El proyecto europeo Traditom, liderado desde el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), busca revalorizar las variedades tradicionales del tomate y mejorar su competitividad en el mercado global.
El proyecto, que cuenta con una financiación de 4,3 millones de euros, arrancó en el mes de marzo pasado, previendo una duración de tres años. Además del IBMCP, participan en este proyecto, entre otros socios, el Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV), de la UPV y, en total, aglutina a un equipo de científicos de dieciséis instituciones de ocho países distintos, coordinador por Antonio Granell, profesor de investigación del CSIC.
La UPV recuerda que el tomate es la segunda planta más consumida en la Unión Europea y una fuente de nutrientes, vitaminas y antioxidantes en la dieta de muchas personas. Pese a ser un vegetal originario del continente americano, existen multitud de variedades desarrolladas por los agricultores europeos desde que los conquistadores trajeron las semillas de tomate a Europa, hace varios siglos.
Según Granell, el cultivo de variedades tradicionales de tomate se ha reducido en las últimas décadas para dar paso a los cultivos de tomates modernos, uniformes y de alto rendimiento. Las variedades tradicionales se asocian, a menudo, con mejores cualidades de saber e, incluso, podrían ser más adaptables a determinadas condiciones ambientales.
El objetivo de Traditom es, precisamente, poner en valor la diversidad genética almacenada en las variedades tradicionales de tomate y aumentar sus resistencias para que no se vean totalmente reemplazadas por las técnicas de producción de cultivos modernos.
En este sentido, este proyecto busca generar una base de conocimiento en torno a las variedades tradicionales de tomate que explique, por ejemplo, por qué son mejores según los consumidores, que los cultivos modernos y, de esta forma, poder transmitir este conocimiento científico a los agricultores que cultivan tomates.
Genética sin explotar
Para el coordinador del proyecto, “creemos que las variedades tradicionales de tomate representan un recurso genético sin explotar y que su preservación es de la máxima importancia, a fin de poder garantizar una diversidad agrícola que asegure el futuro de la seguridad alimentaria y de la salida, así como las nuevas demandas de los consumidores.
El proyecto plantea aplicar novedosas aproximaciones genéticas combinadas con una caracterización exhaustiva de las propiedades agronómicas y funcionales para definir las más de 1.200 variedades tradicionales de tomate.
El proyecto Traditom, con la participación de asociaciones de productores de España, Italia y Grecia, analiza también la influencia de las prácticas de cultivo en las características de los frutos producidos por las diferentes variedades.
Además del CSIC y de la UPV, participan en Traditom grupos de investigación de la Universidad Miguel Hernández, de la Fundación Miguel Agustí y la Universidad Politécnica de Cataluña, así como del sector productor representado por la empresa de semillas Meridiem Seeds y diversas asociaciones de productores (Associació de Productors i Comercialitzadors de la Tomata de Penjar d’Alcalà de Xivert, los asociados de la Unió Protectora d’El Perelló, Conca Tordera y Progrés-Garbi, sumando así al proyecto conjunto un esfuerzo interdisciplinar con un conjunto de asociaciones de agricultores, empresas del sector de los cultivos e instituciones científicas, que aúna la investigación académica con el conocimiento tradicional y el estudio del mercado.