Es agricultor, ingeniero agrónomo y divulgador. Tres facetas cubiertas por el paraguas de soluciones innovadoras en las que invierte. Simbiosis de agricultura y tecnología, el sector AgriTech se aplica en explotaciones como las que dirige técnicamente Ricardo: plantaciones de cítricos y almendros entre Extremadura y Andalucía. Ahí, la agricultura de precisión se ciñe a la máxima eficiencia en riego, a la mecanización adaptando el manejo de cultivos en superintensivo y en la teledetección.
CÉSAR MARCOS. Periodista agroalimentario
Sabía más tarde o más temprano que se iba a pasar a cultivos de valor añadido. “Los herbáceos ya no resultan rentables. Llevo casi veinte años ejerciendo el oficio de ingeniero agrónomo. Veinte años no son nada para la agricultura, pero en este tiempo, he visto transformarse la Vega del Guadalquivir, que ha pasado de tener cultivos extensivos en su mayoría como algodón, maíz o girasol, a cultivos leñosos más tecnificados como naranjos, olivos y almendros en marcos intensivos o superintensivos”, comenta Ricardo Aguayo.
Simboliza el prototipo de moderno agricultor con conocimientos técnicos propios. Es ingeniero agrónomo y volcado en el ecosistema de la smart agriculture o los “geoinquietos” en Córdoba, con la que comparte la transferencia de conocimiento en nuevas herramientas de precisión con agricultores tan avanzados como él como Custodio López Cruz y la nómina de ingenieros agrónomos surgidos a la sombra de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba.
El paradigma del cambio
Los agricultores han pasado de aplicar fitosanitarios con poco control a tener perfectamente estudiado, reglado y controlado cada producto comprado y aplicado a sus cultivos. Se está transformando el parque de maquinaria para tener perfectamente regulada cada máquina de tratamiento con sus revisiones anuales.
“Para nosotros, los técnicos, están llegando al campo toda una serie de aparatitos o gadgets que, bien empleados, pueden sernos de gran ayuda a la hora de tomar decisiones de cultivo, fundamentalmente de riego. Lo fundamental es que nos están dando cada vez más información, en las que basar esas decisiones”, sintetiza Aguayo, director técnico de una explotación de cultivos de gran valor añadido: naranjos, cuyo fruto se destina a industria, en régimen intensivo e incluso superintensivo, “algo muy novedoso”, y también en superintensivo para el cultivo de almendros. También cultiva nogales y olivar en marcos más amplios. Todo en riego por goteo. Son grandes plantaciones que se vertebran entre Córdoba y Cáceres. Ricardo ha sido uno de los abanderados en apostar por la transformación de hectáreas de herbáceos en cítricos en la parte occidental de Andalucía.
Se trata de un modelo basado en el cultivo en seto, bien intensivo o bien superintensivo. Son grandes extensiones con marcos de plantación más pequeños, acomodados a la mecanización de las cosechadoras, y con producción escalonada de variedades según necesidades del mercado. Hablamos de una nueva citricultura si se la confronta con la de Levante.
A nuevas formas de entender los cultivos, nuevo paradigma de agricultura, la de precisión. Baste un ejemplo que ilustra Aguayo. “Lo que en primer lugar tenemos ya todos en el móvil son las predicciones meteorológicas, a tres días vista muy afinadas, a una semana poco fiables y a diez días, aún menos. Tenemos que tener cuidado de no tomarlas al pie de la letra, que nos pueden llevar a más errores que aciertos”.
Estrategias eficientes de riego
Ricardo hablaba de los gadgets en manos de los agricultores. “Unas de las herramientas cada vez más extendidas son los sensores o sondas de humedad a distintos niveles de suelo, que calculo que bien estudiados nos pueden hacer ahorrar hasta un 30% del agua aplicada a un cultivo. Los más avanzados nos dan las gráficas de evolución de humedad en la tablet a tiempo real junto con otros datos de apertura de llaves de riego, etc.”
