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Agroberry, la zarzamora de Castilla y León

Agroberry, la zarzamora de Castilla y León

Ubicada en un entorno natural a orillas del Esla, concretamente en Almendra del Pan, provincia de Zamora, se encuentra la empresa de Nuria Álvarez, Agroberry. Nieta e hija de agricultores ha decidido apostar por la zarzamora cultivada en regadío. Todo un reto que para ella se ha convertido en su presente, ya que ha explicado que desde que empezó el proyecto en 2015, le dedica la mayor parte de su tiempo.

Elena Martín Seseña. Redacción.

Nuria Álvarez es periodista y MBA, trabajó de redactora en empresas de comunicación de Salamanca y de Madrid, lo que compatibilizó con la preparación de un Máster en Dirección y Gestión de Empresas (MBA) para tener más oportunidades laborales. Con la crisis, la empresa donde trabajaba en Madrid quebró y decidió trasladarse a Dublín para encontrar otras opciones y mejorar su inglés. Sin saberlo, esta decisión se convertiría pasado un tiempo en el comienzo de un proyecto propio muy ambicioso.

En unas vacaciones de vuelta a la localidad zamorana, la periodista, que en aquel momento trabajaba en un departamento de Marketing en Dublín, empezó a tener inquietudes por la creación de su propio negocio. Inmediatamente valoró las posibilidades para llevarlo a cabo en España, en su tierra, junto a su familia y amigos. Dándole muchas vueltas, consiguió dar forma al proyecto y ponerlo en marcha en 2015 apoyada por el know-how, las ganas y la vitalidad de Agripino Álvarez, su padre.

Este año Nuria ha recibido el premio a la Excelencia en la Innovación en la actividad agraria de manos del ministro de Agricultura, Luis Planas y la directora general de Desarrollo Rural, Isabel Bombal.

El reto de Agroberry

Agroberry es una joven empresa familiar especializada en la producción de zarzamora, que nació por el convencimiento de la tercera generación de una familia de agricultores de cambiar la tendencia en la agricultura de la zona y la de crecimiento en el mercado por la vida “eco” y saludable.

Con una explotación de dos hectáreas, la empresa se encuentra todavía en fase de crecimiento. Aunque de momento no trabaja a pleno rendimiento, Nuria está muy contenta e ilusionada con el negocio que ha creado, el cual, cada año va ampliando. Empezó con 400 plantas de zarzamora y, en la actualidad, ya tiene 1.800 plantas, casi una hectárea, pero su objetivo es llegar a más de 4.000 y así completar todo el terreno del que dispone. En este caso, las estimaciones de vida útil de la planta son de diez años, pero todo depende de cómo trates a la planta a lo largo de ese tiempo, ha explicado Álvarez con el deseo de que a ella le duren más. La producción recogida esta última campaña (2018) ha sido de dos toneladas.

La plantación se encuentra en una parcela de secano, por eso Nuria ha tenido que introducir el riego por goteo en sus hectáreas, lo que le ha supuesto una gran inversión inicial, junto con el acondicionamiento de las plantas al sistema de conducción en espaldera. “Todos los años amplío la plantación, por eso cada año tengo que invertir en las ampliaciones llevadas a cabo” ha apuntado la agricultora.

Desde un principio, Nuria pensaba en plantar arándano, pero finalmente se decantó por la zarzamora porque, dentro de los cultivos de frutos rojos en España, era el que menos superficie tenía, aunque también tuvo en cuenta su menor complejidad. Por otro lado, los primeros análisis de suelo que hizo mostraban terrenos con un pH muy alto, por ello siempre habían estado dedicados al cultivo de cereal. Por lo que la zarzamora era la que, entre todos los berries, mejor se adaptaba a las características del terreno.

Álvarez ha destacado que este tipo de cultivos no están presentes en la zona norte de España. Solo en Asturias y Segovia hay alguna explotación, pero casi toda la superficie cultivada se encuentra en el sur, concretamente en Huelva. El principal problema de la zona norte es la gran humedad que existe, lo que provoca que las moras se estropeen y que el cultivo sea muy difícil de mantener.

Las necesidades del cultivo

La zarzamora necesita un clima equilibrado, suele estar habituada a temperaturas templadas y húmedas, es sensible al calor y a la sequía. Según ha destacado Nuria, que presume de tener la plantación al aire libre, es que el exceso de lluvia puede provocar asfixia radicular, pero de la misma forma a este cultivo le afectarán los golpes de calor.

