Las precipitaciones acumuladas desde el inicio del año hidrológico, el pasado 1 de octubre, y hasta el pasado 22 de junio han sido un 28% inferiores a la media establecida en los últimos 25 años.
En este periodo se han recogido en la cuenca del Guadalquivir un total de 395 litros/m2, frente a los 545 litros/m2 de media habitual. En muchas zonas de la provincia, como Lebrija, Trebujena o Las Cabezas de San Juan, el déficit hídrico ha superado los 100 litros/m2. Esta situación, por desgracia cada vez más habitual, ha llevado a ASAJA-Sevilla a presentar en Bruselas, junto a la Universidad de Córdoba y a la Asociación Española de Agricultura de Conservación, un proyecto de mitigación de los efectos del cambio climático en la agricultura, el proyecto LIFE-Agromitiga.
El director de la Asociación Española de Agricultura de Conservación, Emilio J. González, ha sido el responsable de presentar el pasado 26 de junio este proyecto a los agricultores andaluces, a quienes ha recordado que los efectos de los gases de efecto invernadero son cada vez mayores, y como consecuencia, se esperan aumentos de temperatura en los próximos años. En Andalucía, por ejemplo, en esta campaña están teniendo un descenso de un 30% de precipitaciones respecto a hace 25 años. De continuar esta tendencia, ha recordado, se generarán restricciones de agua, mayores incendios, y un impacto en los ríos. Por ello, hay que tomar medidas de adaptación y mitigación para que los riesgos sean reducidos.
El proyecto, coordinado por la Asociación Española de Agricultura de Conservación – Suelos Vivos (AEAC.SV), cuenta la participación de ASAJA-Sevilla, la Universidad de Córdoba, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía y la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF), teniendo previsto finalizar sus trabajos a finales de 2022.
El proyecto LIFE Agromitiga espera contribuir a la transición hacia un sistema agrario hipocarbónico, aportando resultados validados, aplicables a los compromisos internacionales de la Unión Europea en materia de cambio climático. Asimismo, persigue disociar las emisiones de CO2 respecto al uso de materias primas y recursos naturales, a través de la agricultura de conservación, favoreciendo técnicas que impulsen una economía agraria circular. El proyecto cuenta con el apoyo financiero del Programa de Medio Ambiente y Acción por el Clima (LIFE), que es el instrumento financiero de la Unión Europea (UE) dedicado al medio ambiente para el periodo 2014-2020.