Estos sensores se instalan en un solo punto de la finca para tomar datos a través de tres sondas de humedad a profundidades diferentes: “Colocadas a 20, 40 y 60 cm para medir el porcentaje de humedad en suelo en cada una de ellas. Desde este punto, que dispone de un datalogger con un pequeño panel solar, mediante una tarjeta de teléfono GSM, envía la información a la nube y recibimos un continuo de la medición de la humedad del suelo”, cuenta.
Para nosotros, los técnicos, están llegando al campo toda una serie de aparatitos o gadgets que, bien empleados, pueden sernos de gran ayuda a la hora de tomar decisiones de cultivo, fundamentalmente de riego
A este punto se pueden añadir todo tipo de sensores, desde dendrómetros perimetrales para medir el diámetro del tronco de árbol, pasando por placas de radiación solar para medir la ETc (suma de la transpiración y evaporación se conoce como evapotranspiración), hasta anemómetros para calcular la velocidad y dirección del viento, entre otros muchos.
La información resultante de la medición de los sensores se devuelve de forma sencilla, racional y comprensible al agricultor, por ejemplo en forma de gráficos, para una mejor comprensión de la evolución de los parámetros de humedad, Etc o temperatura. “Los datos estimación de evapotranspiración de los cultivos son también fundamentales para hacer predicciones del gasto semanal o mensual de agua que le espera a nuestras parcelas. No hay que olvidarse coger el escardillo todas las semanas para comparar las sondas con la realidad del suelo”, explica Ricardo.
Todas las herramientas son de una ayuda a la hora de decidir la frecuencia, cuánto tiempo y el volumen de riegos, pero también sirven para evitar enfermedades de suelo. Lo ideal no es tirar el agua de 60-80 cm de profundidad hacia abajo. “No tiramos agua y la salud de cultivo sale ganando”, añade. Las dotaciones de agua cada vez van a estar más limitadas y el ahorro va a ser clave. “Si en años pasados lo habitual tuvimos unos 6.000 m3/ha, a lo mejor este año vamos a disponer de menos de la mitad”.
Cultivos en seto
La adaptación de los marcos de plantación es fundamental para la mecanización de cítricos y almendros en superintensivo. “Son más estrechos para poder hacer setos de árboles y que máquinas de cosecha similares a las vendimidoras en vid y olivar puedan recolectar”, apunta Aguayo. El agricultor gana en costes y tiene menos dependencia de mano de obra. En superintensivo para naranjos está ensayando algo que en olivar está más que superado: marcos de plantación de 3, 5 x 1,25 m. Normalmente, el naranjo soporta marcos de 7 x 3 m en intensivo. En almendros, los marcos son de 3, 5 x 1,25 m, esto es, en superintensivo.
Teledetección satelital
“Para ver el resultado que estamos obteniendo en relación a la salud de las plantas, echamos un vistazo al satélite. El sentinel 2 nos manda mapas de radiación cada 5 días, concretamente los NDVI o de Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada, que indican del 0 al 1 el grado de fotosíntesis de la vegetación, que se encuentran de manera gratuita en la red y que nos dan una idea del grado de esa fotosíntesis, con una precisión de 10 x 10 m”, indica Aguayo.
Él no ha sacado aún provecho a los drones, “pero pronto, cuando sean más asequibles, les pediremos que nos detecten árboles enfermos, plagas peligrosas o cualquier parámetro que el ojo no vea”, añade.
Mucha es la información la que los agricultores, ingenieros agrónomos y técnicos que ya tienen disponible, ahora deben saber distinguir cuál es la que les sirve para tomar buenas decisiones para no perderse entre tanto dato. Pero, sobre todo, al hilo de la conclusión de Ricardo Aguayo no hay perder el contacto directo con el campo, que es la principal fuente de información. Como dice él, estar informado es ir por delante y y lo refleja en su blog.