A primera vista, Monterosa es un tomate que no pasa desapercibido. Su aspecto acostillado y algo irregular nos recuerda a la imagen externa de los tomates tradicionales, ya sea porque los hemos conocido y probado, o por la imagen estereotipada que nos transmite el cine y la publicidad.
Por Armando García. Periodista.
Monterosa no tiene nada que ver con los tomates lisos que se encuentran en cualquier supermercado, ni tampoco está muy relacionado con el aspecto de los tomates pintones de ensalada. Sin lugar a dudas, la primera toma de contacto con el tomate Monterosa, desarrollado por Semillas Fitó, no deja indiferente e invita a reflexionar sobre cuál es su origen, y sobre todo, invita a preguntarse cómo será su sabor y si la experiencia gustativa se corresponderá con las expectativas que genera su apetitosa y original forma exterior.
Algo así le sucedió a Francesc Llonch, de Grupo Gavá, cuando, por una casualidad, tuvo su primer contacto con el tomate Monterosa durante la feria Fruit Logística de Berlín. Francesc llevaba unos años buscando un tomate atractivo y original, que ofreciera un valor añadido al consumidor. Después de infructuosos intentos, el primer contacto con Monterosa puso en alerta su intuición comercial y algo le dijo desde el principio que aquel tomate tenía mucho potencial.
De hecho, ese primer contacto visual en Berlín fue el inicio de una apasionante aventura empresarial basada en la alianza comercial entre Semillas Fitó y Grupo Gavá, que es el productor exclusivo para España y Portugal del tomate Monterosa desde 2014. Actualmente, Grupo Gavá cultiva en Almería unas 100 hectáreas de Monterosa, el tomate con sabor que ya se vende en toda Europa y que también comienza a ser demandado en el mercado nacional, donde ya está disponible en la red de Mercas y en algunas cadenas de supermercados.
Nueva categoría comercial
Monterosa nació en junio de 2012 al cruzar un tomate pera de Girona con un Costoluto Genovese. Las cualidades de Monterosa son únicas y la variedad ha sido capaz de crear por sí sola una nueva categoría comercial sin precedentes. Monterosa, por su forma y por su sabor, es inclasificable dentro de las categorías estandarizadas, que se quedan cortas para encajar su calibre y su peso medio. De hecho, Monterosa es un tomate muy lleno, que supera habitualmente el calibre comercial GG.
En el desarrollo de Monterosa, se dió más prioridad al sabor que a las resistencias. “La resistencia al virus de la cuchara afecta a las cualidades organolépticas y por eso Monterosa no la tiene», explica Tom Lombaerts, Produce Chain Manager de Semillas Fitó. Aunque este tomate es cultivable durante todo el año, el punto fuerte de Monterosa se basa en obtener frutos con sabor durante el ciclo de invierno, siendo entre noviembre y abril la época de mayor demanda.
Gran parte de su éxito comercial se justifica en su carácter único. Por ello, la demanda de Monterosa ha crecido vertiginosamente confirmando la teoría de que el consumidor necesita productos nuevos y atractivos que siempre le ofrezcan el mismo nivel de calidad y que no le defrauden. En consecuencia, se hace fuerte la demanda comercial y Monterosa inicia su cuarto año comercial con grandes expectativas de crecimiento.
Cultivo exigente
El manejo del cultivo es muy exigente y requiere mucha atención y mano de obra. Durante la fase de crecimiento de la planta se necesitan tres personas por hectárea y durante la fase de recolección hasta cinco personas por hectárea. Los cuidados son diarios y las medidas preventivas contra plagas son muy elevadas, utilizando los protocolos de Producción Integrada y el control biológico en toda la plantación.
Si todo sale bien, la recompensa final bien merece la pena cuando se recolectan frutos con un dulzor medio de 5,5 grados, aunque su concentración en azúcares puede superar los 6 grados Brix. Piel fina que desaparece en el paladar, pulpa carnosa, suave y agradable, semillas pequeñas y un tono rosado oscuro que tiñe todo el fruto de manera uniforme por dentro y por fuera son los rasgos que definen a esta revelación de sabor mediterráneo con forma de tomate tradicional cuando se encuentra en su momento óptimo de maduración.
Cada fruto va identificado con el nombre comrcial de este tomate.
Desde el cuaje de las primeras flores, los trabajadores de Gavá han aprendido a seleccionar los frutos que dejarán crecer y a eliminar los que intuyen que no alcanzarán el nivel óptimo de desarrollo. Producir Monterosa es un sacrificio continuo para obtener la máxima calidad. “Nosotros preferimos tirar tomates a meterlos en una caja sin la calidad que esperan nuestros clientes”, explica Francesc Llonch, de Grupo Gavá, quien reconoce que en todo momento se prima la calidad por encima de la producción por metro cuadrado.
“La razón de nuestra filofosofía de producto es muy sencilla, y es que somos responsables de que el consumidor se sienta recompensado por degustar nuestro tomate y que no le importe haberlo pagado a un precio premium”, añade Francesc, quien espera este año una producción total en torno a los 10 millones de kilos, “aunque puede que solo sean seis millones de kilos porque es una variedad caprichosa que puede dar muchas sorpresas”. En Grupo Gavá, están satisfechos por la rentabilidad de Monterosa, ya que sus especiales cualidades organolépticas hacen que sea un producto codiciado en los mercados que consigue precios finales de venta de hasta un euro más por kilo que otras tipologías de tomate.
Una variedad tan especial como Monterosa merecía una huerta a su medida. Con una inversión de 20 euros/m2, Grupo Gavá ha construido en un centenar de hectáreas los invernaderos más grandes de Almería para la producción de este tomate único en el mundo. En varias fincas de la comarca de Níjar, próximas a Cabo de Gata, Monterosa engorda y madura al sol hasta conseguir su peculiar y codiciado equilibrio entre dulzor y acidez.
Gavá ha llegado con Monterosa a la culminación de su aventura empresarial en la agricultura, ya que el origen de esta empresa nacida en el mercado de Hospitalet en 1969 fue la comercialización de frutas y hortalizas al por mayor con destino al mercado nacional. En 1994 llegaría la actividad de exportación y unos años después las primeras incursiones en la producción. “Teníamos identificados nichos de mercado para productos con gran potencial, pero no encontrábamos proveedores y al final nos lanzamos a la aventura de producir nosotros mismos”, explica Juan Llonch, padre de Francesc y fundador de Grupo Gavá.
Los invernaderos de Almería donde se cultiva el tomate Monterosa son el ejemplo perfecto de un modelo de gestión empresarial centralizada con acceso directo al mercado. La empresa controla todas las fases de la producción, toma las decisiones estratégicas y controla la calidad final del producto. Se presta especial atención a la cantidad y calidad del agua de riego, motivo por el que se han construido varias balsas que cubren la demanda de la finca con los aportes suministrados desde la Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar (CUCN). “Valoramos mucho la seguridad en los aportes de agua procedentes de la desaladora de Carboneras, ya que en una zona tan árida como Almería nunca habríamos hecho una inversión tan importante sin tener garantizados los recursos hídricos durante todo el año”, añade Francesc de Grupo Gavá.
Las ventas de Monterosa se hacen siempre en envase con marca propia y cada fruto va identificado con una pegatina que no deja lugar a dudas sobre su origen y sobre todas las horas de trabajo que han sido necesarias hasta llegar a su recolección. En este sentido, Gavá lleva a cabo una estrategia comercial dirigida a poner en valor siempre la calidad de un tomate excepcional sin competencia en el mercado.