El big data ha dejado de ser una tendencia para convertirse en realidad palpable en la agricultura de Almería, donde ha llegado para quedarse. Gracias al análisis y tratamiento de los datos ya es posible anticiparse a lo que va a demandar el consumidor, saber antes de tiempo a partir de qué fecha subirán las ventas de un determinado producto fresco o predecir con bastante exactitud qué sembrarán los agricultores en la siguiente temporada. Ninguno de estos ejemplos es una hipótesis futurista, sino acciones habituales en el trabajo diario del equipo humano que compone AGrowingData, una joven empresa almeriense que ha registrado un espectacular crecimiento en sus cortos pero intensos dos años de vida.
Armando García. Periodista
Manuel Valverde, ingeniero agrícola almeriense, no podía imaginar hasta dónde le llevaría un curso sobre big data que hizo en la Universidad Autónoma de Madrid mientras trabajaba en una multinacional de semillas en Italia. De aquel curso surgieron muchas ideas y muchos contactos, como el del experto Javier Borondo. Hoy, Manuel y Javier son los fundadores de AGrowingData, con oficinas en Almería y Madrid y con una cartera de clientes localizados en varios continentes.
Hace dos años, una primera ronda de visitas a empresas del sector hortofrutícola presentes en Fruit Attraction fue suficiente para comenzar a trabajar. Las primeras líneas de trabajo de AGrowingData se centraron en la elaboración de aforos de producción y estudios para analizar la demanda de producto. Desde el principio, AGrowingData se ha especializado en llegar más allá de la simple recopilación de datos en diferentes fuentes. La empresa llega más lejos. Con el objetivo de aumentar la fiabilidad de sus previsiones invierte muchos recursos en obtener grandes volúmenes de datos sobre el sector.
Gracias a su particular método de trabajo, AGrowingData comienza a ser muy conocida por ser capaz de analizar la forma en que los agricultores toman sus decisiones. No es tarea fácil, porque a la información técnica sobre el desarrollo vegetativo de los cultivos y sobre las incidencias climatológicas hay que añadir algo más. “El factor humano es impredecible, pero sí es cierto que existen determinados parámetros que hacen posible anticiparse a lo que va a suceder. Por ejemplo, ya sabemos que los precios en origen de la campaña anterior y el grado de incidencia de los virus marcarán la rotación de cultivos al año siguiente, algo que será decisivo para predecir el volumen de producción de cada una de las frutas y hortalizas que saldrán de los invernaderos almerienses”, asegura Manuel Valverde.
Inteligencia de negocio
Hasta el momento, el perfil que más demanda los servicios de big data se corresponde con una gran empresa agroalimentaria. Lo habitual es que sean empresas que ya cuentan desde hace tiempo con departamentos de inteligencia de negocio. “La mayoría de nuestros clientes ya saben interpretar y valorar datos y no hay que convencerlos de la importancia estratégica que tiene la información”, añade Manuel Valverde.
Multinacionales de semillas, empresas de la industria auxiliar de la agricultura y los buques insignia de la comercialización ya han incorporado el big data como un recurso más en sus estrategias de toma de decisiones y mejora de la competitividad.
En sus dos años de funcionamiento, AGrowingData ha demostrado que los beneficios del big data repercuten positivamente en todos los eslabones de la cadena alimentaria. Para el agricultor, el big data supondrá ir un paso más allá de la agricultura de precisión al ofrecer importantes ventajas que mejorarán su trabajo diario. La introducción de sensores de última generación en la finca y conectados a la nube ya permite automatizar procesos y reducir costes de mano de obra. Con la llegada del big data, el agricultor podrá además encontrar el punto óptimo de producción con los mínimos recursos necesarios.
Para la comercialización, el big data permite elaborar aforos de producción muy precisos. Ya es posible conocer con varias semanas de antelación la cantidad exacta de producto que entrará al almacén. En el caso de productos muy estacionales, como el melón o la sandía, gracias al big data se puede ajustar al máximo la recolección en campo y adaptarla a las fechas más propicias que se correspondan con los picos de demanda real de los consumidores. “El big data es una herramienta muy poderosa para organizar mejor la comercialización y, lo más importante, para evitar saturar el mercado y en consecuencia mejorar la capacidad de negociación con las cadenas de distribución”, explica Valverde, CEO de AGrowingData.
Los usos del big data para la distribución no son menos interesantes. Las cadenas de supermercados sufren cada año enormes pérdidas económicas a consecuencia de los productos con menos rotación y que se venden menos. “La distribución necesita saber con antelación cuál va a ser la demanda real de productos frescos y cuál será en función del precio el producto sustitutivo más demandado”, asegura el CEO de AGrowingData. Esta empresa almeriense ya está analizando para grandes cadenas cuál es el rango de temperatura necesario que debe registrarse para que se genere una demanda real de determinadas frutas de temporada. Con su estudio, las cadenas de supermercados conocerán con antelación el comportamiento del consumidor observando solo la evolución de la meteorología. “Sabrán a ciencia cierta cuándo deben tener un determinado producto de temporada en sus tiendas, ni antes ni después”, asegura Valverde.
En su corto recorrido, el equipo de AGrowingData ha crecido. Ahora son más de diez personas colaborando con la empresa a través de sus dos sedes en España. Las expectativas son inmejorables, ya que los creadores de este laboratorio de información estratégica son conscientes de que el big data es una realidad que ha llegado a la agricultura para ayudar al productor, al comercializador y al distribuidor.
“No hay que tener mucha imaginación para intuir la increíble capacidad de organización que puede llegar a tener un determinado sector cuando se cruzan datos aportados por los diferentes eslabones de la cadena y se llevan a cabo análisis comparativos”, añade Manuel Valverde, quien está plenamente convencido de que en poco tiempo una zona como Almería mejorará sustancialmente la calidad y rentabilidad de sus producciones, porque los modelos de éxito conseguidos por unos pocos agricultores podrán ser replicados para el resto.