El proyecto cofinanciado por el programa Life de la Unión Europea Life Resilience, cuyo principal objetivo es la prevención de Xylella fastidiosa en explotaciones de alta densidad tanto de olivar como de almendro ya ha obtenido 1.050 nuevos genotipos de olivo, que van a ser evaluados, de la mano de la Universidad de Córdoba.
“Xylella fastidiosa es una enfermedad muy agresiva que una vez que se ha implantado en una finca es difícil de erradicar, por el momento no existe cura. Por eso, es tan importante que proyectos como este propongan prácticas sostenibles que orienten a los agricultores sobre cómo gestionar la finca de una manera apropiada”, explica Teresa Carrillo, directora del proyecto.
En esta fase de investigación se ha hecho especial hincapié en obtener genotipos resistentes a la enfermedad mediante el cruzamiento de variedades resistentes y con buenas características y en desarrollar un modelo de buenas prácticas en las fincas.
Se han realizado dos años de cruzamientos entre madres resistentes como las variedades Leccino y Fs-17 y padres que aporten buenas características agronómicas a las nuevas variedades. El primer año de cruzamientos fue en 2017 y se han obtenido alrededor de 500 plantas (500 genotipos) y en 2018 se ha realizado la segunda tanda de cruzamientos, de la cual se han obtenido 550 genotipos.
La primera fase de genotipos se plantó en la finca El Valenciano en diciembre de 2018 y los provenientes de los cruzamientos del segundo año serán plantados en verano u otoño de este año. Durante los años 2019, 2020 y 2021 les serán evaluadas las características agronómicas y aquellos que destaquen por encima de las variedades testigo (Arbequina, Arbosana y Picual) serán seleccionados, propagados y les será evaluada su resistencia a Xylella fastidiosa.
La resistencia a la enfermedad en los genotipos seleccionados será evaluada por dos vías. La primera será realizar una plantación en Lecce (sur de Italia) en un campo naturalmente infestado y devastado por la bacteria. La segunda vía de evaluación será enviar las diferentes selecciones a un laboratorio de bioseguridad para que evalúen la resistencia a través de inoculaciones.
Life Resilience busca desarrollar asimismo un modelo de prácticas sostenibles que permita reducir la huella de carbono y huella hídrica sin comprometer la salud de la planta, así como un uso eficiente y sostenible de todos los recursos empleados.
En una primera fase del proyecto, se ha evaluado el estado inicial de las fincas en cuanto a presencia del insecto vector, salud de la planta o tipos de suelo, entre otros, lo que ha permitido realizar un primer diseño experimental con diferentes estrategias de gestión.
Por un lado, se han aplicado diferentes estrategias de riego deficitario, se han usado bioestimulantes y biofertilizantes para mejorar la salud del suelo e inducir resiliencia en las plantas y, por otro lado, se han probado distintas cubiertas vegetalescon diferentes especies vegetales junto con setos y linderos para controlar el insecto vector.
El grupo de Life Resilience continuará trabajando para limitar la capacidad de propagación de este patógeno que puede causar serios daños a los cultivos y provocar pérdidas millonarias en los países productores de aceite de oliva.