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Agricultura de precisión en el cereal en Navarra

Agricultura de precisión en el cereal en Navarra

De padre agricultor, Juan Ignacio Labiano lleva 25 años trabajando en el ámbito rural. Estudió Ingeniería Técnica Agrícola y durante un tiempo se dedicó a ser comercial para una empresa agrícola. Ahora, desde hace ocho años se dedica de lleno a la producción de trigo, avena y cebada teniendo muy presente la necesidad de la agricultura de precisión.

Por Carmen Sánchez. Periodista.

En total, Labiano cultiva junto a su socio 200 ha de cereal distribuidas en parcelas en Monreal (Navarra) y los municipios de los alrededores en un suelo mayoritariamente arcilloso. De estas 200 ha, 80 son de trigo, unas 50 de cebada y el resto las reparte, según el tamaño de la parcela, entre avena y cultivos alternativos como el girasol, la colza, los guisantes o las habas.

El trigo, su cultivo mayoritario, lo siembran a una dosis de 200 kg/ha, al igual que la cebada. Sin embargo, Labiano afirma que en la toma de este tipo de decisiones o la producción de semillas tienen mucho en cuenta la opinión del Intia y los técnicos de la Cooperativa Orvalaiz, a la que pertenece. De esta manera, las variedades que más se usan en la zona son Camargo, Alhambra o Marcopolo.

“Navarra es un mundo en miniatura”, dice Juan Ignacio. Y es que depende de la zona para que un cultivo tenga unas exigencias u otras. En la zona de la cuenca de Pamplona, que es donde él realiza su labor, hay una pluviometría de entre 700 y 800 mm.

Monnreal 23 de marzo vista general trigo Berdun (FILEminimizer)

En total, Labiano cultiva junto a sus socios 200 ha de cereal.

Roya amarilla, la enfermedad que más preocupa

En el plano de plagas y enfermedades, la que más preocupa a los cerealistas de la zona es la roya amarilla. “Hasta hace cinco años todas las variedades que sembrábamos tenían que ser resistentes a esta enfermedad, pero ahora no lo son. El hongo ha superado las resistencias genéticas de la planta”, explica Labiano.

Para tratar este problema, en la explotación de Juan Ignacio utilizan fungicidas desde los meses de marzo o abril, aplicando tratamientos cada 20 días. Además, desde las entidades con las que colabora, como en Intia y la misma Cooperativa Orvalaiz, están intentando encontrar variedades que de nuevo sean resistentes a la roya amarilla y así evitar el riesgo de que la cosecha se pierda.

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La parcela de Monreal se encuentra junto al monte La Higa.

En cuanto al abonado, en esta explotación optan por usar productos simples. Por un lado, aplican fósforo en forma de superfosfato y nitrógeno en cobertera. Además, en la cooperativa realizan una mezcla de Urea (  70% ) y Sulfato amónico (  30% ) para aportar también el Azufre que necesitan los cultivos.

De esta manera, el rendimiento de la explotación se encuentra en unos 6.000 kg/ha de trigo y de cebada, unos 3.000 kg/ha en colza, cifra similar a la que sacan de girasol, en torno a unos 2.500 ó 3.000 kg/ha, y entre 5.000 y 6.000 kg/ha de avena.

Toda la producción se lleva directamente a la cooperativa y son ellos los encargados de almacenar el producto y después comercializarlo.

 

Agricultura de precisión, cada vez más necesaria

Labiano confía mucho en las tecnologías de última generación para sacar el máximo rendimiento de su explotación. Además de cultivos, también tiene su propia maquinaria, que comparte con otras dos explotaciones. Cuentan tanto con una abonadora como con un pulverizador  inteligentes, controlados a través del ordenador. Cuando trabajan con estas máquinas recogen datos que posteriormente trasladan a mapas de rendimiento.

Además, tanto tractor como cosechadora cuentan con un sistema de autoguiado. En concreto, en el caso de la cosechadora, cuentan también con un monitor que registra los rendimientos de la cosecha. En función a los datos que recibe, realiza mapas de cosecha que luego utilizan para determinar los fallos que ha habido en cada parcela y corregir en función a los mismos aspectos como el abonado de una parcela o de una zona concreta.

En la explotación no cuentan con parcelas de ensayo, ya que se guían por lo que el Intia o los propios técnicos de la cooperativa les recomiendan en cada campaña.

 

Asesoramiento personalizado con AGROasesor

Hace unos cinco años se puso en marcha el proyecto sigAGROasesor, una plataforma para la transferencia y asesoramiento personalizado de precisión en soporte webSIG para elaborar estudios estadísticos e informes, e integra, entre otros recursos, gran cantidad de información pública, bases de datos y cartografía. Labiano fue uno de los primeros agricultores en sumarse a esta iniciativa, consciente de la necesidad de realizar una agricultura de precisión que esté a la vanguardia.

Labiano usa agricultura de precisión para sacar la máxima rentabilidad.

En la creación de este proyecto intervinieron varias entidades públicas de distintas Comunidades Autónomas, así como europeas, entre las que se encuentra el departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra. Por parte de esta Comunidad Autónoma se llevó a cabo un programa de Herramientas de Ayuda a la Decisión de validación de fertilización, variedades y enfermedades, analizando concretamente la cantidad de nitrógeno en el suelo.

Con este servicio online “creas tu propia explotación en el programa y a partir de ahí das de alta tus parcelas y anotas lo que haces en ellas en los aspectos de abonados, aplicación de fitosanitarios, siembra, etc.”, explica el agricultor. “Desde aquí puedes obtener desde mapas de suelos a la predicción meteorológica”, añade.

En concreto, en la explotación de Labiano se toman muestras del nivel de nitrógeno en el suelo, que se analiza cada año. En función de los resultados, la aplicación confiere al agricultor asesoramiento sobre temas de abonado o las variedades a utilizar para que la cosecha sea más productiva.

“La ventaja de este tipo de herramientas es que ahora tenemos más información que antes para hacer las aplicaciones de forma más precisa, tenemos más base”, aclara el agricultor. “Además, a largo plazo esto va a influir sobre todo en el ajuste de los gastos de la explotación y contribuirá a una mayor producción”, matiza.

La cooperativa Orvalaiz, de donde Labiano se abastece a donde lleva su cosecha.

La cooperativa Orvalaiz, de donde Labiano se abastece a donde lleva su cosecha.

Sin embargo, y aunque valora que la tecnología avanza muy rápido, Labiano cree que todavía falta mucho camino por recorrer. “En el tema de los drones, por ejemplo, se pueden aprovechar muchísimo más. Hay que ponerlos a punto y hacer que tengan una utilidad real. Ahí falta, por ejemplo, complementar los drones con sensores y tecnología NDVI para que podamos ver a través de ellos el desarrollo de los cultivos sin necesidad de entrar al campo, o poder hacer lecturas del estado del cultivo con cámaras multifrecuencia”, manifiesta.

“Todavía hay que hacer muchos ajustes en la agricultura de precisión”, dice. Y es que, según este agricultor, el futuro de la agricultura pasa por el camino de aprovechar todas las tecnologías que tengamos a nuestro alcance.