El cultivo del olivar en España cuenta con pocos métodos de control biológico y tecnológico, comparado con otros cultivos perennes, como los cítricos y el resto de frutales, pese a contar con una tradición milenaria y 2.584.564 hectáreas en 2012 (según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos, Magrama 2012), y ser el cultivo que tiene más superficie en producción integrada (en 2010 ocupaba el primer lugar, con 290.478 ha frente a las 109.346 ha que ocupan el resto de frutales). En este artículo se analizan las diferentes alternativas de las que dispone el olivarero actualmente para combatir plagas y enfermedades, utilizando estos métodos.
Manuel José Ruiz Torres. Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Jaén.
Las causas de esta carencia pueden estar en dos factores: por un lado, una menor incidencia de problemas fitosanitarios, que redunda en una menor cuota de investigación y desarrollo, y por otro, una menor profesionalización del sector (buena parte de la superficie está en manos de propietarios cuya actividad principal no es la agricultura, o bien son agricultores mayores con una escasa actualización técnica).
No obstante, existen métodos de control biológico y tecnológico (Bejarano-Alcázar et al. 2011, Quesada-Moraga et al. 2008) al alcance del sector, que pueden mantener el cultivo sano frente a algunas de las principales plagas del olivar y que ayudan a cumplir con los principios y requisitos de la gestión integrada de plagas (Ruiz-Torres, 2013).
Organismos de control biológico
Podemos diferenciar entre los autóctonos, que pueden verse favorecidos por determinadas prácticas del cultivo, y aquellos otros que se introducen en el agrosistema, mediante aplicaciones dirigidas o mediante liberación inundativa. En relación a estos últimos tenemos los siguientes.
Bacillus thuringiensis
Es el que se empezó a utilizar primero. Se trata de una bacteria Gram positiva, que vive en el suelo y que tiene poder insecticida, que actúa por ingestión mediante la endotoxina que produce en el tracto digestivo del insecto, dando lugar a su parálisis y muerte del individuo por inanición. Los genes que codifican estas toxinas son los que se utilizan en ingeniería genética para producir plantas Bt.
Se usa en pulverización de una suspensión de esporas contra la generación antófaga de la polilla del olivo (Prays oleae, Bern). La variedad más utilizada es la Kurstakis, con ocho formulaciones diferentes en el Registro de Productos Fitosanitarios (Magrama 2014), seguida de la variedad Aizawai, con dos formulaciones. Como suele ocurrir con los métodos de control biológicos, requiere una supervisión técnica para aplicarse en el momento idóneo, porque aunque se aplica como un insecticida químico, el tiempo de efectividad es diferente. En la actualidad su uso es reducido, y se ha podido constatar que produce un impacto en la entomofauna (Ruiz-Torres y Montiel-Bueno, 2005), seguramente a causa del efecto ecológico que puede producir al hacer disminuir las poblaciones numerosas de la polilla del olivo y otros lepidópteros.
Beauveria bassiana
Es un hongo deuteromiceto, que vive en suelos de todo el mundo y que parasita diferentes especies de insectos, en función de distintos tipos de variedades y cepas, provocándoles la muerte. Actúa por contacto, cuando una espora toca la superficie del individuo, desarrolla al hongo, que invade el organismo y provoca la muerte. Se ha comprobado el efecto mortal sobre mosca del olivo, Bactrocera oleae Gmel. (Anagnou-Veroniki et al. 2005, Konstantopoulou y Mazomenos 2005; Mahmoud 2009) y hay registrada una cepa de Beauveria bassiana (Magrama, 2014) que se puede utilizar contra mosca del olivo (Bactrocera oleae Gmel.).
Una cepa diferente de este hongo se ha patentado por la Universidad de Córdoba, y se ha probado con éxito contra el abichado (Euzophera pinguis) (Quesada el al. 2013), aplicando las conidias en una pasta sobre las heridas de la corta de varetas (foto 1), y contra la generación antófaga de la polilla del olivo, pulverizando una suspensión de sus conidias. Sin embargo, todavía no está disponible para el sector.
El mismo equipo de la Universidad de Córdoba está investigando con éxito otro hongo entomopatógeno, una cepa de Metarhizium anisopliae, contra la mosca del olivo, pero tampoco está disponible para sector.
Trichocerma asperellum y T.gamsii
Mezcla de dos estirpes de hongos, registrada en el Registro de Productos Fitosanitarios (Magrama, 2014) contra la verticilosis del olivo (Verticillium dahliae). No se sabe muy bien cómo es el modo de acción frente a este hongo patógeno, pero parece que existen diferentes vías de antagonismo que producen reducciones significativas de los síntomas de la enfermedad (Jiménez-Díaz et al. 2009a, 2009b). La aplicación es efectiva cuando se hace durante la plantación de plantones y en los dos años siguientes, y su uso debe contemplarse en el conjunto de una estrategia integrada contra la verticilosis, porque por sí sola, esta mezcla de hongos no puede controlar completamente la enfermedad en cualquier edad del cultivo.
