Familia Torres ha iniciado un plan agrícola para aplicar el modelo de agricultura regenerativa en sus viñedos ecológicos. El objetivo es llegar a un nuevo equilibrio basado en el incremento de la biodiversidad y de materia orgánica de forma natural, potenciando así la función de los viñedos como sumideros de carbono.
La quinta generación de esta bodega familiar del Penedès ha decidido dar un paso más allá en su compromiso ambiental y adoptar la viticultura regenerativa, en su concepción holística de la tierra, como una de las soluciones para luchar contra el cambio climático y alcanzar su objetivo de tener un impacto positivo en el clima a partir de 2050.
El plan agrícola de Familia Torres contempla la reconversión, durante un periodo de cinco años, de más de 500 hectáreas de viñedos ecológicos en propiedad, distribuidos en las denominaciones de origen Penedès, Priorat, Conca de Barberà y Costers del Segre.
Las prácticas regenerativas, algunas de las cuales ya aplica actualmente la bodega en la gestión de sus viñedos, se implementarán paulatinamente para regenerar el suelo y se irán ajustando en función de los resultados. Como punto de partida, se realizarán ensayos en las fincas Mas La Plana, en Pacs del Penedès (DO Penedès), Mas de la Rosa, en Porrera (DOQ Priorat) y Milmanda, en Vimbodí i Poblet (DO Conca de Barberà), así como en viñedos de Jean Leon, en los que ya se están llevando a cabo varios proyectos.
Estas prácticas regenerativas dependerán de cada viñedo. Xavi Sort, director de viticultura de Familia Torres, ha apuntado que pueden ir desde las cubiertas vegetales a la utilización del compost orgánico para incrementar la materia orgánica del suelo.
“También cambiaremos el sistema de labrado volteando la tierra a un trabajo vertical del suelo para mantener la biodiversidad y evitar que se libere el carbono que ha absorbido el suelo; utilizaremos animales o siega para mantener las cubiertas vegetales, la poda y la fertilización del suelo, etc.”, ha destacado Sort.
Para llevar a cabo este proyecto, han creado un equipo transversal con profesionales de varios departamentos de viticultura, cambio climático y enología, y además asesores expertos en viticultura regenerativa.
Según Miguel Torres Maczassek, director general y quinta generación de Familia Torres, “somos conscientes de que este es un largo proceso de aprendizaje en el que hay que desaprender para buscar un nuevo equilibrio. Es un cambio de paradigma en la gestión del viñedo, pero creemos que es necesario».
Para Familia Torres, la viticultura ecológica es positiva pero no es suficiente ante el reto de la emergencia climática, ya que en su práctica no contempla las emisiones y la fijación de CO2. Xavi Sort ha explicado que gestionan estos viñedos en ecológico desde 2008, con lo que con un planteamiento preventivo y racional controlan las plagas. Aunque no descartan en una fase más avanzada utilizar otros productos como extractos de planta, etc. para combatir posibles enfermedades y plagas del viñedo.
Las bases de los modelos de agricultura regenerativa parten de los preceptos de la agricultura orgánica, pero van más allá ya que incorporan el objetivo de recuperar la vida de los suelos y esto, por ende, contribuye directamente a aumentar su capacidad de captar y fijar carbono atmosférico y reducir así las concentraciones de este gas de efecto invernadero en la atmósfera, que es una de las causas del calentamiento global.
Ante esta situación de cambio climático, con el aumento de las temperaturas y la alteración del régimen de lluvias, y aunque la viña precisa de cierto nivel de estrés hídrico para rendir en las condiciones previstas, han estudiado la posibilidad de modificar la fecha de poda como posible solución para evitar la vendimia prematura, de forma que no se produzcan alteraciones de cultivo y, por consiguiente, estas no incidan en la calidad del vino.
“Ya utilizamos esta técnica cuando es posible y la logística lo permite. Normalmente, en viñedos con riesgo de heladas primaverales o cuando se quiere retrasar la brotación, con esta técnica se consigue cierta ventaja”, ha apuntado el director de viticultura de Familia Torres.
