La directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal del MAPAMA clausuró el pasado 18 de mayo el “Curso Internacional de especialización en Diseño y Gestión de Regadíos”. Durante la jornada Orellana subrayó la importancia que tiene la modernización e innovación en regadíos y su sostenibilidad, para hacer frente al desafío del siglo XXI: producir más con menos recursos y de una forma eficaz.
Durante la clausura del curso, organizado por el Ministerio e impartido en el Centro Nacional de Tecnología de Regadíos (CENTER), Orellana destacó el papel de la agricultura de regadío. Señaló que es un componente crucial para la seguridad alimentaria, dado sus mayores rendimientos y, para la sostenibilidad económica, ya que mantiene y mejora la competitividad agrícola. También apuntó que constituye un elemento de gran importancia para la vitalidad del medio rural, ya que aumenta la rentabilidad de las explotaciones, contribuye a la creación de industria asociada a las producciones y, en consecuencia, a la generación de empleo y riqueza.
España cuenta con una superficie de regadío de unos 3,6 millones de hectáreas, que representan alrededor del 16% de la superficie agraria útil y aportan entre el 67% de la producción vegetal y el 59% de la renta agraria.
Modernización de los regadíos
Esperanza Orellana resaltó el papel que han jugado en el país las inversiones para modernización de los regadíos en la mejora de la productividad agraria y en la preservación de un bien natural tan escaso como el agua.
Así desde el año 2000 hasta el año 2013 el sector agrario ha reducido en un 14% el consumo de agua, es decir, ha disminuido en 2.362 hm3 debido, en gran medida, a las políticas de modernización de regadíos desarrolladas en los últimos años encaminadas a lograr una agricultura sostenible, especialmente por el aumento del uso de sistemas de regadío más eficientes en detrimento del riego por gravedad. Esto ha llevado a que el riego localizado siga una tendencia creciente, llegando a suponer casi la mitad de la superficie de regadío, lo que convierte a España en el principal país del mundo en superficie de riego localizado, con 1,79 millones de hectáreas.