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Las nuevas plantaciones de avellano

Las nuevas plantaciones de avellano

La mayoría de las plantaciones tradicionales en mata (el avellano es un arbusto) están muy envejecidas y se han mantenido mediante la renovación de los pies, labor que requiere mucha mano de obra. Las plantaciones modernas se plantan a un solo pie para que puedan mecanizarse facilmente y permitan una reducción de costes del cultivo. Para ello, el avellano se injerta sobre un patrón no rebrotador. En este artículo se analizan los efectos de los distintos patrones sobre una plantación de avellano con datos de once años.

M. Rovira, J.F. Hermoso, A. Romero, I. Batlle.  IRTA, Mas de Bover, Constantí (Tarragona).

El avellano (Corylus avellana L.) se encuentra de forma silvestre en España, principalmente en los Pirineos, País Vasco, Asturias, Cantabria, Sistema Ibérico y Maestrazgo. La superfície dedicada a las plantaciones de esta especie se concentra en Cataluña, en la provincia de Tarragona (84% de la superficie española), encontrándose también plantaciones en la Comunidad Valenciana, País Vasco, Aragón, Murcia, Navarra, La Rioja y Cantabria, estas tres últimas comunidades autónomas con menos de 10 ha plantadas en cada una (Magrama, 2015).

En Tarragona, el cultivo del avellano se expandió a mediados del siglo XIX, como consecuencia del arranque de viñas por la crisis de la filoxera. La superficie de plantaciones de avellano en esta provincia alcanzó su máximo a finales de la década de los años 80 con cerca de 35.000 ha (Baiges et al., 2012). En los últimos veinticinco años se ha producido una reducción importante en la superficie del cultivo, llegando a 11.674 ha en 2012, debido principalmente al mercado fluctuante de la avellana y al desarrollo industrial, turístico y de las vías de comunicación de la provincia de Tarragona.

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Foto 1. Plantación tradicional de avellanos.

Las plantaciones se han concentrado en las zonas llanas de mejores suelos, en regadío, y por tanto con mayor potencial productivo. Los últimos años la superficie se mantiene en cerca de 14.000 ha. La provincia de Girona albergaba 913 ha en 2012, y es una de las zonas donde la superficie de este cultivo se está expandiendo. Es en esta zona del norte de Cataluña, donde las condiciones climáticas (temperatura, pluviometría) y las características de los suelos son más adecuadas para el avellano.

La mayoría de las plantaciones tradicionales en mata (el avellano es un arbusto), están muy envejecidas con más de 50 años de edad, y se han mantenido mediante la renovación de los pies que forman la mata de avellano, labor que requiere mucha mano de obra (foto 1). Sin embargo, en los últimos años (2010-2015) se observa un cambio tecnológico del cultivo debido a la escasa rentabilidad de las plantaciones tradicionales.

Las plantaciones modernas se plantan a un solo pie para que puedan mecanizarse facilmente y permitan una reducción de costes del cultivo. Para ello, el avellano se injerta sobre un patrón no rebrotador. Estas nuevas plantaciones permiten la mecanización integral del cultivo, facilitando la recolección mecanizada y reducen los costes de la plantación ya que se puede prescindir del trabajo de eliminación de los rebrotes (15-30% del coste total), ya sea manual o con herbicidas (4-5 aplicaciones al año), reduciendo de este modo, la utilización de productos fitosanitarios y, por tanto, preservando el medio ambiente.

Se ha realizado escasa investigación sobre patrones de avellano. En los años 70 se inició un programa de mejora genética en la Universidad de Corvallis en Oregón (EE.UU.) en el que se seleccionaron dos semillas de polinización libre de C. colurna: Dundee y Newberg (Lagerstedt, 1993), que se utilizaron en algunos ensayos. Estos patrones inducían vigor y una mayor producción a los cultivares sin emitir rebrotes, sin embargo estas selecciones no tuvieron interés para el sector americano. También se utilizan semillas de C. colurna como patrones en plantaciones de avellano en Serbia, ya que no producen rebrotes, son resistentes al frío y a la sequía y presentan una alta adaptabilidad a diferentes suelos de la zona (Miletic et al., 2009).

