Antonio Hornero, ingeniero agrícola de profesión, dio comienzo a su carrera en el mundo rural hace 25 años, primero como asesor de cultivos en el área de Sevilla, zona que cambió por la de Huelva para dedicarse de lleno al cultivo de los cítricos.
Decidió desplazarse a Huelva por la característica innovación con la que cuenta la región. “Aquí el cultivo de los cítricos comenzaba su expansión, con lo que había muchas nuevas posibilidades de desarrollo. En Huelva encontré zonas con más predisposición, grandes explotaciones con una nueva mentalidad empresarial”, afirma Hornero.
Antonio es uno de los ingenieros agrícolas del grupo Agricasa, una de las empresas que conforman la Sociedad de Transformación Agraria Golden Citrus, que busca dar el mejor servicio posible a su clientela, formada en su mayoría por exportadores, y bajo cuyo paraguas se trabajan unas 900 hectáreas de cítricos.
En el caso concreto de Agricasa, sus terrenos se encuentran emplazados cerca de la localidad onubense de Gibraleón, y se constituyen en suelos arenosos, heterogéneos, en algunos puntos con zonas de pendiente, poblados hace años por cultivos de secano como almendros y eucaliptos.
Estas parcelas comprenden más de 500 has con una producción actual de unos 15 millones de kilos y en el futuro, cuando entre totalmente en producción, más de 20 millones. De esta manera, los árboles más viejos de la finca de Gibraleón, datan de fechas alrededor de 1985, aunque poco queda de aquellas primeras plantaciones. Desde entonces, se han ido adaptando a los sistemas de producción, que están en continua transformación. “Antes estábamos más centrados en la producción de naranjos, mientras que ahora vamos más encaminados a todo tipo de mandarinas”, matiza el ingeniero .
Riego por goteo, básico en el cultivo
Con una pluviometría media de 500 mm anuales y unas buenas infraestructuras para almacenar el agua, Antonio Hornero afirma que las reservas de agua, sobre todo en la zona de la sierra, aseguran el tan necesario riego en este cultivo. En la finca de Gibraleón, por ejemplo, cuentan con cuatro balsas para la reserva de agua.
De esta manera, la total extensión de las plantaciones de la finca están dotadas de riego por goteo con fertirrigación. Hornero afirma que en estos momentos en el sector de los cítricos “nuestro reto es la mejora en el consumo de agua”, al que están plantando cara con la instalación de tecnologías tales como sensores que miden la humedad del suelo y la percolación.
Para llevar a cabo este tipo de análisis, hace unos cuatro años comenzaron a usar sondas eléctricas que indican la posición del agua en cada momento. Esta técnica la utilizan también para la fertirrigación, basada en la utilización de abono soluble en toda la finca, inyectándose la cantidad adecuada e indicada por estas sondas y controlada por ordenador para cada variedad y momento.
También con el fin de controlar el gasto de agua, así como evitar la erosión de sus suelos arenosos y aumentar los beneficios de la explotación, en algunas de sus parcelas han comenzado a hacer ensayos con cobertura de malla sobre el suelo de distintos colores. Según los datos de Hornero, gracias a esta técnica han conseguido sacar adelante las mismas producciones con prácticamente un 25% menos de consumo de agua. El uso de estas mallas evita la evaporación, lo que hace que el cultivo pueda disponer del agua durante más tiempo.
En la variedad está el gusto
Este típico refrán se convierte en una de las máximas de la SAT Golden Citrus y de Agricasa, que centran ahora parte de sus esfuerzos también en la consecución de nuevas variedades con las que poder ampliar su oferta de productos. “Viajamos por todo el mundo y vemos distintas variedades. Nos interesan sobre todo las variedades protegidas y limitadas en superficie”, cuenta Antonio.
“De un tiempo a esta parte el modelo tradicional de cultivar una variedad libre, que todo el mundo podía plantar, ha desembocado en una superproducción de la misma y nos está obligando a buscar nuevas variedades. Si están protegidas y limitadas, sabes que aunque haya que pagar un royalty por esa planta, no habrá un exceso de producción”, analiza Hornero.
En función de la variedad que se plante, se decide el marco de plantación adecuado, que en esta finca oscilan entre marcos amplios de 6 x 4 metros hasta marcos mucho más intensivos de 5,5 x 2 metros. Formas de cultivar que se ajustan a las necesidades de las más de 17 variedades distintas que manejan, entre cuyos productos van de las satsumas a las clementinas, así como naranjas y pomelos.
El clima, determinante de la variedad a usar
A la hora de elegir las variedades con las que trabajan también se guían mucho por la climatología de la zona, “con muchas horas luz, temperaturas suaves y poco riesgo de helada, con lo que nos podemos permitir hacer tanto variedades precoces como fruta de segunda temporada, más tardía”.
Esta misma estrategia es la que siguen a la hora de diversificar productos. Actualmente están inmersos en la diversificación de cultivos introduciendo aguacate y granado. “Para el aguacate ésta es una zona más templada que el resto de la península donde el cultivo puede tener bastante desarrollo. En cuanto al granado, estamos probando variedades rojas, protegidas y extra tempranas”, explica.
Cubierta vegetal para evitar la erosión
Para evitar la erosión en sus terrenos arenosos, Agricasa mantiene una cubierta vegetal entre calles durante todo el año, excepto en los meses de verano. “Durante el invierno dejamos una cubierta vegetal natural por toda la calle, que se seca en verano. Al final la primavera, la cubierta vegetal ha crecido de nuevo y la segamos con una desbrozadora”, expone Hornero.
En el ámbito de las plagas, las que principalmente les afectan son Aonidiella Aurantii y Tetranychus. Aonidiella aurantii o piojo rojo de California se ataca especialmente a limoneros, naranjos, pomelos y mandarinos y prolifera generalmente en ambientes secos y cálidos. Por otra parte, Tetranychus o araña roja, que se aloja en colonias en el envés de las hojas, puede producir defoliaciones en la planta, además de afectar al fruto maduro con manchas herrumbrosas. Ambas plagas las combaten mediante un sistema de monitoreo de campo, que detecta el problema y sus focos y a partir de ahí siguen el protocolo necesario, generalmente aplicando fitosanitarios.
Cítricos exportados
“El mercado citrícola en Europa prácticamente lo manejan las empresas españolas”, afirma Hornero. En el caso de Agricasa, la política de comercialización la lleva a cabo la SAT Golden Citrus, que son quienes contratan y se ocupan de tratar con los clientes.
El 80% de la producción de cítricos de la zona se exporta al exterior de España, asegurando una fruta de origen protegido, limitada y de calidad a los principales países de la Unión Europea.