La 23º edición de la Conferencia Europea de Biomasa se ha clausurado con un récord de participación de 76 países, que han ofrecido sus propuestas de negocios y actividades comerciales, así como proyectos de innovación y productos bioenergéticos.
Esta edición de la Conferencia ha tenido como sede Austria, país que se ha posicionado en el primer puesto de miembros participantes en esta edición, seguido por Alemania, Italia y los Países Bajos. Además, cabe remarcar la presencia de participantes de fuera de la Unión Europea, como es el caso de países asiáticos, que han aumentado su presencia en un 30% con respecto a otros años, lo que demuestra que el interés por la biomasa y la bioenergía está creciendo en esta región. Según ha expresado Beijing, miembro de la delegación de la Universidad del Petróleo en China, «el mercado de la biomasa en China está en desarrollo y esta conferencia nos permite acceder a los avances sobre este sector que se están llevando a cabo en Europa. Este evento supone una plataforma excelente para conocer las investigaciones a nivel internacional».
Así mismo, Ingwald Obernberg, Presidente General de la Conferencia, afirmó que la EUBCE confirma la importancia de que científicos e industria trabajen juntos; además de la constitución como elementos fundamentales de las actividades de investigación y desarrollo junto a la regulación de las infraestructuras como apoyo de las nuevas tecnologías. En la misma línea habló Vladimir Sucha, Director General del Centro Común de Investigación, quien puso de manifiesto la necesidad de una legislación en el ecosistema industrial, investigadores y políticos, todos ellos representados en esta conferencia.
En cuanto a las oportunidades que ofrece la biomasa en su aplicación a las innovaciones en política de calefacción y refrigeración renovables, los resultados demuestran el papel líder de este tipo de energía como sustitución del petróleo y el gas en calderas, ya que supone una igual eficiencia energética a un menor coste.
Sin embargo, el impacto socioeconómico de este sector aún está por evaluar. Si bien es cierto que el crecimiento económico poco a poco se hace más significativo, también hay que tener en cuenta las dificultades para el mismo, dada la persistencia de la incertidumbre política y el precio del petróleo. De esta manera, cada vez se hace más patente la necesidad de un mercado y unas normas comunes a todos los estados en esta materia, ya que el sector avanza a diferentes ritmos. Para ello, algunos estados miembros como Austria ya están trabajando en una estrategia bioeconómica que permita reducir la necesidad del combustible fósil y llegar a las metas marcadas para el año 2030, entre las que se encuentra reducir en un 50% las emisiones de CO2 a través de la utilización de la bioenergía.
El actual es uno de los momentos más interesantes para el desarrollo de la bioenergía, pero también supone un desafío debido a la situación de la bajada de precios en el combustible fósil, la política inestable y la competencia e integración con otras energías renovables.