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La encina, una aliada de la reserva hídrica del suelo gracias a sus hojas

La encina, una aliada de la reserva hídrica del suelo gracias a sus hojas

Un reciente estudio demuestra que las encinas, ante una situación de déficit hídrico en los momentos más severos del clima mediterráneo, activan un mecanísmo de captación de agua a través de la superficie de sus hojas, sin tener que recurrir a la extracción de agua en el suelo.

Quercus ilex L. o encina es una especie forestal ampliamente repartida por el territorio español. Además de ser un componente típico del bosque mediterráneo, en muchos sistemas agrarios, los cultivos coexisten con las encinas autóctonas de la zona, respetando la biodiversidad del entorno. Las bellotas que producen pueden servir de alimentación al ganado y la madera procedente de las podas se utiliza comúnmente como biocombustible.

Lo más característico de la encina es su robustez a la hora de sobrevivir a situaciones adversas. Su distribución se sitúa en las zonas con clima mediterráneo, con veranos áridos, de altos picos de temperaturas y escasez de lluvias. Esta sequía típicamente mediterránea, hace que los organismos vegetales presenten ciertos mecanismos de respuesta. Gracias a un estudio publicado recientemente, se pone de manifiesto que la encina activa un mecanismo ante esta situación, haciendo que sus hojas capten el agua directamente por el haz, sin que el agua haya alcanzado el suelo.

El hecho de que esta especie arbórea pueda gestionar el agua a través de la superficie de las hojas como respuesta al déficit hídrico supone un mayor aprovechamiento del recurso hídrico cuando llueve moderadamente o por condensación. Anteriormente, estas formas de obtener agua no se computaban como fuente de extracción, sino como hechos puntuales de precipitaciones de poca intensidad o rocío. Gracias a esta forma de canalizar la humedad atmosférica, considerando la gran distribución de las encinas en la península, pueden tenerse en cuenta como grandes sumideros netos de agua a partir de sus hojas en un clima mayormente mediterráneo, sin recurrir a la reserva hídrica del suelo y preservándola.

El descubrimiento ha sido realizado por investigadores del Cita (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón), junto con la colaboración de la UPM y otros organismos investigadores.