La agricultora ha afirmado que lo bueno de no tener el cultivo protegido es que su fruta madura al sol y, además de conseguir un calibre mayor, el sabor es único. También ha reconocido el inconveniente de cultivar sin cubierta, y es que, de esta manera, no puede controlar los factores climatológicos y el riesgo de pérdida de cosecha es más alto. Por la experiencia que tiene de estos años, Nuria ha afirmado que en invierno la planta aguanta bastante bien y lo que a ella le preocupa más es que le sorprenda la lluvia, el granizo o, incluso, el viento, en plena floración. Según ha comentado Nuria, “a día de hoy no he tenido grandes pérdidas, pero estoy un poco preocupada por lo que pueda pasar en la próxima campaña debido a la inestabilidad del tiempo de este año”.

Nuria incorpora dos variedades de zarzamora en invierno, siendo ideal la plantación en marzo, pero dependiendo de las lluvias de cada año, se puede adelantar a febrero o retrasar a abril. La recolección se realiza de forma manual normalmente entre la última quincena de junio y la primera de julio. “Por ejemplo, este año la cosecha la empecé a principios de julio, pero en 2017, arrancamos a finales de junio porque se adelantaron las altas temperaturas del verano”. Nuria ha destacado que lo más importante es saber el momento exacto de recogida “lo que diferencia a las variedades que cultiva es el momento de recolección, una temprana y otra tardía, de esta forma me da tiempo a acabar con una y seguir cosechando la otra. Por otro lado, al ser aún plantas nuevas no he tenido ningún problema de plagas, ni he utilizado hasta ahora ningún producto fitosanitario”.

Objetivos de la empresa

Nuria ha confirmado que es consciente de que, si hubiera ido más rápido en términos de negocio, y se hubiera embarcado en más cosas, Agroberry estaría en otra etapa más avanzada, pero, por una cuestión de gestión y también económica, ha afirmado que está creciendo a su ritmo, abarcando lo que puede junto con la ayuda de su familia. De esta forma, ha destacado que así ella puede controlarlo todo y disfrutar de ello mucho más.

La agricultora ha visto en la producción de zarzamora una buena oportunidad de negocio. En España, en comparación con Europa, el consumo de frutos rojos era bajo, pero desde hace unos años hasta ahora se está produciendo un aumento. Según destaca Nuria, “en la actualidad hay muchas más hectáreas de moras que cuando empecé el proyecto en 2015 y la competencia era menor”.

Además de estar en el campo, realizando las labores de cultivo, su trabajo también se compone de buscar financiación. “La inversión que ha conllevado y que conlleva año tras año la plantación, en relación sobre todo a las instalaciones, es bastante considerable. Ahora estamos poniendo en marcha la construcción de una nave y requiere un gran esfuerzo económico que, aunque a largo plazo, esperemos amortizar” ha explicado Nuria.

Producto vs mercado

Según ha explicado Nuria, la idea desde un principio ha sido comercializar la fruta fresca en temporada. El objetivo de Nuria, y lo que diferencia la calidad de la marca Agroberry frente a otras marcas, es que las distintas variedades de zarzamoras que cultiva llegan directamente de la finca a los hogares, entre los meses de junio, julio y agosto, que es cuando las moras están en su mejor momento: en el punto óptimo de maduración. Principalmente, el destino de la producción de Agroberry es hacia el consumidor final, aunque también distribuye en el canal Horeca.

“Mi interés es expandirme cada día más, pero en cuanto a producción voy poco a poco, no quiero perder la esencia de la línea de máxima calidad. No me merece la pena vender en lineales, prefiero vender menos y bien” ha apuntado Nuria.

En cuanto a la exportación, ha comentado que aún no tiene la cantidad suficiente de producción como para sacar su producto fuera de España. “De momento con dar salida al producto a nivel nacional me conformo” ha concluido la agricultora.

A lo largo del año, una vez terminada la temporada, Agroberry comercializa la fruta de forma congelada, hace su propia mermelada y también están trabajando en un acuerdo de colaboración con varias bodegas y empresas del sector agroalimentario para sacar al mercado los “chupitos” y la miel de zarzamora. Todo ello con el objetivo de seguir en la línea de “producto gourmet”. Según ha compartido la periodista “nuestro interés es sacar varias líneas de productos siempre de zarzamora o con base de este fruto para poder trabajar también durante todo el año”.