en sus suelos de rosellinia y armillaria le obilga a replantar entre 400 y 500 árboles cada año.

Uno de los problemas a los que se enfrenta, él y todos los agricultores de su comarca, es el agotamiento del suelo, que les obliga a estar en permanente vigilancia para mantener la buena salud de los frutales.

De hecho, reconoce que, “si fuera más joven y tuviera que empezar ahora, buscaría otras zonas próximas, de tierra más virgen, donde el regadío ha llegado recientemente. Porque, si bien esta localización es idónea para la producción de pera, es preferible trabajar con suelos más sanos”. Señala que las tierras de esta comarca están infectadas de Rosellinia y Armillaria, dos hongos que afectan gravemente a las raíces y que, según Pascual, “en la actualidad no tienen un tratamiento verdaderamente efectivo; al menos a mí no me han funcionado demasiado bien; solo he conseguido ralentizar su avance. La persistencia de estas plagas me obliga a estar replantando con frecuencia los frutales que se van secando. Calculo que cada año me toca replantar entre 400 y 500 árboles. Antes, el problema se eliminaba con bromuro de metilo, pero ya hace años que se prohibió su utilización”.

Otro de los problemas  graves que tiene es la alta incidencia de Fuego bacteriano, que obliga a arrancar los árboles afectados. Para prevenirlo, alterna diversos tratamientos fitosanitarios que aplican sobre todo en flor, el momento de mayor riesgo.