La cooperativa gallega Lutega es el escalafón intermedio entre la investigación y su aplicación en el cultivo del lúpulo. Concretamente se ubica en la comarca de Betanzos, en el territorio de la Reserva de la Biosfera Mariñas-Betanzos en Galicia, y su objetivo es reintroducir este cultivo en la comunidad autónoma, así como su transformación y comercialización entre los principales productores de cerveza zona. Para ello, y como innovación en sus últimas cosechas, ha utilizado la gama de bioestimulantes de microalgas AgriAlgae de la compañía biotecnológica AlgaEnergy.
Elena Martín Seseña. Redacción
“Lutega surge con el interés de que el conocimiento que está en la investigación revierta en el agricultor y en el campo” apunta Emilio Corral, técnico de producción y transformación del lúpulo en la cooperativa gallega. El Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), dependiente de la Xunta de Galicia, firmó en 2004 un acuerdo de colaboración con la empresa productora de la marca Estrella Galicia, Hijos de Rivera, con la intención de ahondar en el conocimiento del cultivo, promocionarlo entre los agricultores y así fabricar cerveza con lúpulo producido en Galicia. De la transferencia de conocimientos al sector nació esta cooperativa, Lutega, que se une a este convenio de colaboración en 2011, “La acción de Lutega es una iniciativa muy interesante porque permite a los agricultores asociarse a esta cooperativa y avanzar en sus producciones”, apunta Juan Valladares, investigador de lúpulo en el CIAM.
Aunque hoy en día prácticamente todo el lúpulo se cultiva en la provincia de León, existen seis hectáreas en Galicia en producción, concretamente en la provincia de A Coruña – cuatro gestionadas por Lutega y dos correspondientes a la plantación experimental del CIAM –, y otras ocho en preparación, titularidad de la empresa Cosecha de Galicia, de la corporación Hijos de Rivera.
El lúpulo es un cultivo industrial del que se aprovechan los conos florales femeninos y que requiere de cuidados concretos como, por ejemplo, la colocación de estructuras de postes y alambres para que la planta pueda trepar, ya que tiene fuerte dominancia apical, siendo el manejo de la planta en general un tema delicado.
Desde el entutorado, las plantas tienden a crecer enroscándose sobre el tutor con un ritmo que se incrementa con el paso del tiempo y que logra su punto álgido a finales de junio, época en que alcanza la parte superior de la alambrada que puede llegar hasta los seis metros.
Una vez que los tallos han llegado arriba, la planta comienza el crecimiento de las ramas laterales, que finalizará con el inicio de la floración a mediados del mes de julio. La floración tiene una duración aproximada de diez días. A partir de este instante y hasta el momento de la cosecha (desde finales de agosto a primeros de septiembre) se producirá la maduración de los conos florales, consistente principalmente en el incremento del contenido de alfa ácidos y de materia seca.
El entutorado y el secado son dos de los momentos más importantes del cultivo porque de su correcta realización dependerá el desarrollo y rendimiento de la planta y del cono floral. La primera acción se realiza a principios del mes de mayo o incluso antes, y la segunda se produce a finales de agosto o principios de septiembre. Una vez se ha cosechado el cono floral se debe deshidratar lentamente antes de veinticuatro horas (temperatura de deshidratado no superior a 60ºC y no bajar del 7% de humedad).
Condiciones óptimas del cultivo
El crecimiento vegetativo viene dado por la temperatura de la zona en la que se encuentre la planta. Según el experto de producción de Lúpulo del CIAM, cuanto más temperatura más desarrollo de la planta. Con temperaturas frías o precipitaciones altas que producen la bajada de estas, la planta se desarrollará menos. “En este caso, León nos lleva un poco la delantera”, apunta Valladares. El territorio gallego tiene una temperatura media anual ponderada de 14°C. Durante el invierno la temperatura media es de 9°C, la de la primavera de 16°C, la del verano de 20°C y la del otoño de 12°C.
