Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), pertenecientes al Instituto de Ingeniería del Agua y al Centro de Estudios sobre el Riego (IIAMA-UPV), han desarrollado un sistema para obtener el máximo rendimiento en la producción de cítricos mediante la optimización del riego.
Esta investigación se enmarca dentro del proyecto europeo Fígaro, que pretende «desarrollar una plataforma de riego precisa y flexible que permita a los productores, y a la sociedad en general, beneficiarse de los últimos avances tecnológicos aplicados al sector agrario», según un comunicado de la Universidad.
El estudio, llevado a cabo en unas parcelas de cítricos en Picassent, se fundamenta en la implantación de una serie de herramientas tecnológicas que establecen la cantidad de agua necesaria para el cultivo, con el objetivo de que el agricultor ahorre agua, mejore la calidad del producto y reduzca los costes de producción.
Para ello, los investigadores han analizado la información proporcionada por las imágenes de los satélites, que han permitido medir la evapotranspiración real de los cultivos, es decir, el agua que se evapora después del riego, así como el estado de estrés hídrico de las plantas.
Estos datos, junto a los relativos a las condiciones meteorológicas, las características de los cultivos, la humedad del suelo o el potencial de tallo de las hojas, han proporcionado una radiografía completa de la situación hídrica de los cítricos.
El investigador principal del proyecto por parte del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente, Fernando Martínez, resaltó la importancia del trabajo. «Hemos validado una metodología que integra una serie de factores en búsqueda de la agricultura de precisión, en la que las nuevas tecnologías permiten optimizar los recursos para alcanzar la máxima productividad», explicó.
Aplicar el sistema a los cultivos permite realizar una programación semanal del riego, ajustando las necesidades hídricas de los cultivos al grado de estrés de los mismos y las previsiones meteorológicas para los próximos días.
La metodología puede ayudar a tomar decisiones a corto plazo y, a diferencia del sistema tradicional, las decisiones se pueden fundamentar tanto en los datos climáticos anteriores a la programación del riego como en lo que va a pasar en el futuro.
«Hasta ahora las metodologías de riego se han basado en estándares climáticos diferentes a los actuales, en el futuro todo va a ser más impredecible», manifestó el investigador Miguel Ángel Jiménez, colaborador del proyecto. «Por ejemplo, los otoños no son tan lluviosos, como hace unos años, especialmente el mes de octubre de los 2013 y de 2014 fue muy seco”, añadió.
Buscar máximo ahorro
La vertiente economizadora es uno de los pilares fundamentales del proyecto. “Si se reduce la cantidad de agua y las bombas trabajan en su estado óptimo de rendimiento, se disminuyen los costes de producción para el agricultor y las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, según Fernando Martínez.
Por este motivo, la supervisión de los grupos de bombeo es otra de las tareas para incrementar el ahorro, tal y como afirma el coordinador del proyecto, “se pretende que el sistema trabaje al máximo rendimiento, con la adecuada presión de consigna para que no se produzca un mayor consumo energético”. Además de ello, se recomienda que las bombas se activen en los momentos en que las tarifas eléctricas son más económicas.
El proyecto Fígaro agrupa a 17 socios, de los cuales ocho son instituciones académicas y de investigación, y entre los miembros del consorcio se encuentra la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), y seis pymes con una alta especialización y experiencia en el riego de precisión, todos ellos coordinados por la empresa Netafim.
Las entidades participantes en este proyecto proceden de Israel, Grecia, Italia, España, Portugal, Holanda, Dinamarca e Inglaterra y como casos de estudio se han seleccionado los cultivos de mayor consumo de agua. De todos estos participantes, en la etapa final del proyecto se han quedado seis emplazamientos experimentales: algodón en Grecia, tomate de procesado en Italia, maíz en Portugal, cítricos en España, patatas en Dinamarca y otros diversos cultivos en Israel.
La plataforma desarrollada en el proyecto Fígaro es una herramienta destinada a que cada agricultor, a través del móvil o de un PC, pueda monitorizar en tiempo real las condiciones reinantes en su parcela (predicción del tiempo local, humedad del suelo en la zona radicular, pérdida de agua por evaporación o percolación, agua aportada por la lluvia o el riego, estado de desarrollo de las plantas, producción estimada en la cosecha, costes estimados de producción, etcétera).
De hecho, el sistema de ayuda a la toma de decisiones integrado en la aplicación sugiere cuándo y cuánta agua debe ser aportada para conseguir los mejores resultados, reduciendo el riego y los costes, e incrementando la producción y la calidad del producto final.