Depredadores y parasitoides
El empleo de depredadores o parasitoides es casi inexistente en el cultivo del olivo. En la actualidad, sólo se encuentra disponible el depredador neuróptero Chrysoperla carnea (foto 2), que se libera en forma de larva recién nacida. Hay hasta ocho firmas que proporcionan este crisópido (Magrama 2014), y la empresa Nutesca los cría procedentes de poblaciones autóctonas de la campiña de Jaén.
Se han realizado diferentes ensayos (Ruiz-Torres et al. 2013) de eficacia, liberando larvas neonatas de crisopa y el resultado es muy positivo cuando se liberan en el estado fenológico D1-D2 del olivo, como puede apreciarse en la figura 1, con los resultados de uno de los ensayos.
Fauna autóctona
En relación a la fauna autóctona, cuando no hay factores negativos para ella (como un uso continuado de insecticidas químicos o una excesiva simplificación del cultivo), pueden bajar significativamente las poblaciones de numerosas especies-plaga (Altieri y Nicholls, 2000). En el olivar, como en cualquier agrosistema, un incremento de la biodiversidad hace posible una mayor estabilidad del mismo (figura 2), y una menor incidencia de plagas al favorecer la mayor presencia de depredadores y parasitoides (Fernández-Alés y Leiva-Morales, 2003).
Hay evidencias que demuestran cómo los paisajes heterogéneos, con manchas de vegetación natural, influyen positivamente en el establecimiento de fauna auxiliar autóctona contra mosca del olivo (Boccaccio y Petacchi, 2009), el establecimiento de las cubiertas vegetales con gramíneas entre las hileras de olivos disminuye el ataque de polilla del olivo (Vargas y Aldebis, 2007), por el incremento del complejo parasitoide de la polilla del olivo (Bento et al. 2007, Ruiz-Torres, datos sin publicar), y las poblaciones de ortigas (Urtica sp) o la presencia de muretes o cúmulos de piedras favorecen la permanencia de poblaciones de coccinélidos contra la cochinilla de la tizne, Saissetia oleae (Santos et al. 2008).
Se está avanzando sobre cómo modificar la composición y estructura del propio agrosistema del olivar para favorecer la consolidación de poblaciones de fauna auxiliar. Por poner algunos ejemplos, ya es un hecho conocido que si se implantan suficientes ejemplares de la planta conocida como olivarda (Dittrichia viscosa) pueden incrementarse las poblaciones de parasitoides de la mosca del olivo (Franco-Mican et al. 2010). Asimismo, Gálvez et al. (2011) definen un manejo concreto de diversidad vegetal del olivar para incrementar las poblaciones de diferentes depredadores y parasitoides útiles contra diferentes plagas.
Métodos de control tecnológico
En el cultivo del olivo se utilizan las feromonas sexuales para el monitoreo de la mosca del olivo, la polilla del olivo, el abichado y la polilla del jazmín (Margaronia unionalis).
También se ha probado con éxito el uso de feromonas sexuales como método de confusión sexual contra el taladro amarillo (Zeuzera pyrina) (Durán et al. 2004), aunque es un método que no se encuentra dentro del registro de Otros Métodos de Defensa Fitosanitaria del Ministerio de Agricultura.
Dentro de estos métodos de control tecnológicos, es necesario hablar del gran esfuerzo que se está haciendo para el control de mosca del olivo a través del trampeo masivo.
El trampeo masivo ha sido ampliamente ensayado en nuestro país, con desarrollo y comparación de diferentes tipos de trampas y atrayentes (foto 4). Los resultados muestran que formulaciones a base de proteínas pueden ser más efectivas que los atrayentes basados en sales nitrogenadas (Beitía et al. 2011, Olivero et al. 2004, Ros et al., 2003, 2005, 2009, Ruiz-Torres 2010, Ruiz Torres et al. 2011).
El trampeo masivo tiene problemas para su uso generalizado a causa de su elevado coste (para colocar las trampas y al tener que recebarlas en el caso de los atrayentes líquidos), que muchas veces resulta muy poco selectivo para la fauna auxiliar y que la capacidad de atracción de muchos atrayentes disminuye con el tiempo.
Para solucionar algunos de estos inconvenientes se pusieron en marcha diferentes variantes del método atracción y muerte (Caleca et al. 2007, Crespo et al. 2002, Mazomenos et al. 2002, Petacchi et al. 2003, Speranza et al. 2004), mediante el cual los adultos son atraídos por la feromona (a veces mezclada con un atrayente alimenticio) y mueren por el contacto con insecticida, que suele ser un piretroide, que también va en la mezcla.
En la actualidad el único insecticida autorizado como componente de una trampa de atracción y muerte, es un formulado de deltametrín (Magrama, 2014).
Por último, mencionar que la empresa Oxitec ha creado una mosca del olivo transgénica, denominada OX3097D, que al aparearse con moscas normales no llega a tener descendencia, como consecuencia del gen introducido (Ant et al. 2012). Esta empresa solicitó en 2013 hacer experiencias de campo en Tarragona, y al final acabó retirando esa solicitud por la cantidad de exigencias y garantías que pedían las administraciones españolas para realizar este experimento, que generó alarma entre agricultores ecológicos y el movimiento conservacionista. No se tienen datos de su eficacia en campo, ni está registrado ni comercializado su uso.