Un proyecto de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y Frutinter ha conseguido reducir a la mitad el agua y hasta un 60% el abono necesarios para el cultivo de cítricos aplicando la metodología Smart, que consiste en la integración de una red de sensores en campo y remotos.
Este proyecto, en el que llevan trabajando a lo largo del último año, supone, según la UPV y Frutinter, una autentica revolución para el futuro del sector.
En el marco de la Cátedra Frutinter de la UPV y bajo la coordinación del profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, Pedro Beltrán, se inició una experiencia piloto en una finca situada en Onda (Castellón). La clave: la implantación de la metodología Smart.
“La Cátedra Frutinter hizo una revisión exhaustiva de las tecnologías existentes a nivel mundial, con una idea clara: utilizar tecnologías innovadoras, pero en un contexto operativo. No se trataba de hacer un proyecto piloto innovador desde un punto de vista científico, sino de resolver una problemática real, en un contexto real y a unos costes asumibles por el sector citrícola. En este escenario se escogió implantar la metodología Smart. Y los resultados que hemos obtenido han sido espectaculares”, ha explicado Pedro Beltrán, director de la Cátedra Frutinter, adscrita al centro de investigación Acuma de la UPV.
Y es que además de la reducción del agua y abono empleados, el proyecto ha permitido incrementar notablemente el rendimiento de la parcela, produciendo entre 8.000 y 10.000 kilos/ha de naranjas más.
También ha mejorado el calibre de la fruta, que es más uniforme, lo que facilita su salida comercial. “Todo esto conlleva un beneficio económico importantísimo para los agricultores. Con menos gasto en el riego y en abono, hemos conseguido mucha más producción”, ha incidio Beltrán, mientras ha destacado que además trabajan ya en la aplicación de este sistema a otros proyectos con otros cultivos.
El proyecto desarrollado por la Cátedra Frutinter ofrece también importantes beneficios postcosecha, que se traducen en una fruta equilibrada de calidad, pero también medioambientales y de sostenibilidad, “ya que al evitar el drenaje y el lixiviado de nitratos –derivado del menor uso de abono- evitamos la contaminación de las masas de agua de subterránea”, ha apuntado Beltrán. Así, junto con una certificadora, la Cátedra Frutinter de la UPV está desarrollando los protocolos para conseguir el sello de certificación de la Huella de Nitrato, un concepto novedoso que va más allá de la Huella de Carbono.
Transferencia al sector
Ante la expectación creada y los resultados obtenidos, a principios del pasado mes de marzo, la Cátedra Frutinter impartió en Vila-real (Castellón), un seminario de transferencia de conocimiento al sector citrícola, al que asistieron comunidades de regantes, empresas citrícolas, cooperativas, agricultores, representantes de la Consejería de Agricultura, ayuntamientos, sindicatos agrarios, etc.. (Ver Video)
Entre los asistentes al seminario se encontraba la Comunidad de Regantes de Vila-real, que próximamente implantará esta metodología en las parcelas que gestiona.
Presente y futuro del sector: La agricultura Smart
La agricultura Smart es una metodología que, mediante la integración de una red de sensores en campo y sensores remotos (especialmente teledetección espacial), caracteriza la variabilidad espacial y temporal existente en las fincas con el objetivo de mejorar la información agronómica con que se toman las decisiones de manejo (riego, fertilización…).
Toda esta información se puede consultar en el WebGis, una herramienta en la que se recogen los datos registrados por esa red de sensores.
“Nos permite conocer, en tiempo real, los desarrollos vegetativos, estrés, una previsión microclimática de la finca y toda aquella información necesaria para obtener un diagnóstico preciso de lo que ocurre en nuestra finca y adecuar el riego y la fertilización a las condiciones que se están produciendo”, ha destacado Beltrán.
Sobre el momento actual, el director de la Cátedra Frutinter ha afirmado que el sector agrario se vuelve a reconocer como lo que es, un sector básico e imprescindible que garantiza el abastecimiento de alimentos a la población.
“Y aunque tiene permitida la actividad, también tiene limitada su capacidad de movimientos, por lo que contar con información efectiva y fiable de los campos, permite reducir los desplazamientos y mejorar las decisiones agronómicas, haciéndolas más rápidas y eficientes”, ha concluido Pedro Beltrán.