La Estación Enológica de Haro ha incorporado en su laboratorio un equipo de resonancia magnética nuclear, denominado “Wine-Profiling”, que permitirá obtener la “huella dactilar” de un vino, certificando su origen y trazabilidad en cualquier transacción comercial que realicen las bodegas en los diferentes mercados.
En este sentido, se ha empezado a trabajar en el desarrollo de una base de datos nacional, que incluya la gran diversidad de vinos existente en España, y que se integrará en una red mundial que acoge a los principales países productores.
La Enológica de Haro ya se situó en 1999 a la vanguardia de la investigación vitivinícola, cuando apostó por técnicas innovadoras y logró la acreditación ENAC para la mayor parte de los parámetros que viene analizando, según destacó el actual presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, durante el acto de presentación del nuevo equipo.
La obtención de esta “huella dactilar”, además de ser una carta de presentación en cualquier mercado del mundo, aportará mayor seguridad a las empresas del sector. Además, pertenecer a esta red mundial permitirá a los vinos españoles poder certificar su origen y destino, de forma que el análisis y el resultado será el mismo en ambos países.
Al acto de presentación del equipo de resonancia magnética nuclear asistieron el consejero de Agricultura de La Rioja, Íñigo Nagore; el director general del Consejo Regulador de la DOC Rioja, José Luis Lapuente; el director del ICVV, José Miguel Zapater, y el vicerrector de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la Universidad de La Rioja, Miguel Ángel Rodríguez, así como representantes de las principales organizaciones y entidades vinculadas al sector vitivinícola de esta Comunidad.
El equipo Wine-Profiling ha sido desarrollado por la empresa alemana Bruker, con la que el Gobierno de La Rioja colabora en un proyecto de gran envergadura que se ejecutará en distintas fases y en el que participan también los principales países productores de vino del mundo, como Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, Argentina, Sudáfrica o Australia.
Laboratorio de referencia
Por su parte, la Estación Enológica de Haro, integrada en el Servicio de Investigación Vitivinícola de la Consejería de Agricultura del Gobierno de La Rioja, será el laboratorio de referencia para analizar muestras de todos los vinos españolas e incorporarlas a la base de datos mundial.
En este sentido, recabará el apoyo de las Estaciones Enológicas de España, de los organismos oficiales y de las empresas del sector vinícola de todo el país con la finalidad de que la toma de muestras se realice de la manera más exhaustiva y segura posible, dando lugar a lo que el protocolo de actuación define como muestras auténticas.
Los vinos que formen parte de la base de datos deben estar en fase de comercialización, ser genuinos, y su origen y elaboración deben estar asegurados por un organismo o una certificación oficial, por lo que resulta imprescindible la implicación de las diferentes Denominaciones de Origen, las Estaciones Enológicas y las bodegas.
Durante este primer año, está prevista la aportación a la base de datos de 3.500 muestras de vino procedentes de las distintas regiones vitivinícolas españolas de mayor relevancia. Y cuanto mayor sea el número de muestras y mejor recoja la pluralidad de vinos, más se podrá afinar en su origen, no solo a nivel de país, comunidad autónoma o denominación, sino de municipio o bodega de procedencia.
En la búsqueda de marcadores de diferenciación
El Wine-Profiling es un sistema que permite identificar simultáneamente unos 50 compuestos de cada muestra de vino y, en concreto, todos los que poseen hidrógeno en su estructura química, que son la mayoría.
Cada compuesto representa una señal en el espectro, configurando en su conjunto un perfil único para cada vino. Haciendo una analogía, cada parámetro analizado (el etanol, el ácido málico, el alcohol…) traza en su conjunto un espectro que podrá asemejarse a los surcos de la huella humana, en el sentido de que son únicos y característicos de cada vino, como la huella lo es de cada persona.
En el ámbito de la investigación, este equipo tiene muchas posibilidades, dada la enorme variedad de datos que maneja y que permitirían observar, por ejemplo, la evolución de las cosechas en función del clima o del suelo, algo que resulta muy útil para los estudios del cambio climático en el viñedo.
Además, poder disponer de la “huella dactilar” de un vino, abre el campo de aplicación en la búsqueda de marcadores de diferenciación. De esta forma, se podría emplear como apoyo a otros estudios de investigación para determinar las diferencias entre vinos procedentes de diferentes técnicas de cultivo, distintas variedades o diferentes técnicas de vinificación, con la finalidad de ayudar a mejorar el proceso de elaboración del vino y su calidad.