El programa LIFE Olivares Vivos, coordinado por SEO/BirdLife, ha demostrado que este modelo de olivicultura funciona. Este ha generado una recuperación de especies y un aumento muy significativo de la abundancia de flora y fauna en apenas tres años. Además, es rentable: no disminuye la productividad, supone un ahorro en fertilizantes y fitosanitarios y proporciona un valor añadido a sus producciones.
En el mayor estudio realizado a nivel mundial sobre la biodiversidad del olivar, investigadores de la Universidad de Jaén y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), socios de este proyecto LIFE, han medido la biodiversidad en 40 olivares andaluces (20 demostrativos y 20 control) de muy diversa tipología. Los resultados avalan la efectividad del modelo Olivares Vivos y refrendan la importancia del olivar para la conservación de la biodiversidad en Europa.
En los olivares que en 2016 iniciaron la reconversión a Olivares Vivos, el número de especies de los grupos estudiados (aves, hormigas, abejas y plantas) se incrementó entre un 7 y un 12% y su abundancia aumentó en un 40% respecto a los olivares control.
La modelización a partir del análisis de todos los resultados de biodiversidad recogidos en este proyecto LIFE indica que esta recuperación, alcanzada en sólo tres años, podría llegar a medio plazo hasta el 35%. Estas cifras muestran una idea del extraordinario impacto en la conservación de la biodiversidad que tendría la extensión y popularización de este nuevo modelo de olivicultura.
Rentabilidad para el agricultor
La hipótesis de partida era que la recuperación de biodiversidad se transforma en rentabilidad a partir de tres vías principales: el ahorro de insumos, el pago por servicios ambientales y el valor añadido de sus producciones.
El ahorro de insumos debe producirse por el aumento de servicios ecosistémicos, es decir, por los servicios que presta la biodiversidad, por ejemplo, conservando y mejorando la fertilidad del suelo o controlando de forma natural plagas y enfermedades.
El esquema de certificación de Olivares Vivos no restringe el uso de agroquímicos más allá de evitar el abuso y las malas prácticas (entre otras cosas, porque este abuso impediría el incremento de la biodiversidad). Sin embargo, el simple hecho de hacer un uso racional de estos insumos y comprobar que en muchos casos ya no son necesarios, hizo que el uso de agroquímicos se haya reducido en los olivares demostrativos durante el proyecto LIFE en un promedio del 22%.
Si a este ahorro se suma que, tras comparar la evolución de la productividad de los olivares vivos con la del resto de olivares en su contexto geográfico, se ha demostrado que no afecta a la productividad, tenemos confirmada la primera vía de rentabilidad.
En cuanto al pago por servicios ambientales, la PAC cada vez está más ligada a la compensación económica por estos servicios y, en este sentido, está claro que los olivares vivos estarán mucho mejor posicionados para recibir las ayudas de la PAC ligadas a ecocondicionalidad, ecoesquemas y ayudas agroambientales.
Según Marifé Bruque, olivarera participante en este proyecto LIFE, “la conversión a olivares vivos no representa ninguna merma en la productividad de la plantación (en mi caso, se ha incrementado) y representa un ahorro en agroquímicos. Pero lo más importante es la sensación de haber mejorado nuestra forma de cultivar la tierra y el valor añadido de la biodiversidad, que nos está permitiendo incrementar el precio de la aceituna a través del aumento de la demanda de los AOVE obtenidos de nuestro olivar”.
En lo relativo al valor añadido, José Eugenio Gutiérrez, delegado de SEO/BirdLife en Andalucía y coordinador del proyecto, destaca que “los AOVE producidos en estos olivares vivos, aparte de los beneficios para la salud que ya de por sí tienen, también representan una contribución certificada a la conservación de la biodiversidad. Es decir, son saludables por partida doble, contribuyendo a la salud humana, pero también a la salud ambiental, las dos caras de una misma moneda”.
Para trasladar el valor añadido de la biodiversidad a los aceites de oliva virgen extra (AOVE), se está poniendo a punto el esquema de certificación del sello Olivares Vivos, que garantizará al consumidor que el AOVE que lleva este sello se ha producido en olivares en donde se han recuperado especies de flora y fauna.
«Las olivareras y olivareros han mostrado su interés por este nuevo modelo de olivicultura y ya tenemos más de 600 olivicultores interesados en la certificación de sus olivares. Ahora, sólo falta que los consumidores apoyen esta nueva forma de olivicultura con sus decisiones de compra», ha destacado José Eugenio Gutiérrez.
Cultivo estratégico para conservar la biodiversidad en Europa
Olivares Vivos ha sido posible gracias al Programa LIFE, el instrumento financiero de la Comisión Europea para la conservación de la naturaleza, y ha servido para demostrar que la agricultura tiene mucho que decir en las nuevas políticas europeas en materia de biodiversidad.
De hecho, Olivares Vivos se puede presentar como un referente para las políticas y estrategias europeas recogidas en el Geen Deal o Pacto Verde. Es un ejemplo de cómo “traer la naturaleza de vuelta a las tierras agrícolas”, uno de los principales objetivos de la Estrategia de Biodiversidad para 2030.
También integra a la perfección la filosofía de la estrategia De la Granja a la Mesa (conectando productores y consumidores) y sus resultados responden a los objetivos de la estrategia de adaptación al cambio climático (los olivares vivos secuestran el doble de carbono que los que mantienen suelos desnudos); a los de la Iniciativa de la UE sobre los polinizadores, y a los objetivos de reducción de agroquímicos.
Más información: https://olivaresvivos.com/