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Bagu apuesta por la tecnología moderna en sus Clementinas

Bagu apuesta por la tecnología moderna en sus Clementinas

Marcos Gual, gerente y director comercial de Bagu, es uno de los principales productores y exportadores de cítricos de la Comunidad Valenciana. Trabaja en la empresa familiar que fundó su abuelo en 1920, ubicada en Burriana (Castellón) y especializada en mandarinas de alta calidad de la variedad Clementina Fina. Bagu destaca por su fuerte presencia en mercados europeos (Bélgica) y norteamericanos (EE. UU.), a los que exporta el 90% de su producción.

Elena Martín Seseña. Redacción.

Avalado por la experiencia de tres generaciones y de casi 100 años de historia, Marcos vio en el negocio familiar una gran oportunidad. “Mi padre pensaba que Bagu tenía futuro y quedaba un largo camino por recorrer. Nadie me preguntó si quería coger las riendas de la empresa pero fue una opción muy atractiva para mí, sobre todo por la posibilidad de aprender idiomas y de viajar, todo ello necesario para comercializar nuestros cítricos fuera de España. De alguna manera hemos creído en nuestra empresa, nos hemos reinventado y, por supuesto, hemos tenido la suerte de poder seguir adelante” comenta Marcos.

Y es que para él, no todo ha sido la comercialización, también ha puesto todos sus esfuerzos en la optimización de las técnicas de cultivo para obtener la máxima producción “en mi familia nunca hemos dejado de ser agricultores” destaca.

Bagu cuenta con 250 ha de producción propia

En la actualidad, la compañía cuenta con 250 hectáreas de producción propia, en las que tiene 500 plantas por hectárea y de las que obtiene una producción de entre siete y ocho millones de kilos. Algo que no es muy habitual en esta zona de Castellón, ya que las parcelas siempre han sido especialmente caras. “Los exportadores tradicionalmente en esta zona, salvo en algunas excepciones, han tenido entre un 10 y un 20% de producción propia” confirma el productor. Además, otras 560 hectáreas son producción asociada en forma de Sociedad Agraria de Transformación a través de la S.A.T. La Plana de Burriana, de la que Marcos es presidente.

 

Especialización: la Clementina

“En 1950 mi abuelo fue uno de los primeros que cultivó esta variedad en un huerto muy pequeño con la idea de diferenciarse de otros productores de la Comunidad Valenciana. En aquella época solo había naranjas, y la clementina era un cultivo experimental. Hoy, este tipo de fruta que parecía anecdótica en aquel momento, copa el 40% de nuestras exportaciones de cítricos”, explica Marcos.

Bagu se ha ido centrando en esta variedad y abandonando la naranja, entre otras cosas también porque ha sido un cultivo que se ha adaptado muy bien a las condiciones edafoclimáticas de la provincia de Castellón, en la cual destaca de forma predominante el grupo Mandarino. El 65% se dedica a variedades de media estación (Clemenules, Orogrande y Clementina Fina) para ser comercializadas en los meses de noviembre y diciembre.

“El éxito de la clementina frente a la naranja ha sido, en primer lugar, por la preferencia del cliente hacia un producto muy cómodo de consumir; y, en segundo lugar, porque han ido apareciendo variedades nuevas más tempranas y más tardías, el mercado las ha ido absorbiendo muy bien y hemos alargado nuestro periodo de comercialización” comenta el gerente de Bagu.

Las empresas como la suya deben organizar su mapa varietal y sus necesidades dependiendo de los clientes. “Nuestra tendencia hasta ahora ha sido orientarnos a las variedades precoces y tardías, partiendo de las que ya tenemos, para obtener mejores resultados a lo largo de la campaña”.

En sus plantaciones se ha decidido por la tecnología más moderna para acondicionar una finca de 17 hectáreas y dedicarla a experimentación con el objetivo de mejorar aún más la calidad de sus Clementinas. Este cultivo se realiza bajo malla que resguarda la plantación y mantiene el fruto en perfecto estado hasta su recolección manual. Además, dentro de las prácticas agrícolas que están llevando a cabo en la parcela están probando los resultados de aplicar un control biológico de plagas ya que de manera general, existe una tendencia a incrementar su utilización. “No se trata únicamente del sabor, aspecto o presentación de la fruta, sino también de ofrecer un buen servicio, trazabilidad del producto y seguridad alimentaria. Es por eso que la empresa lucha cada vez más por ofrecer la mejor calidad en aquellos países en los que trabaja” explica el productor.

