Se estima que para atender la demanda de productos agrícolas a nivel mundial en los próximos años será necesario incrementar la superficie regada en un 15% y modernizar el 60% de la superficie actual. Esta modernización y extensión del regadío en el mundo se están realizando fundamentalmente con sistemas de riego presurizado.
Estos sistemas permiten un mejor control del manejo del riego y los fertilizantes, pero plantean tres retos para la sociedad española: moderar el consumo de energía, que en combinación con la escalada de costes energéticos está afectando a la viabilidad económica de muchas zonas de regadío modernizadas y limitando el desarrollo de nuevas zonas, optimizar la gran variabilidad de prácticas de programación de riegos que han desarrollado los regantes y establecer el impacto presente y futuro de la modernización de regadíos sobre la contaminación agraria difusa y sobre la forma de expresarla en indicadores que den soporte a la implementación de políticas ambientales.
El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, junto con la Estación Experimental de Aula Dei (CSIC), están desarrollando el proyecto “Diseño, gestión y control medioambiental de regadíos modernizados por aspersión en el Valle del Ebro”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
La investigación, que finalizará en 2017, empezó hace tres años y está analizando alternativas técnicas que permitan la optimización del consumo energético, rebajando la presión en los aspersores de coberturas totales y de máquinas de riego autotransportadas (pivotes) y, por otro lado, realizando el seguimiento y la modelización del impacto del riego sobre la calidad de las aguas en sistemas regados por aspersión.
Daniel Isidoro, de la Unidad de Suelos y Riegos del CITA e investigador principal del proyecto, explica que su investigación afronta la implementación de desarrollos científicos y tecnológicos para mejorar el cierre de los balances de agua en cuencas experimentales.
Estos desarrollos contemplan la estimación de la evapotranspiración real (el volumen de agua que pasa a la atmósfera en forma de vapor desde el suelo y las plantas) con la ayuda de la teledetección vía satélite, el cálculo de la evotranspiración de los cultivos a lo largo de su ciclo y el seguimiento del nivel freático para una mejor cuantificación de los flujos subterráneos; así como el desarrollo de indicadores sobre la contaminación agraria difusa.
La precisión de los indicadores de contaminación difusa agraria se fundamenta en la calidad de los balances de agua. Estos indicadores se están aplicando a la caracterización de impacto ambiental de zonas regadas por aspersión en el valle del Ebro. Asimismo, el análisis de los balances se está combinando con la utilización de herramientas de simulación para establecer estrategias de control de la contaminación difusa a escala de parcela y de cuenca hidrológica.