Viticultura regenerativa
La agricultura regenerativa busca restablecer el ecosistema natural a partir de técnicas respetuosas que aúnan los conocimientos ancestrales y la tecnología moderna. Sus principales pilares son incrementar la materia orgánica de los suelos de forma natural; no arar volteando la tierra para no dañar la superficie y evitar que se libere el carbono retenido en el suelo; usar cubiertas vegetales para maximizar la asimilación de CO2 atmosférico e incrementar la biodiversidad.
Para incrementar la materia orgánica, el modelo regenerativo contempla diferentes estrategias como el uso de compost orgánico y de animales –por ejemplo, ovejas en los viñedos–, para favorecer la fertilización de los suelos de forma natural. Un suelo más fértil facilita la aparición de cubiertas vegetales espontáneas o sembradas que mejorarán la acumulación de carbono en las raíces y en el suelo. Con el conjunto de estas acciones, se estima que el suelo podría fijar en torno a tres toneladas de CO2 por hectárea y año.
Según apunta la experimentación realizada hasta el momento, los cultivos de cobertura en los viñedos favorecen una disminución en la producción. Además, un suelo con más vida permite retener el agua de lluvia y superar mejor los periodos de sequía, evitando también la erosión de la tierra.
A largo plazo, se espera obtener un retraso en la maduración de la uva que permita mitigar en parte las vendimias prematuras causadas por el calentamiento global. Finalmente, el incremento de la biodiversidad como resultado de una mayor cantidad de materia orgánica en el suelo potencia un mejor equilibrio en el viñedo y la creación de un ecosistema más estable que dotará las cepas de defensas naturales frente a posibles plagas y enfermedades.
Miguel Torres ha explicado que “todos los aspectos que resultan de tener unos suelos más vivos y equilibrados son muy positivos en una viticultura orientada a vinos de calidad y en un escenario de cambio climático. Estas técnicas regenerativas no solo nos ayudarán a hacer mejores vinos, sino que nos permitirán convertir nuestros viñedos en grandes sumideros de carbono y podamos así contribuir a frenar el cambio climático”.
El pensamiento de una agricultura más holística o menos intervencionista ha sido impulsado por nombres como Alain Savory o Masanobu, Fukuoka, entre otros. La agricultura convencional basada en productos agroquímicos y la sobreexplotación de la tierra ha causado la degradación y desertificación de millones de hectáreas en todo el mundo. Estos suelos desgastados son incapaces de almacenar carbono atmosférico. Por ello, es necesario un replanteamiento de los modelos agrícolas convencionales para incorporar prácticas regenerativas.
La agricultura regenerativa supone un giro de 180 grados respecto a la agricultura convencional, y también en lo que se refiere a las prácticas de viticultura tradicionales, pero aun así tiene claras ventajas para la viticultura de calidad, especialmente en climas mediterráneos, han destacado desde Familia Torres.
Compromiso de Familia Torres en 2050
Esta quinta generación de Familia Torres ha suscrito este compromiso con la viticultura regenerativa en el marco de Torres & Earth, el programa ambiental impulsado en 2008 frente al cambio climático.
El uso de energías renovables, medidas de eficiencia energética, movilidad sostenible y reducción del peso de las botellas, entre otras acciones, han permitido a la bodega reducir sus emisiones de CO2 por botella (directas e indirectas) en un 30% del 2008 al 2019.
Ahora, Familia Torres orienta sus esfuerzos a la captación y fijación del CO2, impulsando proyectos como la reforestación en la Patagonia chilena, las tecnologías CCR (Carbon Capture Reuse) y las prácticas regenerativas. Su objetivo es reducir su huella de carbono en un 55% en 2030 y tener un impacto positivo en el clima (Climate Positive) a partir de 2050.
Familia Torres ha cofundado, junto a la bodega californiana Jackson Family Wines, la asociación International Wineries for Climate Action (IWCA), integrada actualmente por diez bodegas de seis países, para impulsar la descarbonización del sector del vino a nivel global. IWCA cuenta con un grupo de trabajo sobre viticultura regenerativa.