 

Un fruto cuidado

En Bagu siempre utilizan plantas certificadas sanitariamente. “Nosotros, y estoy seguro que el 99% de los productores, utilizamos plantones de viveros autorizados, bien sea el patrón o la variedad final”, destaca Marcos, añadiendo que “el éxito del cultivo se basa en la elección de la variedad y el objetivo empresarial se centra en complementar tu elenco de variedades con otras que por tu condiciones climáticas no puedes cultivar en tus parcelas, pero que son atractivas para tus clientes y que complementan tu catálogo de productos”.

Cultivo de Clementinas bajo malla

Afortunadamente, según Marcos, no tienen enfermedades muy importantes pero el aumento de las plagas de este cultivo está siendo cada vez más considerable. “La que más afecta es la araña roja, dado que los depredadores naturales no son suficientes para su control y cada vez nos encontramos con menos materias activas disponibles. La mosca del mediterráneo también es un problema en esta zona, y en función de la climatología de cada año concreto, esta plaga presenta mayor o menor virulencia. Otra que ha reaparecido es la mosca blanca. Y como plagas nuevas está el Cotonet de les valls, Delottococcus aberiae, de origen genético sudafricano, y la Triple orquídeaseñala Marcos.

El mayor coste en las plantaciones es la mano de obra (un 40%). Las parcelas son pequeñas y muy difíciles de mecanizar, además de que el cultivo exige una recolección y poda manual. “Para ser competitivos en Europa necesitamos una fruta limpia, muy homogénea en tamaño y color y con un aspecto externo perfecto. El mínimo roce al fruto hace que sea considerado como destrío, por lo que tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de manipularlo, siendo imposible su recolección mecanizada con los medios disponibles hoy en día” destaca Marcos, y explica que siendo su objetivo elaborar fruta fresca, ésta tiene que ser visualmente adecuada, elaborada de manera sostenible y de primera categoría.

El consumo hídrico de este cultivo está alrededor de 5.000 a 6.000 m3 por hectárea al año y el 90% es riego por goteo para optimizar al máximo este recurso. Dependiendo de la parcela, la tecnología que se utiliza es diferente pero siempre la más moderna. De esta manera, “podemos regular la cantidad y controlar los tiempos con más exactitud” confirma el productor.

 

El verano se alarga para el cítrico

La situación actual del mercado de los cítricos pasa por un momento en el que se ha experimentado un incremento de la producción y un retraso del inicio de la recolección debido a la climatología particular de este año, lo que ha provocado una concentración de oferta en un periodo de tiempo demasiado pequeño. Esto ha provocado el hundimiento de los precios, llegando hasta el punto de que muchas cosechas se han quedado en los árboles debido a que el coste de recolección supera al de venta del producto.

Tecnología ligada a la maquinaria en almacén

Según ha explicado Marcos, el inicio de la primavera hacía pensar en que las condiciones para el árbol iban a ser óptimas, pero después las temperaturas en verano no han acompañado como se esperaba, haciendo que los cítricos maduraran más lentamente de lo esperado. “No se puede decir que esta situación haya sido causada por el cambio climático. Es verdad que hay una ligera sensación de que el invierno tarda cada vez más en llegar y esto provoca cambios en el comportamiento de las plantas, pero a mi parecer, el problema de caída de precios este años se debe más a un desequilibrio entre la oferta y la demanda que al ciclo del cultivo en sí mismo” ha opinado.

 

De la mano de la innovación

Bagu ha invertido en tecnología ligada a la maquinaria en almacén. Se han robotizado y tecnificado los procesos de clasificación, envasado y tratamientos de limpieza con tecnología de empresas españolas, probadas y con garantías de eficacia, las cuales se están empleando ya en Estados Unidos. “Tenemos unos clientes que exigen una elevada calidad y seguridad del producto. En este caso, solo utilizamos tecnología que mime la fruta, optando por tratamientos mínimos y más eficaces, teniendo en cuenta que nuestra fruta tarda entre 15 y 20 días en llegar a su destino y el producto tiene que llegar en su punto óptimo de maduración” destaca el gerente de Bagu.