El pH más adecuado del suelo se encuentra entre 6 y 6,5; es decir, en suelos neutros o ligeramente ácidos. En Galicia los suelos son generalmente ácidos o muy ácidos, por lo que se realiza una corrección de acidez. Además, el lúpulo es una planta con altas exigencias de fertilización. Por eso se hace un abonado de fondo aplicando fósforo, potasio y nitrógeno –un tercio de éste, guardando los otros dos para hacer aplicaciones en el momento del crecimiento vegetativo (primeros de junio) y en el inicio de floración (primeros de julio) –.
El lúpulo es una planta que a medida que va desarrollando en los primeros meses es muy sensible a mildiu. Esta es una de las enfermedades más graves del cultivo, ya que hasta en condiciones climáticas favorables puede ocasionar importantes pérdidas en la producción. Normalmente aparece con temperaturas suaves (entre 18-20°C) y elevada humedad relativa (+ del 85%). El oídio también es un problema que se sitúa con mayorriesgo en los meses del verano, con temperaturas algo más altas y, sobre todo, después de cada riego o en días de tormenta. En cuanto a las plagas, los ataques de araña roja o pulgón durante el verano pueden provocar daños importantes en las plantas.
Lutega opta por AgriAlgae Premium Estrés
En su fuerte apuesta por la innovación en la prevención o anticipación a todas aquellas situaciones desfavorables que tengan que ver con el cultivo del lúpulo, como puede ser el estrés de la planta o de pérdidas de cosecha, la cooperativa está muy receptiva y actualizada a los avances que están surgiendo en el mercado, los nuevos productos, nuevas materias activas, etc., para no quedarse atrás y cumplir con su filosofía.
En 2018, en una de las fincas de cultivo de lúpulo, situada en la zona de la Reserva de la Biosfera Mariñas-Betanzos, los técnicos de campo de Lutega detectaron una sintomatología de estrés en las plantas. “Ya que la investigación es cara y ocupa mucho tiempo, decidimos probar AgriAlgae Premium Estrés, un bioestimulante a base de microalgas de la compañía biotecnológica AlgaEnergy, que previamente se había testado y del que teníamos buenas referencias”, apunta Emilio añadiendo que “consideramos que un aporte de compuestos derivado de este producto aplicado por absorción foliar, según recomendaciones de la compañía, sería favorable para remediar el momento de disminución de crecimiento del grupo de plantas en esta parcela”.
AgriAlgae Premium Estrés, uno de los seis productos que componen la gama AgriAlgae Premium, es un bioestimulante agrícola de alta calidad obtenido a partir de microalgas cuyo uso se recomienda en cualquier tipo de cultivo y está especialmente indicado en episodios de estrés abiótico que pueden afectar a la planta y que pueden reducir el rendimiento y productividad del cultivo. Su aplicación, tanto vía foliar como radicular, fomenta las defensas naturales de la planta permitiendo a la misma dar una respuesta rápida y eficaz frente a condiciones adversas.
“Aunque no existen datos científicos porque hasta la fecha no formó parte de un proyecto de investigación oficial, sino que fue más una reacción ante un problema concreto en una de nuestras fincas, en la parte empírica sí que se experimentaron mejoras visibles en las plantas”, declara Emilio. Y es por el buen resultado conseguido, que su ensayo en próximas cosechas se incluye como entre los objetivos del recién creado Grupo Operativo de Innovación de Lúpulo, informa Belén Matilla, interventora de la cooperativa.
Según afirma el técnico, con cuatro aplicaciones de AgriAlgae Premium Estrés a lo largo de un mes (una aplicación semanal), las plantas fueron capaces de llegar a la altura máxima que esperaban para poder afrontar la producción. “La parte más positiva de la aplicación de este tipo de productos es que nos permite tener armas suficientes para hacer frentede una manera más vigorosa a momentos críticos de estrés o una variación en la producción por causas que nosotros no podemos controlar”, destaca Emilio. “Estamos muy satisfechos con AgriAlgae. De hecho, este año estamos realizando un plan de bioestimulación integral en una de las parcelas”, concluye.