El mejor momento para aplicar biopesticidas en las plagas de langosta es cuando aún no han alcanzado su etapa adulta, según una investigación internacional en la que ha participado la Universidad de Córdoba.
La langosta es una de las principales plagas para los cultivos y las zonas de pastos y está presente en todos los continentes, excepto en la Antártida. Es un animal especialmente dañino cuando llega a su etapa adulta, momento en el que es capaz de volar y agruparse.
El tratamiento habitual contra las plagas de langosta han sido los pesticidas químicos, pero en los últimos años, dentro de la búsqueda de tratamientos que sean menos perjudiciales con el medioambiente y que respeten la biodiversidad, se ha apostado por biopesticidas, concretamente hongos entomopatógenos, que infectan a los insectos matándolos.
Estos hongos alcanzan la máxima efectividad en insectos con temperaturas corporales bajas, por es clave controlar el momento en el que se aplican.
En este aspecto se ha centrado un estudio publicado en la revista ‘Frontiers in Physiology’ por un equipo internacional del que ha formado parte Pablo González, investigador del Departamento de Ingeniería Forestal de la UCO y que ha estudiado la langosta migratoria oriental.
Como las langostas, por ser insectos ectotermos, no pueden regular por sí mismas su temperatura interior, lo que hacen es modificar su comportamiento para buscar zonas de temperaturas más adecuadas. Por eso, el mejor momento para aplicar el hongo es cuando estas son jóvenes, concretamente en torno a los 20 días tras la eclosión de los huevos.
Tras analizar casi 1.000 muestras de langosta migratoria oriental recogidas en las provincias chinas de Dagang y Dongying, la investigación comprobó que en la tercera fase de desarrollo las langostas mantienen una temperatura más baja que en otras etapas (por debajo de los 35 grados) ya que normalmente se encuentran situadas cerca del suelo debido a su vulnerabilidad. Es ahí cuando se dan las mejores condiciones de temperatura y comportamiento para garantizar la efectividad del hongo.
A medida que las langostas iban creciendo, su temperatura aumentaba porque se acercaban a zonas más cálidas, por encima de la vegetación o incluso volando. Por tener unas temperaturas más bajas, la tercera fase representa el momento idóneo para aplicar el hongo.
Pero, además, al ser aplicado en la tercera fase de crecimiento, el hongo dispone de tiempo suficiente para actuar antes de que la langosta llegue a su etapa adulta (lo que ocurre a los 35-40 días tras la eclosión de los huevos y se prolonga 20 o 30 días más) cuando ya puede volar y convertirse en un problema al poder desplazarse a otros cultivos.
Dado que las autoridades de las zonas tradicionalmente afectadas por plagas de langostas hacen un seguimiento continuo de sus poblaciones para identificar el estado y la abundancia, la identificación del momento óptimo para aplicar el hongo podrá ayudarlos a un mejor control de la plaga.
El estudio, que se ha realizado en China, pero es extrapolable a otras zonas, ha contado con financiación de Reino Unido y de China y ha sido liderado por un equipo de investigación perteneciente a la ONG internacional CABI cuyo objetivo es mejorar la vida de las personas proporcionando información para resolver problemas en la agricultura y el medio ambiente, además de personal de la Universidad de Zhejiang y del servicio nacional de extensión agraria de China y de la Universidad de Córdoba en España.
Referencia
Li H, Zhu J, Cheng Y, Zhuo F, Liu Y, Huang J, Taylor B, Luke B, Wang M and González-Moreno P (2023) Daily activity patterns and body temperature of the Oriental migratory locust, Locusta migratoria manilensis (Meyen), in natural habitat. Frontiers in Physiology. 14:1110998. doi: https://doi.org/10.3389/fphys.2023.1110998.