En el marco del proyecto Life Clinomics, cuyo objetivo es anticipar los impactos climáticos en determinados sectores, el Observatorio de la Sequía del Penedés, en Cataluña, ha puesto en marcha una prueba piloto en la que se evalúan herramientas agronómicas para sacar el máximo rendimiento al agua de la lluvia en los cultivos de secano.
El Observatorio es fruto de un contrato entre el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (IRTA) y el Consejo Comarcal de l’Alt Penedès, y es un proyecto del IRTA y el INCAVI, que cuenta con la participación del Observatorio del Ebro (CSIC) y el Servicio Meteorológico de Catalunya (SMC).
«La única forma de que la industria vitivinícola se conserve es sacando el máximo rendimiento al agua de la lluvia, que cada vez será menos frecuente», afirma Robert Savé, coordinador de vitivinicultura en el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (IRTA)
Y es que, a partir de los datos aportados por los sensores e información del Servicio Meteorológico de Cataluña, el equipo de viticultura del IRTA proporcionará a los agricultores propuestas agronómicas para conseguir que el suelo retenga más agua, como por ejemplo, labrar, retirar uva, podar la vid o no podarla en verde, o bien conservar o retirar la cubierta vegetal sobre el terreno.
«Hay muchas estrategias posibles, y cada agricultor tiene que hacérlas suyas porque él es quien conoce el suelo y sabe cómo quiere explotarlo», ha explicado Felicidad de Herralde, investigadora del IRTA en el ámbito de la vitivinicultura, añadiendo que «sea como sea, partir de conocer las actuaciones que llevan a cabo los agricultores podremos saber cómo estas prácticas afectan a la cantidad de agua del suelo».
La prueba piloto tendrá una duración de un año, y es una iniciativa del Observatorio de la Sequía del Penedès, que se presentó el 17 de diciembre de 2019, en Vilafranca del Penedès.
Instalación de sensores en seis fincas vitivinícolas del Penedés
En la comarca del Penedés, una zona donde todos los cultivos de vid son de secano y, por lo tanto, dependen del agua de la lluvia, los recientes periodos de sequía han causado pérdidas de producción y de calidad de algunas variedades más sensibles.
En este contexto, se han instalado unos sensores en seis fincas que se han clavado con una profundidad de entre 15 y 60 cm. Estos detectan la humedad del suelo y aportan información sobre la profundidad a la que se distribuye el agua y la rapidez con que lo hace.
Los datos que se obtienen se envían en tiempo real al Observatorio del Ebro mediante la red de telefonía móvil, y se combinan con los datos de pluviometría y evapotranspiración que registran las estaciones del SMC en el Penedés.
La información resultante es la base de un sistema de información de la sequía que, semanalmente, aportará datos sobre las necesidades de agua de los viñedos del Penedés y sobre el agua disponible en el suelo para satisfacer estas necesidades.
En el caso de que la prueba piloto se desarrolle con éxito, la metodología podría extenderse a otras denominaciones de origen de viñedos de secano, como las DO Priorat, Montsant, Penedès, Tarragona, Alella o Pla de Bages.
En los meses de junio y julio de 2019, se puso en marcha una prueba piloto similar, el Observatorio de la Sequía de la Terra Alta, pero en aquel caso en fincas tanto de regadío como de secano.
Uno de los sectores productivos más sensibles a los efectos del cambio climático es la vid, un cultivo muy arraigado a la cultura, la historia y la economía del país. En Cataluña, por ejemplo, ocupa 53.000 hectáreas, lo que equivale al 3% de la superficie agrícola, y genera 189 millones de euros.