El proyecto Nutrialgae, el único español incluido en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNPD, por sus siglas en inglés), a través de la iniciativa Ocean Innovation Challenge (OIC), y liderado por la empresa de biotecnología marina Ficosterra, logra su objetivo de reducir el uso de fertilización química sin repercutir en la productividad de las cosechas.
Los ensayos internacionales, desarrollados durante un año y medio con bioestimulantes naturales, han llegado incluso a obtener hasta un 20% más de productividad, dependiendo de las características del suelo, empleando un 30% menos de fertilización convencional. La aplicación de los bioestimulantes Ficosterra en el campo multiplica por dos la inversión, lo que se traduce en una reducción de costes en toda la cadena de valor de la industria agroalimentaria.
El Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, (CICESE. México), GN Productores Navarro (México) y la Universidad Hassan II de Casablanca (Marruecos) han sido las entidades con las que ha colaborado Ficosterra en las pruebas en campo y laboratorio que se han realizado con el cultivo de brócoli como parte del proyecto del OIC.
En este, se han empleado los bioestimulantes de extractos de algas y microorganismos, cystium-k® y ficosagro®, certificados por la agricultura orgánica y recolectados de forma sostenible.
Los expertos señalan que existen dos beneficios económicos dentro de este proyecto de agricultura orgánica, los derivados de la disminución de costes de fertilización y los propios de la venta del brócoli. Los productos aplicados, propios de la agricultura sostenible del siglo XXI, han demostrado que tienen un alto retorno de la inversión (ROI), al haber conseguido un rendimiento económico tres veces superior a los costes.
“Para valorar en términos económicos esta ganancia hay que tener en cuenta no tanto la cantidad que se produce sino el mercado al que se dirige, el precio de venta del brócoli, que varía mucho de un país a otro: dos dólares/kg en México en comparación al 0,3/kg en Marruecos. De ahí que el valor del brócoli cultivado en el proyecto Nutrialgae varía considerablemente y es menor en el caso de Marruecos”, ha explicado el ingeniero agrónomo Alejandro Martínez, director técnico de los ensayos.
La ciencia ya conocía las propiedades del uso de las algas marinas a la hora de mejorar el rendimiento de los cultivos. El proyecto Nutrialgae ha demostrado, además, que se puede reducir la contaminación en los acuíferos, provocada por los residuos de nitrógeno presente en los fertilizantes de origen químico.
Ahora el equipo multidisciplinar de este proyecto ha comprobado que la aplicación de bioestimulantes agrícolas promueve el crecimiento de los cultivos gracias a que los suelos ganan en porosidad y capacidad para absorber nutrientes, la salinidad se reduce, la actividad microbiana del suelo se estimula y se precisa menos agua en el cultivo.
“En Ficosterra nos referimos al enfoque Triple Win, tres son los ganadores que salen beneficiados de esta agricultura regenerativa: la naturaleza al reducirse la huella de carbono y la escorrentía de nutrientes; los agricultores al aumentar el rendimiento de los cultivos y ahorrar en productos para el campo; y las personas, los consumidores que podemos acceder a alimentos más saludables y respetuosos con el medio ambiente y sus recursos limitados”, ha destacado Luis Lombana, el CEO de Ficosterra.