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Diversificación de cultivos para obtener rentabilidad en la Vega del Guadalquivir

Diversificación de cultivos para obtener rentabilidad en la Vega del Guadalquivir

La práctica de los agricultores hacia el sistema de monocultivo está cambiando en España. Cada vez más se opta por alternar diferentes cultivos de distintas familias en superficies de una misma explotación. Este es el caso de Enrique González, un joven agricultor de Sevilla que en sus 155 hectáreas tiene una gran variedad de cultivos, lo que le proporciona una rentabilidad equilibrada.

Elena Martín Seseña. Redacción.

Enrique González es, junto a sus dos hermanos, Eugenio y Antonio, propietario de tres fincas situadas en los municipios de Peñaflor y Lora del Río, en Sevilla, y de Palma del Río, en Córdoba. Desde pequeño le ha gustado mucho la agricultura y afirma que lo que le impulsó definitivamente al mundo agrícola fueron las ganas de mejorar el negocio familiar.

Enrique González en la finca de cítricos

Con 21 años se hizo cargo de las explotaciones familiares y, desde entonces,se ha dedicado a desarrollar y modernizar sus fincas ampliando el negocio de una forma notable a base de esfuerzos personales y, sobre todo, financieros.

Estudió un ciclo formativo de Técnico Superior de Gestión de Empresas Agropecuarias y destaca como una ventaja haber podido realizar todas las prácticas formativas en su propia explotación. Gracias a esto, en 2005, puso en marcha un proyecto real basado en la transformación a regadío de una de sus fincas llamada El Barrueco, ubicada en el término municipal de Peñaflor, en Sevilla, con 30 hectáreas.

De esta forma, construyó un pozo, instaló la energía eléctrica y cambió el cultivo que había de trigo y girasol por el de cítricos y olivar, en concreto, naranjos de la variedad Lane Late (9 ha) y olivos de la variedad Arbequina.

Con esta reforma, la finca aumento su valor ya que ha pasado de tener unos beneficios de 500 euros en secano a 5.000 euros en regadío. Y es que, según Enrique, está claro que la agricultura ya no es como antes.“Hoy en día hay que estar muy despierto, formarse mucho para no quedarse atrás y seguir invirtiendo en tu explotación como lo hacemos nosotros, que invertimos el 80% de los beneficios”, apunta el agricultor.

“El campo está muy envejecido y la zona de la Vega Baja del Guadalquivir está viviendo una reconversión. Están creciendo los agricultores que invierten en el campo y, por consiguiente, está aumentando la superficie cultivada. Esto son buenas noticias”, apunta.

Enrique, además, es presidente de la Comunidad de Regantes del canal de la margen izquierda del Genil, fue nombrado con este cargo hace 10 años, cuando tenía 28 años.

 

Frutos secos y tomates en El Calonge

Plantación de almendros

Plantación de almendros

Asimismo, también ha realizado una plantación frutos secos en otra explotación de 100 hectáreas, llamada El Calonge, que está ubicada en Palma del Río, Córdoba. En ella ha plantado 18 hectáreas de almendros de la variedad Lauranne y 18 de pecanos. Sobre este último cultivo, Enrique explica que está empezando a tener un aumento en la superficie plantada debido a que muchos agricultores lo están viendo como una alternativa muy interesante.

En El Calonge, como cultivos de invierno, también hay 15 hectáreas dedicadas a espinacas que intercala con grelos. Según el agricultor, esta finca ha sido la primera que ha cultivado estas verduras en Andalucía, un cultivo típico de la zona norte de España, especialmente Galicia, que comercializa en Portugal. Por otro lado, hay 20 hectáreas de algodón y 20 de tomates de industria que se incluyen como cultivos de verano.

“Hace cuatro años la empresa especializada en gestión de fincas con la que hacíamos contratos de patatas nos recomendó sustituir estas por el cultivo de tomate de industria. Tal ha sido el éxito que esta plantación es una parte importante de nuestros beneficios”, explica Enrique, añadiendo que la anterior campaña cosecharon hasta 150.000 kg/ha.

Almería es la principal zona de producción de tomate en Andalucía, pero también destaca la zona de la Vega Baja del Guadalquivir. “Aunque es un cultivo muy técnico que requiere de mucho control y necesita bastantes insumos, es muy rentable si lo comparas con otras producciones de la zona”, apunta el agricultor.

 

Los cítricos del Priorato

La última adquisición por parte de los hermanos González ha sido una finca situada en el Priorato, en Lora del Río, la cual se compone de 20 hectáreas de cítricos de las variedades Navelina (4 ha), Salustiana (9 ha), Valencia Delta (2 ha) y Barberina (5 ha).

Cultivo de grelos

Cultivo de grelos

Su principal cultivo son los cítricos, al igual que es uno de los más importantes para la economía andaluza, pero, según Enrique, su mayor inconveniente es la inestabilidad en el precio de venta de la naranja, situación que se viene sufriendo desde hace años. “No es posible que el año pasado vendiera las naranjas tardías a 12 céntimos y este año se estén comercializando a 40”.

Ante este inconveniente, el agricultor apunta a que gracias a la diversidad de cultivos puede mantener la rentabilidad de su empresa, ya que en el caso de que uno de ellos registre una mejor producción o precio en una campaña, lo normal es que esta pérdida sea recuperada por otro de los cultivos de la rotación, equilibrando de esta forma la balanza.

El año pasado Enrique fue galardonado con el Premio “Felipe González de Canales” al joven emprendedor. Un galardón que cumple su segunda edición y que está convocado por Asaja Córdoba, La Voz de Córdoba y el Cabildo Catedral, en reconocimiento a la fundamental labor y encomiable trabajo que realizan cada día un gran número de personas y entidades vinculadas a este sector económico.

“Asaja Córdoba conoce mi trayectoria agrícola y siempre he tenido su respaldo. Estoy muy agradecido por este reconocimiento y orgulloso por todo lo que he conseguido hasta ahora”, destaca el agricultor.

 

Agricultura de precisión

Riego automatizado

Riego automatizado

Su objetivo es intentar optimizar los recursos todo lo posible y reinvertir la mayor parte del capital en las fincas, ya sea para ampliar plantaciones, renovar maquinaria o materiales del cultivo e, incluso, para invertir en herramientas de agricultura de precisión.

Hasta ahora, Enrique riega y abona de forma programada a través de su Smartphone lo que le permite en muchas ocasiones conciliar su vida familiar y su trabajo en el campo. Además ahora está investigando cómo implantar un sistema más eficiente mediante una turbina que genera electricidad con la propia agua del riego.

“En nuestro negocio nos queda mucho por aprender pero estamos muy receptivos a todas las novedades tecnológicas que nos faciliten el trabajo en el campo. Ni somos ‘frikis’ de las tecnologías ni nos gusta quedarnos atrás. Somos jóvenes y tenemos muchas ganas”, apunta el agricultor.