Se trata del proyecto de innovación ‘HARNESSTOM Aprovechamiento del valor de los recursos genéticos del tomate para el presente y el futuro’, que arrancó el pasado 1 de octubre y que durante los próximos cuatro años se propone desarrollar tomates más resistentes y también de mejor calidad, en el marco del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, para lo que cuenta con un presupuesto que supera los 8 millones de euros.
En torno a este proyecto se ha reunido un equipo multidisciplinar de expertos de 22 instituciones y entidades de siete países que se encargará de ahondar en la capacidad del cultivo de tomate para hacer frente a las enfermedades emergentes y al cambio climático.
Un panel de científicos y técnicos, coordinados por Antonio Granell, investigador especializado en Genómica y Biotecnología de Plantas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),del que forman parte siete especialistas españoles, entre ellos el responsable de Agrosostenibilidad en el Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta, Carlos Baixauli.
La asociación que propicia este proyecto de innovación incluye a empresas tecnológicas, pymes y grandes empresas de reproducción vegetal, asociaciones de agricultores, ONG e instituciones académicas de Bulgaria, Francia, Israel, Italia, Países Bajos, España y Taiwán.
‘HARNESSTOM’ promoverá cuatro programas con los que abordar los principales desafíos del campo: introducir resistencias contra las principales enfermedades emergentes; mejorar la tolerancia del tomate al cambio climático; incrementar la calidad del fruto; y aumentar la resistencia del tomate tradicional europeo frente a enfermedades y plagas emergentes.
Adicionalmente, prevé impulsar la rapidez y la eficiencia de los programas de mejora vegetal, un requisito necesario para poder responder a los nuevos desafíos del mercado de manera ágil y eficaz, y cuyos resultados tendrán repercusiones en beneficio de la innovación de la industria y de la sociedad.