Investigación y experimentación

Este cambio tecnológico del cultivo del avellano en España, se inicia a partir de los resultados obtenidos en el IRTA-Mas de Bover, en un ensayo experimental plantado en el año 2000, en el que se comparaba la variedad Negret injertada sobre patrones vigorosos y no rebrotantes con la misma variedad Negret plantada sobre sus propias raíces. La plantación se realizó en suelo calcáreo, pH 7,8, con riego localizado, y a un marco de plantación de 6 x 3,5 m. Los árboles se condujeron en un solo tronco y se realizó la poda de formación los tres primeros años, con un sistema en vaso libre.

El ensayo surgió de la necesidad de encontrar una solución para la principal variedad de Tarragona Negret, muy apreciada por la industria y que presenta un vigor débil, es sensible a la clorosis férrica, entra tarde en producción y emite un gran número de rebrotes. Se intentaron reducir todos estos problemas utilizando patrones vigorosos adaptados a suelos calcáreos y con poca emisión de rebrotes.

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Foto 2. Ensayo en el IRTA-Mas de Bover, Variedad Negret-IRTA-N·9, izquierda: árbol injertado sobre Dundee, derecha: árbol sobre sus propias raíces. Se observa el gran vigor y la no emisión de rebrotes del árbol injertado.

Todo ello combinado con la utilización de material de avellano sano, Negret-IRTA-N·9 (selección IRTA) libre del virus del manzano ApMV, que se ha demostrado que es más productiva que la variedad Negret estándar infectada por este virus (Aramburu y Rovira, 1998). Como patrones se utilizaron las dos selecciones obtenidas en la Universidad de Corvallis en Oregon (EE.UU.), mencionadas anteriormente, Dundee y Newberg, junto con la variedad italiana Tonda Bianca y la selección del IRTA MB-69 (semilla de Tonda Bianca).

Los resultados obtenidos en este ensayo después de nueve años de cosecha, muestran las ventajas del árbol injertado sobre los no injertados (Rovira et al., 2014) (foto 2). Se observa, principalmente, un mayor vigor, que se traduce en una mayor producción y una reducción importante del número de rebrotes de tronco (cuadro I). El peso del fruto y el rendimiento en grano, disminuyeron un poco en los árboles injertados en comparación al árbol autoenraizado, debido al aumento de cosecha (cuadro II), aunque esta mínima disminución del peso, no supuso una pérdida de calidad de la avellana.

cuadro I

Cuadro I. Efecto de los patrones en el vigor, cosecha acumulada y número de rebrotes de la variedad de avellano Negret IRTA N9 de once años de edad. Marco 6 x 3,5 m. Período 2003-2011

En los árboles injertados se observó también una reducción de la clorosis férrica inducida por el alto contenido de calcio en el suelo y un retraso en la caída de las hojas, aspecto importante, este último, ya que permite incrementar el contenido de reservas del árbol antes de la entrada del invierno, disponibles para la siguiente cosecha. El sistema radicular de C. avellana es superficial, 30-50 cm de profundidad (según el tipo de suelo), es ramificado, denso pero no muy potente. Contrariamente, C. colurna presenta un sistema radicular grueso, fuerte y pivotante, por ello los árboles tienen un mejor anclaje y pueden aguantar más los efectos de fuertes vientos que se producen en algunas zonas de cultivo.

cuadro II

Cuadro II. Efecto del patrón sobre el fruto en la variedad de avellando Negret IRTA N9. Promedio de 2003 a 2011.

Para este ensayo, los patrones que se utilizaron provenían del Campo de Pies Madre que dispone el IRTA-Mas de Bover, y sobre ellos se realizaron injertos en invierno en taller mediante la metodología de hot-callusing pipe (calor localizado), descrita por Lagerstedt (1981) (foto 3). Esta técnica permite que la unión cicatrice mediante la aplicación de calor localizado a la zona del injerto, manteniendo las raíces del árbol y la parte distal de la púa en un ambiente invernal. La temperatura aplicada es de 28oC durante tres semanas. Al finalizar este período el callo de unión entre los distintos tejidos ya está formado. Mediante esta técnica se obtiene más de un 90% de éxito en el injerto.

 

Transferencia tecnológica

Los buenos resultados obtenidos en el ensayo del IRTA-Mas de Bover fueron presentados al sector mediante jornadas de transferencia y visitas a la plantación. Se produjo una muy buena aceptación por parte de los agricultores que se interesaron por esta nueva forma de cultivar el avellano y sobre todo por introducir el nuevo concepto de avellano injertado.

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Foto 3. Injertos en hot callusing pipe.

La primera plantación comercial se realizó en Alcover (Alt Camp, Tarragona), con una superficie de cerca de 2 ha. La plantación se realizó en tres etapas (2009-2011) ya que no había suficiente material injertado para realizar toda la plantación el primer año. Rápidamente, dos cooperativas de la zona, primero Coselva y luego Avellanera, ambas en La Selva del Camp (Tarragona), se interesaron por este tipo de avellanos. A partir de aquí, son numerosos los agricultores que arrancan plantaciones envejecidas y plantan la nueva combinación variedad/patrón. En estos momentos existen alrededor de 25 ha plantadas en la zona de Tarragona.

Debido a esta demanda del sector, un vivero empezó a producir el patrón Dundee in vitro. Las plantas se llevaban a vivero (foto 4) y al año siguiente se injertaban en chip (primavera o verano) (foto 5), según el tamaño del patrón. Mediante este tipo de injerto se evita la complejidad que requiere la técnica de hot-callusing pipe, con aplicación de calor localizado. Actualmente la producción de planta in vitro ha aumentado considerablemente (25.000 plantas/año) y existen viveros especializados que las injertan con la variedad adecuada durante el primer año de vivero (reduciendo el coste de la planta).

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Foto 4. Plantas Dundee in vitro en vivero.

Hasta el momento se ha injertado la variedad Negret-IRTA-N·9 y sus polinizadores. Sin embargo, se piensa en ampliar la gama varietal con la variedad italiana Tonda di Giffoni, que se ha adaptado muy bien a nuestras condiciones, y la variedad local Pauetet, también muy apreciada por el sector. Consideramos que los buenos resultados obtenidos con la variedad Negret-IRTA-N·9 injertada se podrán conseguir en otras variedades.

 

Perspectivas de futuro

A raíz de los resultados expuestos, se ha constatado que la utilización de patrones no rebrotadores para avellano en el área de Tarragona podrá resolver los problemas del manejo de las plantaciones, ahorrando tiempo y costes en la eliminación de rebrotes de los árboles y, también, facilitando la recogida mecanizada de la cosecha.

Actualmente, la demanda de planta injertada de avellano por parte los agricultores es elevada, por lo que en los próximos años estas plantaciones aumentarán, transformando los paisajes avellanícolas de Tarragona. Agricultores de otras zonas de España también se han interesado por realizar estas nuevas plantaciones con avellanos injertados. Los viveros disponen de distintas variedades, por lo que los agricultores podrán pedir que se les injerte unas u otras según sus preferencias, teniendo presente siempre las condiciones climáticas de cada zona para elegir bien las variedades a plantar.

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Foto 5. Injerto de «chip».

Esta nueva combinación para el avellano variedad/patrón, no interesa solamente al sector español. Otras zonas productoras de avellano ya empiezan a realizar plantaciones de avellano injertado. Viveros de Italia disponen ya de planta Dunde producida in vitro, en el que injertarán variedades italianas, y próximamente en Italia y en Chile se realizarán plantaciones de avellano injertado.

La industria europea requiere más de 1.500 ha de plantación de avellanos/año, durante los próximos cinco años, principalmente, por la bajada de producción de Turquía (principal país productor con el 64% de la producción mundial) ya que los árboles de las zonas montañosas de la costa del Mar Negro, principal zona productora, se están abandonando y no se está produciendo una inversión y renovación de las antiguas plantaciones. Esta necesidad de avellanas que manifiesta la industria europea, augura un futuro prometedor para el sector avellanícola.

Las nuevas tecnologías de cultivo presentadas en este artículo, que permiten una mejor rentabilidad de las plantaciones, ayudarán, sin duda, a esta expansión necesaria del cultivo, y los agricultores españoles no deberían quedarse al margen.